Un menú para viajeros con paladares valientes (y con ganas de comerse sus miedos)

Un menú para viajeros con paladares valientes (y con ganas de comerse sus miedos)

No hace falta estar en Halloween para disfrutar de una comida terrorífica. Porque a lo largo y ancho del planeta existen cientos de recetas que harían temblar hasta el estómago más valiente.

Son recetas de apariencia macabra que en muchos países son consideradas auténticas delicatessen. La web de viajes lastminute.com ha seleccionado algunas de las más espeluznantes para elaborar un menú sólo apto para amantes de los platos fuertes (literalmente). Con estas propuestas sobre la mesa, todas las noches serán noches de Halloween.

El comer y el rascar, todo es empezar. Y esta selección de entrantes provocará picores en más de un comensal.

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Para los viajeros a los que les gusta explorar el mundo a través de la comida, se recomienda arrancar con un MUKTUK de Groenlandia. Esta comida tradicional de la dieta inuit está elaborada con piel y grasa de ballena, muy rica en Vitamina D. Fortalecerá tus huesos al mismo tiempo que hará temblar tu esqueleto mientras te llevas el tenedor a la boca.

La segunda opción de entrantes llega desde Japón y te entrará por los ojos, literalmente. Los OJOS DE ATÚN son un plato poco apetecible a primera vista, pero una vez llega al paladar se convierte en una exquisitez. Sólo hay que dar el paso y atreverse a llevarlo a la boca.

Pero si de verdad estás hambriento, entonces el PASTEL STARGAZY es para ti. A primera vista parece una empanada, con la diferencia de que su ingrediente principal está entero: son sardinas que imploran su salvación mirando al cielo. Este plato se sirve tradicionalmente durante la festividad de Tom Bawcock’s Eve en Mousehole, un pequeño pueblo de la región de Cornualles (Inglaterra). Cuenta la leyenda que Tom Bawcock salió a pescar en una noche de tormenta y volvió con una captura de peces descomunal, tan grande que salvó al pueblo entero de morir de hambre.

¿Hay algo más terrorífico que un huevo podrido? Pues en China son un manjar, y llevan el nombre de HUEVOS CENTENARIOS. Aquí la fecha de caducidad es lo de menos. Después de unos meses macerando en cal, arcilla y ceniza, la yema de estos huevos se vuelve marrón y el sabor se aproxima al del queso. Un aperitivo fétido sólo para paladares osados.

La lechuga es de cobardes. ¿Preparado para experiencias fuertes?

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Sin salir de China, encontramos un primer plato de lo más jugoso: SOPA DE NIDO DE GOLONDRINA. Su ingrediente principal son nidos elaborados con auténtica saliva de ave Aerodramus. Un manjar que, según los chinos, aporta innumerables beneficios para la salud e incluso aumenta la libido. Cada céntimo de los casi 100 euros que cuesta el tazón habrá merecido la pena.

Si lo tuyo es empezar con la cuchara, pero prefieres un caldo más contundente, entonces deberás optar por la CZERNINA. Esta sopa típica de Polonia elaborada con fresca sangre de pato es difícil de digerir. Pero cuidado, que no se te note la cara de susto si estás con un polaco. Recuerda que para ellos es un manjar, así que ponte en la piel de un vampiro y disfruta con el aporte extra de hierro.

Y si la noche anterior fue larga y necesitas una cura para la resaca, la SOPA DE MENUDILLOS es para ti. Plato tradicional mexicano donde los haya, se prepara en ocasiones especiales y su ingrediente principal es un estómago de vaca entero, cocido con sémola de maíz. Vale, quizá no sea fácil comerlo si piensas que estás degustando el interior de una vaca, pero a fin de cuentas… ¿has pensado de dónde vienen los yogures de fresa?

Y si prefieres empezar con algo contundente, entonces opta por un HAGGIS. Este plato típico escocés está hecho con vísceras de oveja (corazón, hígado y pulmón) mezcladas con cebolla, zanahoria, hierbas y especias. Los escoceses lo sirven en enero para celebrar el nacimiento del poeta Robert Burns. ¿Acaso hay forma mejor de crear arte que con el corazón?

