Errejón será el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid
Lo suyo no pudo ser. Ni por asalto ni por consenso. Iglesias le ganó y ahora su próximo núcleo irradiador tendrá que girar en torno a la Puerta del Sol, debajo justo del famoso reloj y frente a la baldosa que a algunos turistas hace sentir en el mismísimo epicentro de España. Iñigo Errejón emprende un nuevo viaje. Esta vez al kilómetro 0.
La decisión está tomada y consensuada. Se anunciará en breve en un acto e el que participarán Iglesias, Errejón y el secretario general de Madrid, Ramón Espinar. El que fuera número dos de Podemos será el próximo candidato de los morados a la Comunidad de Madrid -primarias mediante, claro- y después de rechazar la posibilidad de ocupar el cartel al Ayuntamiento capitalino, que fue la primera oferta que le planteó el líder de su partido. Será que el politólogo es más de municipios que de distritos, que prefiere lo autonómico a lo local o que, quizá, se vea más de presidente -aunque sea regional- que de alcalde, por muy importante que sea el Consistorio.
Pudo haber aceptado la propuesta tras el verano pasado, que fue la primera vez que habló del asunto con Pablo Iglesias, cuando éste tuvo algo más que indicios de que pretendía crear su propio partido dentro del partido y le planteó la oportunidad de que se curtiera en la política local, sumara experiencia de gestión con una victoria de la izquierda y se colocara así el primero en la rampa de salida para cuando se abriera en Podemos la sucesión del actual secretario general.
Errejón nunca rechazó el ofrecimiento, sino que lo dejó en “stand by” a la espera del resultado de Vistalegre II. Fue así como aceptó el primer pulso (las primarias de Madrid), el segundo (la consulta de diciembre) y el tercero (la Asamblea Ciudadana), siempre convencido de que su fuerza era homologable a la del número uno y su proyecto, más certero para el asalto a los cielos del poder, en este caso, el orgánico. Erró en el cálculo. Y, tras su derrota, el final estaba escrito: los dos no podrían convivir ya en el mismo espacio político. No compartían modelo organizativo, ni estrategia ni equipos, por lo que la cohabitación se antojaba difícil, cuando no imposible.
Pero como dice Iglesias que la paz siempre se construye sobre los resultados de una guerra, es probable que la concordia entre ambos vuelva cuando cada cual ocupe un universo distinto, uno en la arena nacional y el otro en la política madrileña.
La operación ha sido consensuada con el secretario general de Madrid, Ramón Espinar, que ha entendido la decisión de Iglesias no sólo como una salida necesaria para garantizar la paz en Podemos, sino como una oportunidad de que la izquierda recupere Madrid, tras más de 20 años de gobiernos de la derecha. Ya en 2015 y con un candidato desconocido entonces como era José Manuel López, PSOE y Podemos sumaron 64 escaños, tan sólo uno por debajo de la mayoría absoluta.
Quien más reparos han puesto a que Errejón se mida con Cristina Cifuentes han sido los anticapitalistas, que tras el congreso de Madrid que enfrentó a Rita Maestre con Espinar vieron reforzada su influencia tras una alianza con el sector “pablista” que resultó decisiva para decantar la batalla en favor del hoy secretario regional. Desde entonces, cambió su estatus interno al convertirse en apoyo sustancial de Iglesias en su disputa con Errejón. De ahí que la operación Kilómetro 0 para Errejón precise, además de unas primarias previas, una candidatura de unidad. Hasta este extremo está ya hablado. Y todo a dos años vista de las próximas municipales y autonómicas.