Cómo Noruega está liderando el camino hacia un planeta más verde
Desde ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO hasta presumir de las afiladas rocas de las islas Lofoten y de sus fiordos de color verde esmeralda. Por estos y otros motivos es fácil entender porqué Noruega es uno de los faros que sirven de guía a la hora de proteger nuestro planeta. A pesar de que su población ronda solo los cinco millones de habitantes —un porcentaje mínimo respecto a la población mundial—, el país ha superado todas las expectativas en lo que se refiere a la lucha contra el cambio climático. Recogemos algunas de las medidas que el país está tomando para encabezar la preservación del medioambiente.
Noruega quedará libre de emisiones de dióxido de carbono en 2030
Hace tan solo unos meses, el Parlamento Noruego aprobó un plan para conseguir la neutralidad climática en 2030, dos décadas antes de lo que tenía previsto. El gobierno ha puesto en marcha un programa para acelerar los recortes de dióxido de carbono y de comercio con carbono para reducir las emisiones en las zonas más contaminadas del país, aquellas donde se sitúan las industrias de combustibles y gases, que está previsto que desaparezcan en un futuro próximo (recientemente, Irlanda también señaló su intención de abandonar los combustibles fósiles).
Cero tolerancia ante la deforestación
A los noruegos les encanta ser los primeros en conseguir un objetivo. El año pasado, los líderes políticos del país aprobaron una medida para prohibir los contratos públicos que contribuyan a la deforestación de los bosques; es el único país que lo ha hecho. Tiene todo el sentido ya que los árboles crecen y se extienden por todo el país. Noruega también promociona proyectos similares en Brasil e Indonesia. Además de todas estas medidas, el país destinó un billón de dólares para salvar sus bosques.
Agua es sinónimo energía
En 2017, la energía hidráulica es algo normal para los noruegos, que cuentan, hasta el momento, con 275 estaciones. Según la Asociación Internacional de Energía Hidráulica, éstas suponen aproximadamente el 99% de la producción de energía en el país.
Coches verdes, energía verde
Aunque con un poco de retraso respecto a otros países europeos en cuanto a los niveles de emisiones de dióxido de carbono, Noruega está acelerando el ritmo. Actualmente tienen un plan en proceso, a la espera de ser aprobado, con el que el país pretende prohibir la venta de coches que funcionen con energía derivada de combustibles fósiles a lo largo de la próxima década y que todos los vehículos en circulación en 2025 se alimenten de energías verdes. Siendo uno de los países líderes mundiales en coches eléctricos per capita —acaban de convertirse en el cuarto país del planeta en tener alrededor de 100.000 unidades en las carreteras—, estos planes parecen realistas. Además, esta año pusieron en marcha una medida que ha comenzado como un hecho puntual, pero que planea aplicarse en más ocasiones: la capital del país, Oslo, por la que circulan alrededor de 14.000 coches eléctricos, prohibió los vehículos de diesel durante dos días en enero de 2017.
Siente el viento, siente la energía
Noruega ha programado una iniciativa para triplicar su capacidad de energía eólica para el año 2020, con una inversión de 3 billones de dólares para el sector desde 2013. En un esfuerzo por apoyar una economía sin petróleo, también se anunció una estrategia para construir el mayor proyecto terrestre de energía eólica de Europa. Comprenderá seis parques eólicos —que juntos combinan una capacidad de 1.000 megavatios— y será el cuarto más grande en todo el mundo.
Preocuparse por el cambio climático está tan integrado en la cultura Noruega que piensan que la conservación del medioambiente es responsabilidad de cada uno de nosotros. Lo que sí es cierto es que el país nórdico está enseñando al resto del mundo cómo hacerlo. Ahora solo queda que los demás sigamos su ejemplo.