Cerca de 30 congresistas demócratas boicotearán la toma de posesión de Trump
Casi una treintena de congresistas demócratas han expresado su intención de no acudir a la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, muchos de ellos en solidaridad con el miembro de la Cámara de Representantes John Lewis, al que el magnate ha criticado este sábado.
Lewis, un icono de los derechos civiles en el país al que las fuerzas de seguridad golpearon en 1965 durante una marcha en Selma (Alabama), ha dicho que no considera a Trump un "presidente legítimo", además de testificar contra el senador Jeff Sessions, designado por el presidente electo como su candidato a fiscal general.
"El congresista John Lewis debería pasar más tiempo arreglando y ayudando a su distrito, que está en una situación horrible y desmoronándose (...) además de infestado de delincuencia, en lugar de quejarse falsamente por los resultados electorales", escribió el magnate en su Twitter. "Todo bla, bla, bla, nada de acción o resultados. ¡Triste!", añadió.
Aunque algunos demócratas ya habían expresado su intención de no asistir al traspaso de poderes entre Barack Obama y Trump frente al Capitolio el viernes, varios más se han sumado desde el sábado y, según la cadena NBC, serían ya 25 en total.
Muchos de ellos han dicho que prefieren quedarse en sus circunscripciones con sus votantes en lugar de "perder el tiempo" en Washington, en palabras de la representante por California Maxine Waters.
En el caso de la representante por Nueva York Nydia Velazquez, ha dicho que sí irá a la marcha de las mujeres que se celebrará el sábado en la capital.
Barbara Lee, representante por California, ha indicado que "el Día de la Inauguración, no estaré celebrando". Estaré organizando y preparando la resistencia" a Trump.
POPULARIDAD EN CAÍDA
No es la única mala noticia que ha tenido Trump este martes: acudirá a su investidura con el índice de popular en caída. El magnate tomará posesión de su cargo con la aprobación del 40% de los electores y el rechazo del 55%, el mayor rechazo registrado en las últimas décadas. La encuesta, además, se ha llevado a cabo antes de que el presidente electo tuiteara las duras críticas contra el respectado líder John Lewis.
Contrasta la popularidad del presidente saliente Barack Obama quien se despide de la Casa Blanca con un índice de popularidad del 58%. Ya hay analistas que apuntan que la popularidad de Obama perjudicará a su sucesor. Obama abandona su cargo en uno de los mejores momentos de imagen y la historia de las encuestas dice que la popularidad en alza de los presidentes que abandonan el cargo perjudica a los que llegan.
Trump cosecha un rechazo del 55% de los electores, un porcentaje mucho mayor que el de los tres presidentes que le precedieron en la Casa Blanca: Obama, que llegó al cargo con una desaprobación del 18%; George W. Bush, rechazado por el 36%; y Bill Clinton, que tenía en contra al 26% de los votantes.
El índice de aprobación de Trump antes de tomar posesión el 20 de enero, situado en el 40%, se queda algo más de la mitad de valoración que tenía Obama antes de entrar en la Casa Blanca, cuando ostentaba el respaldo del 78% de los consultados. También está claramente por debajo del 62% que tenía en su momento Bush y el 66% de Clinton.
Trump es, además, el único presidente que llega al cargo con mayor porcentaje de desaprobación que de apoyo, con un 55% de electores en contra y solo un 40% a favor. El sondeo de Gallup se basa en las entrevistas realizadas a ciudadanos estadounidenses desde 1992, por lo que se ciñe a las valoraciones de los últimos cuatro mandatarios.
La valoración actual de Trump, un 40 por ciento de apoyo, es mayor que el 38 por ciento de máxima que cosechó durante la campaña electoral que terminó con su victoria en las urnas en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre. En semana previa a la cita con las urnas, su valoración era del 34% a favor, lo que no impidió que ganara a su rival, la demócrata Hillary Clinton.
Los tres anteriores presidentes, según recuerda Gallup, también vieron un aumento de su popularidad tras ganar la cita electoral. La valoración de Obama aumentó en 16 puntos porcentuales, la de Bill Clinton en 15 y la de Bush en siete puntos antes de su entrada en la Casa Blanca.