Los diez mandamientos del Homo economicus en época de rebajas
Hubo un tiempo en que las rebajas no existían. Las posibilidades del Homo economicus de traer alguna ganga a casa se limitaban entonces a la no siempre fructuosa y siempre fatigosa tarea de cazar un mamut. Miles de años más tarde, el gremio de los comerciantes abrió un hueco en el calendario para fijar un periodo de descuentos que reflotara el consumo ante los efectos del Crac del 29.
Aquello parecía el principio del fin del Homo economicus. Chollos, gangas, productos fantasma, precios que terminan en comanoventaynueve, descuentos de hasta el veinte, treinta, cincuenta y hasta setenta por ciento, psicosis contagiosa y mil y una técnicas de marketing después la racionalidad de esta especie comenzó a dar signos de agotamiento.
Cientos de rebajas más tarde, El Huffington Post revela el secreto de supervivencia de este homínido: Los diez mandamientos del Homo economicus en época de rebajas.
1. Pertréchate para la caza
Confirma el calendario, pues desde 2012 el Gobierno liberalizó el periodo de rebajas y cada Comunidad Autónoma tiene el suyo propio... (sigue leyendo después del mapa)
... y revisa tus derechos antes de abandonar la cueva. (sigue leyendo después de la infografía)
2. Devuelve los regalos de Navidad y Reyes... y sácate unos euros
Que no me gusta, que me viene grande, que el tono me apaga la piel, que la abuela se compra a través de mí y de mis Reyes los jerseys que va a estrenar este invierno y esto se va a acabar y no me la da más con queso... Lo que quieras, pero no te gustan tus regalos y si los devuelves en Rebajas puedes sacarte unos euros extra. Para ti y no para tu abuela.
Si encuentras ahora la misma prenda a un precio inferior, no te conformes con cambiar una por otra, podrás exigir además la devolución del importe correspondiente al descuento. Si el jersey le costó a tu abuela 40 euros y está rebajado un 30%, podrás llevarte uno de tu talla –ahora a 28 euros—y quedarte con los 12 restantes para algún caprichito.
En el caso de que sólo dispongas del ticket regalo y no sepas cuánto costó tu jersey, bastará con que acudas a la tienda y compruebes la etiqueta de otro que haya igual. En Rebajas, todas las prendas deben mostrar, además del precio final, el anterior al descuento.
El problema de los ticket regalo es que la devolución del importe está descartada. Con el dinero que te sobre tras el cambio de talla, deberás elegir otro artículo de la tienda, o bien solicitar un vale sin fecha de caducidad.
3. Presupuesta tus rebajas
No se trata de que gastes todo lo que presupuestes, sino a poner un límite al atractivo del consumismo de bajo precio y optar por lo necesario, más algún que otro extra. El Homo economicus así actúa y está acostumbrado a regirse por, al menos, una hoja de Excel en su vida.
4. Lleva una lista
Haz cuentas –y examen de conciencia– para saber lo que te puedes gastar durante el periodo de rebajas. Es la mejor manera de dejar a un lado las compras superfluas y apostar por aquello que de verdad importa.
5. Traza una ruta
(Sigue leyendo después de la ruta)
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6. Primero, da un paseo online
Economicus, pero no estamos en el Pleistoceno. Usa Internet para comparar precios, seleccionar compras y diseñar una ruta.
7. Compra inversa
Siempre funciona. Compra ropa ligera, de cara a la primavera y el verano. Aunque no apetezca nada, realizar este tipo de compras es muy productivo, ya que prevemos las cosas, y por tanto, es una compra mucho más meditada.
8. Navega en las rebajas
9. Los básicos
El Homo economicus no va desnudo, pero viste austero a la par que elegante y en su armario no faltan los básicos. Esa prenda insulsa, pero que vale para todo. Los años lo confirman: los básicos son los reyes de los Reyes. Cuantas más prendas básicas tengas en el armario, más sencillo será elegir qué te pones cada mañana. Por eso, aunque está bien seguir las tendencias y darte un capricho, invierte en atemporales de buena calidad. Bolsillo, armario y medio ambiente (la ropa contamina) lo agradecerán.
Él no lo hizo... (sigue leyendo después del gif)
10. No lo dudes, reclama
Si no consigues una solución amistosa, pide la hoja de reclamaciones (debe tenerlas cualquier establecimiento) y plasma en ella tu queja. En lo posible, procura elegir establecimientos adheridos al sistema arbitral de consumo, que ofrecen más garantías al comprador (en caso de desacuerdo se prestarán a resolver sus diferencias con el cliente de una manera rápida y gratuita). Y si surgen problemas, no te los calles: reclama.