Soledad, elogio y corrupción. El adiós a Rita Barberá
Rita Barberá ha muerto este miércoles de un infarto en un hotel de Madrid, a los 68 años. Con su fallecimiento, la política española pierde a una de sus figuras clave. Por su personalidad marcada y aparentemente incombustible. Por su manera visceral de entender la política. Por su capacidad para soportar el desgaste del poder y ostentar la alcaldía de Valencia durante 24 años sin interrupción. También, claro, por las sospechas de corrupción que la habían llevado ante el Tribunal Supremo por supuesta financiación ilegal y que motivaron su marcha en septiembre pasado del Partido Popular, en el que fue una figura clave durante décadas.
Los servicios de emergencia recibieron la llamada a las siete de la mañana. A su llegada al Hotel Villarreal, se encontraron a Barberá, que estaba acompañada por una de sus hermanas, en parada cardiorrespiratoria. Según fuentes del 112, se le practicaron maniobras de reanimación durante 30 minutos. Fue en vano. Poco después de las 8.30 horas, se confirmaba: la senadora había fallecido. Poco después, el ex ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, reveló en televisión que Rita Barberá "estaba sometida a una medicación muy fuerte por depresión".
La noticia de su muerte se hizo vendaval y sacudió las redacciones, las portadas... y los móviles de los responsables políticos de toda España. El guión previsto para este miércoles tenía al Congreso de los Diputados como foco de interés por la primera sesión de control de la legislatura al Gobierno de Mariano Rajoy. Pero todos los planes saltaron por los aires en la Cámara Baja.
EL SILENCIO Y LA POLÉMICA
El pleno, que finalmente comenzó con quince minutos de retraso, estaba a punto de arrancar cuando se tuvo noticia de la muerte de Barberá. Los diputados y ministros del Partido Popular llegaban a la Cámara con rostros en los que era visible la conmoción. Mientras tanto, el resto de fuerzas políticas decidían sobre la marcha qué posición tomar ante el minuto de silencio que Ana Pastor, presidenta del Congreso, propuso guardar en memoria de la fallecida.
Unidos Podemos decidió no secundarlo. El líder de la formación morada, que llegó tarde al Congreso debido a un atasco, dio instrucciones a los diputados para que abandonaran sus escaños o permanecieran en los pasillos hasta que el minuto de silencio se hubiese completado. A su llegada al hemiciclo, Iglesias explicó que le parecía “terrible” la muerte de cualquier persona, pero que los parlamentarios de Unidos Podemos no podían tomar parte en el “homenaje” a alguien “cuya trayectoria está marcada por la corrupción”.
Los senadores de la formación, tras discutirlo, sí participaron en el minuto de silencio que se le tributó a Barberá en la Cámara Alta, pero no aplaudieron. La actitud de Unidos Podemos provocó el rechazo de todas las demás fuerzas políticas en el Congreso y de muchos en las redes sociales. Eduardo Madina, diputado del Partido Socialista, utilizó Twitter para afear la postura de Iglesias, Íñigo Errejón y Alberto Garzón.
“SE HACE MUY DURO”
Tras su baja en el Partido Popular, en septiembre de este año, por la apertura de una investigación sobre la supuesta financiación ilegal de la formación en Valencia, Rita Barberá se había convertido en “la innombrable” de puertas para afuera. Pero había dedicado a la formación varias décadas de actividad política y sus lazos con muchos responsables eran estrechos.
En los pasillos del Congreso, un visiblemente emocionado Mariano Rajoy dijo sentirse “enormemente apenado” por el fallecimiento de su hasta hace poco compañera: "Se hace muy duro esto". El presidente del Gobierno y líder del PP manifestó que había hablado con ella "hace muy pocas fechas" y puso de relieve el compromiso político de la fallecida: "Le ha dedicado su vida a Valencia" y "le ha dedicado su vida al Partido Popular".
María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y ministra de Defensa, quien se acercó al hotel en el que Barberá había fallecido a primera hora de la mañana, también tuvo palabras de pésame y reconocimiento para la senadora. "Siempre fue una mujer honrada y una mujer honesta y una gran española, y eso es lo que más le hubiera gustado oír de ella misma", afirmó.
Soraya Sáenz de Santamaría, Rafael Catalá, Ana Pastor, Cristina Cifuentes, Íñigo Méndez de Vigo, Esperanza Aguirre… son algunos de los miembros del Partido Popular que también han expresado su pésame por la inesperada muerte de la ex alcaldesa de Valencia y han lamentado el “linchamiento” al que había sido sometida en los últimos tiempos.
DEL TODO AL AISLAMIENTO
La consternación con la que los dirigentes se han expresado este miércoles sobre la muerte de Barberá contrasta notablemente con la actitud que el partido había venido manteniendo durante los últimos meses respecto de su figura: de ser una pieza clave en el engranaje popular, había pasado a ser casi una "apestada". Esta circunstancia había minado mucho, según su entorno, el ánimo de la senadora.
El aislamiento, que ahora les pesa a algunos, fue patente en las últimas apariciones públicas de Barberá. Aunque ocupó un asiento en la bancada popular durante la apertura solemne de las Legislatura, acudió sola al acto en las Cortes y también a la recepción posterior de los Reyes. El lunes, visiblemente desmejorada, acudió también en solitario a declarar ante el Tribunal Supremo por el caso Taula.
"Lamento que Rita Barberá haya muerto habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida. Y lamento que haya muerto antes de ver archivada la causa abierta contra ella y, con ello, restablecido el buen nombre que para mí siempre tuvo", ha señalado en un comunicado. Ha asegurado también que "se pierde a una española orgullosa de serlo y a una valenciana que trabajó durante más de treinta años por su tierra y por España".
LA SOMBRA DE LA CORRUPCIÓN
En las críticas al Partido Popular por el trato dado a Barberá ha coincidido con Aznar, pero en un tono mucho más agresivo, Álvaro Pérez, alias "El Bigotes". Durante un receso del juicio por la trama Gürtel, de la que se le considera presunto cabecilla en Valencia, ha dicho ante los medios de comunicación que “la han abandonado los suyos y eso es una canallada, porque hay que respetar la presunción de inocencia y los mierdas que la han abandonado verán lo que hacen”.
Las palabras de "El Bigotes" sobre la fallecida son, en cualquier caso, una herramienta para contextualizar la última fase de la dilatada trayectoria profesional de Barberá, marcada por las sospechas de corrupción en distintos frentes. Su nombre ha aparecido en los escritos de instrucción de algunos de los grandes escándalos de corrupción -Gürtel, Emarsa, Nóos o Imelsa - pero no fue imputada en ninguno de esos casos. Mientras todos y cada uno de sus colaboradores pasaban por sede judicial, ella se mantenía indemne.
Hasta el pasado 20 de octubre. Ese día, el Tribunal Supremo la imputó oficialmente en el caso Taulay la citó a declarar el 21 de noviembre. Reconoció haber entregado 1.000 euros al partido, pero negó la existencia de financiación ilegal en el partido: fue una “donación interesada”, dijo ante el juez este lunes. No se la había vuelto a ver desde entonces.
Este miércoles se ha celebrado una misa en su honor, en la que ha estado presente, entre otros, Francisco Camps. A pesar de que su familia había expresado su deseo de que el funeral de este jueves se celebrase en la intimidad, Mariano Rajoy acudirá a la ceremonia.