El teniente expulsado del Ejército: "Reto a Defensa a que me denuncie ante un tribunal ordinario si tiene agallas"
Luis Gonzalo Segura habla de las Fuerzas Armadas nada más descolgar el teléfono. "Puntualidad militar", observa. Lo lleva en la sangre porque formó parte del Ejército durante 13 años, hasta que en 2015 Defensa lo expulsó después de tres periodos de arrestos de dos meses.
Ahora, el antes teniente Segura ha pasado a ser exteniente y este mismo mes el Tribunal Supremo ha confirmado su salida del Ejército. ¿El motivo? En 2014 escribió un libro titulado Un paso al frente en el que describe a las Fuerzas Armadas como una organización de castas en la que los altos mandos viven como semidioses con todos los privilegios del mundo, se gastan el dinero público o el destinado a la comida de la tropa como les viene en gana y utilizan los coches y helicópteros oficiales para su uso privado mientras se sirven de los soldados como chóferes. Segura describía una especie de mundo paralelo lleno de abusos, desvíos de dinero público, corrupción y acosos sexuales y laborales.
Tras ese libro publicó otro del mismo estilo, llamado Código Rojo, y recorrió casi todos los medios de comunicación del país denunciando las "corruptelas" de las Fuerzas Armadas. El Supremo considera que hizo afirmaciones "tan claramente insultantes" que rebasaban la denuncia pública y que utilizó "verdaderos insultos y descalificaciones" que "excedieron los razonables límites del derecho a la libertad de expresión".
¿Cómo ha recibido la decisión del Supremo? ¿Cómo está anímicamente?
Ha sido un palo duro. Aunque sabía lo que es el Tribunal Supremo, lo politizado que está y lo difícil que era que me diera una sorpresa… es humano conservar la esperanza en que entendiera la injusticia de esta situación y, de alguna manera, se apiadase. Pero por desgracia no ha sido así.
Una vez fuera el Ejército. ¿Cómo es ahora su vida? ¿Cómo ve su futuro?
Complejo. Hasta ahora andaba malviviendo de las ventas de mi segundo libro, Código Rojo, y el futuro es muy complicado. Ahora tengo que ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y eso significa que esta batalla durará entre cinco y diez años más.
¿Teme que la repercusión que ha tenido su caso sea un obstáculo para encontrar un trabajo civil?
Es una situación muy difícil porque los denunciantes somos los últimos apestados de esta sociedad y no tenemos posibilidad de encontrar un trabajo ‘normal’, por decirlo de alguna forma. Porque una empresa quiere contratar a una persona neutra y no a un denunciante, que le puede traer problemas y puede haber alguna repercusión mediática. El hecho de denunciar no sólo te hace perder tu trabajo, tu vida, y te hace padecer situaciones muy complejas económicamente. Además, es un problema a la hora de intentar rehacer tu vida.
¿Por qué cree que la decisión Tribunal Europeo de Derechos Humanos puede ser diferente a la del Supremo?
Hay precedentes y es obvio que la libertad de expresión e información está por encima de otras libertades y derechos, incluso por encima del derecho a la intimidad. Es evidente que, si yo fuese civil en lugar de militar, no habrían tenido la posibilidad de hacerme nada jurídicamente hablando. Si me han podido hacer algo es gracias a la jurisdicción militar. Por poner un ejemplo, yo hace año y medio que no soy militar y tengo un blog en Público con bastante repercusión. Pues jamás he tenido una demanda ni una querella ni ningún tipo de acción jurídica contra mí porque, evidentemente, no tienen ninguna posibilidad. La única forma de establecer una injuria, una calumnia o una difamación es que lo que yo diga sea mentira. Y, evidemente, el Ministerio de Defensa y el Ejército de Tierra saben perfectamente que lo que cuento es cierto. Con lo cual, jamás me llevarán a un tribunal ordinario. Y desde aquí les reto a que lo hagan porque sería francamente divertido. Pero no lo harán porque saben que no tienen ninguna posibilidad.
Teniendo en cuenta su situación, ¿estaría dispuesto a volver a las Fuerzas Armadas en caso de una sentencia favorable? ¿Cómo cree que le recibirían?
Tengo muy claro que escribiría otro libro que se titularía Las 50 sombras de Luis porque, evidentemente, lo que me espera dentro va a ser cosa fina. Pero las personas progresistas hace mucho tiempo que hemos renunciado a demasiados espacios. Y eso se ha acabado. Si las Fuerzas Armadas no funcionan, hay que cambiarlas. Y para cambiarlas necesitamos que los progresistas estemos dentro de ellas. Entonces se acabó eso de renunciar porque eso implica que los espacios son ocupados por otros. En este caso, por cuatro caciques corruptos.
¿Tiene pruebas de todo lo que denuncia?
