España quiere turistas gastronómicos dispuestos a gastar más

España quiere turistas gastronómicos dispuestos a gastar más

CELLER DE CAN ROCA

Algo más de ocho millones de turistas extranjeros vinieron el año pasado a España sólo para comer bien. "Esto no lo tiene ni Estados Unidos", afirma Fernando Gallardo, probablemente uno de los tres mayores expertos en el sector hotelero del mundo, que ahora vive en Nueva York. Gallardo, que además es fundador del suplemento El Viajero del diario El País, está impresionado con las cifras del turismo gastro: "Todos tenemos que ser más exigentes porque realmente este tipo de turismo, el de los que viajan para comer bien, es el único que puede ayudar a desestacionalizar el famoso sol y playa que nos ha llevado a tener casi 76 millones de turistas extranjeros en el año 2016".

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Este dato marca un récord histórico de visitantes internacionales aunque también hubo mucho movimiento de viajero nacional que, sumado al anterior, arroja la cifra de 116 millones de turistas —personas que han hecho gasto efectivo— durante el pasado año. Y no sólo hemos tenido más turistas, también se ha incrementado el gasto por persona, hasta los 1.023 euros, lo que indica que la clase media europea escoge España como objetivo vacacional.

"Nosotros no podemos competir en lujo", afirma Gallardo. "Quizás en diez años Ibiza consiga ser un lugar de verdadero turismo de lujo gracias a los Matutes —familia que controla gran parte de las empresas del sector en la isla—, donde se paguen los intangibles que no cuestan dinero, como la tranquilidad, el silencio o el aislamiento". Pero nuestro país no es ni de aislarse ni de buscar silencios cuando la gente está de vacaciones. "En España no es posible alcanzar los retos de incrementar el gasto, porque en realidad el turista que viene no quiere más calidad en las instalaciones, no quiere mejores hoteles, quiere hoteles normales, a precio bajo, comer relativamente bien e ir a la playa".

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CONSEGUIR EL EQUILIBRIO PLAYA Y LUJO

Esta receta de turismo de sol y playa es el motivo por el que resulta difícil romper con la estacionalidad. Sólo parece posible con el ingenio de las estrellas Michelin. También hay que añadir que el viajero que viene a España e incluso el propio español saben que las infraestructuras públicas y la atención hospitalaria son realmente extraordinarias, y eso es un punto a favor para lograrlo.

Para Fernando Gallardo, las empresas españolas son más competitivas porque los costes se han controlado tanto que no les merece la pena apostar por un tipo de turismo de mayor nivel, salvo en zonas muy específicas y con un planteamiento a medio plazo. La cadena hotelera Meliá lo está intentando en la Playa de Magaluf en Mallorca haciendo una gran inversión. Se trata de un movimiento muy loable, aunque se necesitan más iniciativas similares. "Creo que Meliá lo está haciendo muy bien en este aspecto, se trata de un plan privado y no del famoso POT —Plan de Ordenación Hotelero— de hace dos décadas que fracasó rotundamente".

A juicio de Gallardo, lo importante ahora mismo es "mantener el equilibrio en el turismo de masas e ir apostando por zonas estratégicas en donde se pueda producir un 'esponjamiento' racional del sector con iniciativa privada y ver qué sucede en unos diez o quince años".

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