Versos de Shakespeare, Sacristán inesperado y cava explosivo: el final en directo de 'Velvet'
Se acabó. Después de cuatro temporadas, 54 capítulos, 3,7 millones de espectadores de media y tres años en antena, Velvet, la serie más exitosa de los últimos años, ha llegado a su fin. El último capítulo de la serie producida por Bambú se ha emitido en Antena 3 la noche del miércoles. Su adiós ha sido, además, muy especial: pese a que toda la serie estaba grabada, alrededor de 15 minutos de ese último capítulo han sido emitidos en riguroso directo. Como contaron Miguel Ángel Silvestre (Alberto Márquez), Javier Rey (Mateo Ruiz) y Marta Hazas (Clara Montesinos) a El Huffington Post, un final inesperado y que ha sido "todo un regalo".
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La historia de amor de Ana y Alberto acabó, como no podía ser de otra manera y como ya se había anunciado, en boda: El gran día se vino a llamar la última entrega, y fue por algo. Antes hubo un poquito de sufrimiento en el hospital a causa del hijo de ambos, Alberto, afectado por el incendio de las galerías provocado por Cristina Otegui (Manuela Velasco) en el penúltimo capítulo. Y, para más inri, a ello se juntó una primera intentona de boda —la que se había visto en anuncios y promociones— que tuvo que ser cancelada por un desmayo de Rita. Una Rita de quien el espectador acaba la temporada sin saber qué ocurrirá… pero intuye que no serán buenas noticias.
Pero lo más esperado de la noche fueron los casi 15 minutos de riguroso directo de la serie. Es cierto que no era la primera vez que se hacía algo similar: 7 Vidas logró ese hito hace ya una década, en 2006, con su capítulo 200, y otras series internacionales como Will&Grace o Urgencias ya probaron este formato. Sin embargo, es algo poco explotado, que en España no se había hecho en una última trama y, cómo no, ha causado expectación.
Para el despliegue se han usado 14 cámaras de cine de digital y una unidad móvil específica, que no existe en España, traídos desde Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Además, se escondieron 30 micrófonos —hasta en el ramo de la novia— por el plató de 300 metros cuadrados en el que realizaron sus escenas los dos protagonistas principales, Miguel Ángel Silvestre y Paula Echevarría, junto a Asier Etxeandia, Marta Hazas, Javier Rey, Cecilia Freire y Adrián Lastra (éste con un look muy diferente al de la serie por exigencias del guión que ahora rueda). Sin embargo, pese a que eran siete los actores anunciados, al final fueron ocho: José Sacristán dio la sorpresa y consiguió unirse al elenco. Aunque fue duda hasta pocas horas antes porque tenía que someterse a una pequeña intervención médica, al final lo consiguió, e hizo algunos de los guiños más divertidos al directo y a la chistera de Pedro (Adrián Lastra), que escondía su cabellera mohicana bajo ella.
La emoción estuvo presente desde la previa, con El Hormiguero, donde se le escapó la lagrimita hasta al apuntador. La propia Paula Echevarría no tuvo más remedio que exclamar, abrazada a Pablo Motos: "Lloro más que mi marido, joder".
El lugar elegido para el gran momento fue un edificio público en el centro de Madrid del que no se quiso desvelar el punto exacto por cuestiones de seguridad hasta que acabara el directo. Más tarde se descubrió que se trata del palacio de Condes de Paredes de Nava. Hacia su balcón, en el que esperaba Ana para salir vestida de novia, recitó Alberto unos versos de Romeo y Julieta de William Shakespeare en pleno directo. Todo cuadró con lo grabado, aunque el sonido era algo raro, distinto, y la luz más anaranjada, diferente. Todo parecía un extraño y cuidado teatro y la emoción de los actores (especialmente de las tres protagonistas, Paula Echevarría, Marta Hazas y Cecilia Freire) parecía completamente auténtica. De hecho, las interpretaciones resultaban más creíbles que en algunas escenas de la propia serie.
Sin apenas errores, más que pequeños detalles (un tirante algo caído del vestido de novia de Ana; el pelo de Rita, más rizado que en la parte grabada; el de Alberto, más largo; una percha de la que no colgaba bien un vestido de novia; unas puertas que se movían demasiado… detalles diminutos), uno de los momentos más divertidos ha sido al final de los minutos del directo. Cuando Raúl de la Riva (Asier Etxeandia) ha descorchado una botella de cava y le ha salpicado en la cara o en el traje. Quizá improvisado, quizá preparado, ha sido humorístico y ha casado perfectamente con el personaje del actor.
Aunque lo más inesperado (ese final no escrito que tanto ha promocionado la cadena) ha sido el auténtico final. Una vez acabada la serie, con el cartel de FIN entre corazones rosas de fuegos artificiales —no apto para diabéticos— todos los actores de la serie han querido saludar, aún en directo. Paula Echevarría, respaldada por José Sacristán y Miguel Ángel Silvestre (que ha tenido que indicar a la actriz a qué cámara debía mirar), ha saludado y se ha despedido de los espectadores.
Junto a ellos, no se han perdido el momento presente y pasado de la serie: desde los actores de ahora hasta los que ya se han marchado, como Natalia Millán, Amaia Salamanca (con un pequeño cameo en este último episodio), Manuela Vellés, Gorka Otxoa, Maxi Iglesias, Juan Ribó... No ha habido ni un personaje Velvet de menos ni un fallo de más. Lo justo y necesario para el "Hasta siempre" sonado y perfecto que ha buscado y logrado la serie.