La infancia en el mundo: por qué es importante que hagas algo y que lo hagas ya
"No comparto la decisión de Estados Unidos. No somos terroristas, somos seres humanos". Son las palabras de Osama, que responde con una madurez impropia de su edad a la pregunta de qué opina sobre el nuevo presidente de EEUU y su decisión de vetar la entrada al país a los musulmanes. Tan clara como es su respuesta es la meta que asegura que tiene: ser médico porque "mucha gente" le ha ayudado y él quiere hacer lo mismo. Lo tendrá difícil: tuvo que dejar todo atrás junto a su familia huyendo del Estado Islámico y ahora vive junto a ellos en el campo de refugiados de Harsham (cerca de Erbil, en el Kurdistán iraquí). Pero no pierde la sonrisa y hasta demuestra sus dotes de break dance ante las cámaras.
Myrna y Osama durante la conexión online
Osama tiene 14 años y es uno de los dos niños con los que ha conectado online Unicef durante el acto de presentación de su informe Acción Humanitaria para la Infancia 2017. Junto a él estaba Myrna, de 11 años, que quiere ser abogada o profesora. Los dos han escapado del terror y viven en el mismo campo de refugiados. Ambos coinciden: lo que más agradecen es haber podido volver a la escuela y jugar con sus amigos. Es la manera con la que Unicef ha querido lanzar el mayor SOS de su historia, mostrando la realidad de dos niños que simbolizan la de millones del mundo. Todos necesitan que les presten atención, que se les recuerde y se les ayude. Son víctimas de guerras, catástrofes humanitarias, crímenes... Y el día a día hace que sus desgracias caigan en el olvido.
MAL MOMENTO INTERNACIONAL
Para poner énfasis en la urgencia de la situación, en el informe se denuncia que uno de cada cuatro niños vive en países afectados por situaciones de emergencia y se señala que las ayudas de las organizaciones deben estar orientadas "no sólo en el corto plazo sino al largo plazo". El documento ha sido presentado en la Fundación Telefónica por Carmelo Angulo Barturen, presidente de Unicef Comité Español, que ha lanzado el mayor llamamiento de fondos de su historia, por valor de 3.300 millones de dólares (unos 3.080 millones de euros), para atender a 48 millones de niños que viven en situaciones de crisis humanitaria en 48 países, lo que equivale a toda la población española. Esto significa que Unicef concentra geográficamente los recursos, pues en 2016 se solicitaron 2.600 millones de euros, para atender a 73 millones de personas en 63 países.
El llamamiento para recaudar los fondos, 500 millones más que lo que solicitó en enero de 2016, se produce en un nefasto contexto internacional: la administración Trump tiene entre sus planes el recorte de "al menos" un 40% de las contribuciones voluntarias que a la ONU y otros organismos internacionales. No es una cuestión menor: EEUU es, precisamente, el mayor donante del Fondo para la Infancia.
Consciente de ello, esta agencia de la ONU insiste en que su objetivo para 2017 es el de proporcionar a los menores acceso a agua potable, nutrición, educación, salud y protección. E indicen en que alrededor de 535 millones de niños viven en países afectados por conflictos o desastres naturales y muchos de ellos han visto sus hogares, escuelas y comunidades convertidos en ruinas, por lo que "sus sueños y su futuro penden de un hilo" en naciones como Irak, Yemen, Siria, Sudán del Sur y Nigeria.
Así, en el informe se detalla la situación humanitaria mundial a finales de 2016 y algunas de las mayores crisis que afectan a los niños y a sus familias:
Estas cifras por países no son datos sin más: muestran la realidad a la que tienen que hacer frente millones de niños. Y si no se hace algo ya, la crisis empeorará. Según Unicef, en 2017 cerca de 7,5 millones de niños sufrirán desnutrición severa aguda en casi todos los países recogidos en el llamamiento, incluyendo cerca de medio millón de niños en el noreste de Nigeria y otro medio millón en Yemen.
Desde la ONG también se recuerda cómo la atención de las crecientes crisis humanitarias, también las provocadas por desastres naturales, tienden a acaparar los presupuestos de las agencias de la ONU en detrimento de los programas de desarrollo. Eso es algo que ellos quieren evitar. "Nuestra respuesta no sólo debe satisfacer las necesidades inmediatas; también debe abordar los desafíos del desarrollo a largo plazo, reconociendo que la forma en que respondemos a las situaciones de emergencia establece las bases para el crecimiento y la estabilidad en el futuro", señala en la presentación del informe Anthony Lake, director ejecutivo de Unicef. Por eso, la organización considera prioritario financiar programas educativos, a los que calcula que destinará un 27% de lo que recaude. ¿El objetivo? Que 9,2 millones de niños accedan a formación formal y no formal.
Durante la presentación del documento y en el propio texto también se pone especial interés en las dificultades que en los países afectados se tiene para el acceso al agua potable y sistemas de saneamiento, así como la promoción de la higiene personal. Esa es la segunda área en la que la organización quiere focalizarse este año. Quiere llevar agua potable "para beber, cocinar y asearse" a 19,3 millones de personas. A ello destinará el 21% del presupuesto que espera recaudar.
Todo ello siempre con el mismo objetivo: proteger a todas las víctimas y especialmente a los niños. Ellos son, en definitiva, la esperanza del mundo.