¿La última tendencia en moda sostenible? Un vestido de hongos
La tecnología y la investigación continúan dando pasos de gigante para tratar de conseguir que vivamos en un mundo en el que se generen menos residuos y que sea más respetuoso con el medio ambiente. Una de esas investigadoras y agente del cambio es Aniela Hoitink que, en colaboración con la Universidad de Utrecht, ha desarrollado un tejido a base de hongos, Mycelium, y ya ha presentado un vestido que demuestra que la posibilidad de vestirnos con materiales biodegradables no está tan alejada de la realidad. Hoitink su equipo tardan una semana y media en producir cada disco de Mycelium y dos semanas y media en conseguir crear el vestido completo.
El interés de Hoitink por desarrollar este proyecto no fue repentino. "Trabajo desde hace tiempo en tecnología y microbiología, y siempre trato de encontrar oportunidades potenciales para trasladar los avances a los tejidos", comenta a El Huffington Post. Así que no se lo pensó dos veces cuando se enteró de que podía tener la posibilidad de investigar sobre el Mycelium ya que considera que aglutina las propiedades perfectas para aplicar a los tejidos. Aislamiento, repelencia al agua o protección de la piel son algunas de las características que hacen del Mycelium un material a tener en cuenta en el futuro.
Uno de los mayores obstáculos que Hoitink y su equipo se encontraron durante el proceso de obtención de este especial tejido es conseguir que el material tenga la flexibilidad suficiente. "Cuando se seca, el Mycelium no es flexible", comenta la investigadora. Para solucionarlo intentaron mezclarlo con otros materiales reciclados como algodón o lana para utilizarlos como nutrientes, pero no funcionó. A partir de ahí decidió elaborar un tejido de Mycelium puro y obtener la flexibilidad necesaria con fuentes naturales, evitando la utilización de químicos.
¿CÓMO SE CONVIERTE EL MATERIAL EN VESTIDO?
Puede parecer complicado pero es quizás la parte más sencilla del proyecto. El Mycellium crece en unos recipientes conocidos como platos Petri, de ahí la forma circular del material. "Una vez que ha crecido el material simplemente retiro los discos del plato y los coloco en un molde 3D, superponiéndolos y creando una especie de patchwork voy dando forma al tejido", explica Hoitink con claridad. "En el momento en el que se secan, los discos quedan pegados unos a otros, por naturaleza".
En los próximos años Hoitink apunta a que el desarrollo de la tecnología 3D hará que se puedan crear materiales para adaptar directamente a las siluetas de nuestros cuerpos.
¿EL OBJETIVO? ROPA BIODEGRADABLE
"Creamos ropa que dura 40 años pero que solo nos ponemos durante uno o dos años", comenta Hoitink. ¿Por qué entonces no crear piezas que solo duren uno o dos años y que luego se descompongan con facilidad? Esta pregunta es la que trata de responder esta investigadora y con la que quiere concienciar de los beneficios y de la necesidad de cuidar nuestro planeta. "MycoTEX (así se llama su proyecto) es completamente biodegradable, puedes enterrarlo en el suelo y de desintegrará".
La investigadora propone reflexionar radicalmente sobre distintas posibilidades para el futuro de la moda. Con proyectos como MycoTEX se evitarían los químicos, el transporte o las máquinas de coser, ya que se podrían crear los materiales en 3D utilizando moldes, lo que supondría un respiro para el medioambiente.
Investigadores como Hoitink y su equipo demuestran que cualquier persona con una idea, por muy pequeña que parezca, contribuye a preservar el planeta y dejarlo en mejores condiciones para las próximas generaciones.