El poder de la dieta mediterránea, y el aceite de oliva, en la prevención del cáncer
La medicina y la investigación han logrado grandes avances en la lucha contra el cáncer en los últimos años: se han descubierto terapias más efectivas, procedimientos quirúrgicos menos invasivos, técnicas más eficaces de prevención. En definitiva, se ha mejorado el tratamiento y la esperanza de vida de aquellas personas afectadas por un tumor.
Pero queda mucho terreno por ganar en lo que se refiere a evitar la enfermedad. Es por eso que el Día Mundial Contra el Cáncer de este 2017 hace hincapié en la prevención. Es el arma más potente para evitar que sigan viéndose superados los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la expansión de la enfermedad: 22 millones de casos anuales en las próximas décadas.
Ya hace años que diversos estudios pusieron de relieve que la prevención básica, la que consiste en tener hábitos de vida saludables, podría evitar el 40% de esos nuevos casos. En España, sin embargo, las estrategias para evitar los factores de riesgo siguen siendo una asignatura pendiente.
Una razón de este retraso es que se ha ignorado durante mucho tiempo a aquellos que están en mejor disposición para prevenir el cáncer y adquirir mejores hábitos de vida: los niños y los adolescentes. La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) ha entrevistado a más de 1.700 docentes de todo el país para saber qué educación para la salud reciben esos jóvenes, y las conclusiones no son esperanzadoras.
El 31,42% de los estudiantes de secundaria han fumado alguna vez en el último año; uno de cada tres ha consumido alcohol en forma de atracón; el 41,3%5 de los niños entre 6 y 9 años tienen sobrepeso u obesidad. Y todos estos niños apenas reciben una hora de educación para la salud en el 60% de los centros educativos españoles.
El último dato, relacionado con la obesidad, es particularmente preocupante por dos motivos: la sociedad española está equivocada respecto al sobrepeso como causa de riesgo en el cáncer (el 74% piensa que es bajo o muy bajo) y no está siendo capaz de frenar la obesidad a pesar de la dieta mediterránea.
CÓMO AFECTA LA OBESIDAD AL RIESGO DE CÁNCER
Los oncólogos han advertido durante años de que la acumulación de grasa está relacionada con la aparición de cánceres tan comunes como el de mama o el de colon. Sin embargo, la estrecha relación entre los kilos de más y la posible aparición de tumores nunca había quedado tan clara como a mediados de 2016.
Fue entonces cuando la OMS publicó un estudio elaborado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en la que se afirmaba que había “evidencia suficiente” para ligar el exceso de peso con tumores de cardias gástrico, de hígado, de vesícula, de páncreas, de ovario, de tiroides, de meningioma y también con el mieloma múltiple.
Los autores del estudio también afirman que la relación entre sobrepeso y cáncer en niños, adolescentes y jóvenes de hasta 25 años es similar a la que se observa en adultos.
LA IMPORTANCIA DE LA DIETA MEDITERRÁNEA
Es un patrón de alimentación que incluye un elevado consumo de verduras, frutas, legumbres, patatas, aceite y pescados y un bajo consumo de zumos y bebidas calóricas.
CÓMO PUEDE AYUDAR A PREVENIR EL CÁNCER
Un proyecto dirigido por Marina Pollán, del Centro Nacional de Epidemiología, halló que la dieta mediterránea puede suponer un 30% de protección adicional de las mujeres frente al cáncer de mama. La investigadora, con el apoyo de la AECC, investiga ahora “estilos de vida saludables y calidad de vida en mujeres con cáncer de mama”.
Su proyecto tiene como objetivo analizar en las pacientes “el grado de cumplimiento de las recomendaciones cinco años después del diagnóstico, los cambios en el estado de salud auto percibida y el impacto que las recomendaciones tienen sobre la salud, la reaparición del tumor y la supervivencia de las mujeres”.
Pero la dieta mediterránea no sólo puede resultar beneficiosa contra el cáncer de mama. Se trata de un patrón de alimentación que tiene como base el aceite de oliva. Y ésa es la clave.
En un estudio publicado en 2015 en Mollecullar and Cellular Oncology, Paul Breslin, David Foster y Onica Legendre promovieron una explicación para el modo en el que los componentes del aceite provocan la muerte de las células cancerígenas. El oleocantal, uno de los compuestos de ese aceite, quiebra el lisosoma de las células malas y provoca su muerte en un plazo muy breve de tiempo.
Ésa es la pista que sigue ahora la ciencia, intensificada por el descubrimiento reciente de que las grasas saturadas favorecen la metástasis del cáncer.