Claro, si las presenté ante un tribunal. ¿Cómo quieren las pruebas? ¿Cómo el vídeo que sacó El País, en el que seis militares apalearon a dos prisioneros y que a día de hoy siguen siendo militares porque han sido exculpados por la justicia militar? ¿O cómo quieren las pruebas? ¿Como los 2.500 militares del Ejército del Aire que participaron en las facturas falsas por valor de 10 millones y medio de euros y han sido todos exonerados o acabado sus casos en prescripciones y multas? ¿Quieren pruebas como esas? El problema no es tener pruebas, sino tener un jurado independiente de la justicia militar que vaya a juzgar lo que uno presenta. Las pruebas existen, las pruebas las tengo. Y, es más, he hecho acusaciones gravísimas y las continúo haciendo. Y desde aquí reto al Ministerio de Defensa, al Ejército de Tierra, a las Fuerzas Armadas e incluso a los militares que he nombrado a que me denuncien si tienen agallas en un tribunal ordinario por calumnias y difamaciones. No lo van hacer, pero es muy cómodo decir: si tienes pruebas, preséntalas en nuestro juzgado militar, que controlamos nosotros. Así yo también. Pero hagamos la pregunta a la inversa: si tú te sientes tan injuriado tan difamado y tan calumniado, denúnciame en un tribunal ordinario y que caiga todo el peso de la ley sobre mí. ¿A que no tienen tanto valor a hacer eso?
Antes citaba el caso de varios militares que han sido exculpados. ¿Por qué cree que en su caso los tribunales han actuado de forma distinta?
Porque en el Ejército se permite de todo. Y eso es lo que yo he denunciado porque quiero un Ejército sin abusos, sin acosos, sin privilegios. El hecho de que esos militares sigan dentro forma parte de ese ecosistema de las Fuerzas Armadas de acosos, de privilegios y de corruptelas. Es que todo está unido porque si no hubiese privilegios costaría mucho que hubiese abusos o acosos y sin esos dos elementos sería mucho más difícil que hubiese corruptelas. Nadie ha hecho nada. Ni el PSOE, ni el PP, ni la cúpula militar que ha pasado. No han dicho: esto nos parece infame, no queremos tener militares delincuentes en las Fuerzas Armadas. Para ellos, eso no es ningún problema. Lo que no quieren es tener un tocapelotas que esté permanentemente denunciando, como bien me definió un general al que, por cierto, han ascendido.
¿Qué siente al ver que a sus mandos les han ascendido mientras usted está fuera?
Duele, duele mucho ver que has hecho denuncias y que el general que ha intentado tapar el asunto es ascendido. Me parece bochornoso y es muy revelador.
Si todo eso es así, ¿por qué no cambian las cosas?
Lo importante es no rendirse y yo no lo voy a hacer. Seguiré luchando hasta el final porque creo que las cosas pueden cambiar. Y voy a poner todo mi empeño en que eso suceda.
Usted asegura que le han ofrecido volver a las Fuerzas Armadas a cambio de que deje de escribir y de hablar. ¿Quién y cómo le ha dicho eso?
Normalmente te llega por conocidos, por personas que están en ese entorno que te dicen: ‘Tengo constancia de que si desapareces mediáticamente podremos estimar tu recurso y volverás. Pero tienes que desaparecer del mapa’. Y eso es algo a lo que no estoy dispuesto. Si no quisiera problemas no hubiese empezado con esto.
¿Ha hablado con algún mando militar recientemente?
Hay un poco de todo. Yo recibo muchísimos correos en los que la gente me dice que tengo razón, que es cierto lo que pasa y que siga adelante. También hay muchas otras personas que no discuten tanto lo que digo como la ideología que tengo. Y hay quien me llama traidor, me dicen que soy un acosador sexual y todo tipo de cosas. Pero con eso uno cuenta porque el sistema intenta desprestigiar al mensajero.
La sentencia del Supremo dice que ha sobrepasado los límites razonables del derecho a la libertad de expresión y que ha caído en verdaderos insultos, descalificaciones ciertamente ofensivos a sus superiores. ¿Era ese su objetivo?
No, ni mucho menos. Además, repito que el matiz que diferencia que algo sea un insulto o no es la realidad o el grado de veracidad de la afirmación. Si yo llamo ladrón a una persona y no lo es, obviamente es insultante y ofensivo. Pero, si lo es, es un calificativo. ¿Que el calificativo es grueso? Pero es que los hechos son gruesos y de eso yo ya no tengo la culpa. Y yo me ratifico en decir que hay una gran parte de los oficiales que se comportan como matones de discoteca. Ojalá no fuera así y se atuvieran a la legalidad.
Cuando empezó a escribir el primer libro, ¿imaginaba que podía acabar expulsado de las Fuerzas Armadas?
Por supuesto. Hay un caso de un teniente coronel en 2007 que escribió una carta al JEME, al JEMAD y al propio ministro denunciado que en su acuartelamiento en Murcia había corrupción. Y lo arrestaron. Esto demuestra hasta qué punto hay problemas en las Fuerzas Armadas y que yo tenía muy claro que mi destino era este. Pero Transparencia Internacional ha puesto en valor que gracias a los arrestos que he sufrido, a las renuncias que he realizado, la sociedad se ha concienciado de que hay un problema en las Fuerzas Armadas.
¿Le ha merecido la pena? ¿O si pudiera retroceder en el tiempo cambiaría lo que ha hecho?
Sí y no. Lo volvería a hacer aunque he cometido muchos errores y habría muchas cosas que las haría de forma diferente. Pero no cambiaría ni una coma de la esencia de lo que he hecho. No me arrepiento de nada, aunque me hayan echado y haya perdido el trabajo.
Podemos le ha apoyado con fuerza. ¿Ha hablado con José Julio Rodríguez [exjefe del Estado Mayor de la Defensa] del tema?
La verdad es que prácticamente no he podido hablar con él. Supongo que en este año y medio habrá tenido otros temas más importantes que tratar.