¿Quieres peligro? Te lo ponemos en bandeja.

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Para carnívoros con agallas, llega la recomendación del chef: ESCAMOLES. Estas larvas de hormigas escamoleras, extremadamente agresivas y peligrosas, son una delicia en México y existen infinitas recetas para prepararlas. Su dificultad para reproducirse convierte este plato en una exquisitez. Sólo para estómagos valientes.

Y si te cuesta decidir entre carne o huevos, ¡opta por un dos en uno! El BALUT, huevo de pato típico de Filipinas, se incuba hasta que al feto le salen pico y plumas. Y entonces se cuece vivo. Los huesos otorgan a este plato una textura crujiente y única.

Nadie duda de que España es un país de queseros, desde el Cabrales al queso de Burgos o el Manchego. Pero en cuestión de aromas fuertes, de los que dejan huella al saludar, nadie supera a los italianos. Su CASU MARZU, elaborado en Cerdeña, es un queso infestado de larvas vivas que se introducen manualmente una a una, aumentando el nivel de la fermentación láctea y otorgándole un sabor único. Eso sí, las larvas están vivas, así que asegúrate de masticar bien antes de tragar.

Y si lo que buscas son experiencias fuertes, entonces opta por el FUGU. Así es como se denomina al pez globo en Japón. Esta comida es especialmente peligrosa por contener tetrodotoxina, o dicho de otro modo, veneno. De ahí que la ley japonesa sólo permita preparar este plato a chefs con tres años o más de experiencia en la cocina. Antes de pedir Fugu, ¡busca al cocinero en LinkedIn!

Una vez pruebes estos maridajes, el vino de mesa te sabrá a poco.

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Los amantes de los cócteles con espíritu aventurero deberán probar el SOURTOE. Esta experiencia es tan exclusiva que sólo se puede vivir en un lugar del mundo: el bar Sourtoe, en Dawson (Canadá). Las bebidas de este bar van siempre acompañadas por un dedo gordo de pie humano… ¡y es de verdad! Este dedo fue amputado en los años 20 al minero Louie Liken y desde entonces se conserva en un tarro de sal. Se puede introducir en cualquier tipo de bebida, pero todas se rigen por la misma norma: You can drink it fast, you can drink it slow—but the lips have gotta touch the toe (puedes beber rápido, puedes beber despacio, pero los labios siempre tienen que tocar el dedo). ¡Para chuparse los dedos!

¿Prefieres una bebida energética y saludable? En este caso, se recomienda maridar la cena con VINO DE RATONES, un caldo tradicional de Corea. Las crías de ratón se introducen vivas en botellas de vino de arroz y ahí fermentan durante meses mientras sus padres lloran la ausencia de sus crías. Y aunque la historia sea muy triste, el vino está delicioso. ¡O eso dicen!

Pero si lo tuyo es la cerveza, entonces deberías probar la CHICHA. Esta cerveza típica de Perú se fermenta con saliva y el primer paso en su elaboración consiste en masticar y escupir granos de maíz.

Pueden sonar terroríficos, pero… ¿a quién amarga un dulce?

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Una capa de deliciosa mermelada de frutos rojos recubre el primer postre de la carta. Si rascamos un poquito, encontraremos una exquisita y tradicional SALCHICHAS DE SANGRE FINLANDESA. Lo que hace diferente a este bollo es que, en lugar de leche, en su composición lleva sangre fresca. Un postre pensado para vampiros devotos del dulce.

Si te apetece algo fresquito y digestivo, ¿por qué no optar por un HELADO DE LANGOSTA? Es el sabor con más éxito en Maine (Massachusetts, EEUU) y una fuente natural y deliciosa de colesterol (del caro).

Y si lo tuyo son los sabores exóticos, nada mejor que rematar la cena con una buena ración de ANKO, postre tradicional de Japón. Se trata de un pastel de alubias rojas de sabor dulce, que se puede tomar solo, acompañado de tortitas o como parte de otro postre muy popular entre los japoneses: el DORAYAKI. Y aunque te resulte extraño terminar la cena comiendo fabada, el delicioso sabor de este postre hará más digerible el mal trago de los platos anteriores. Eso sí: te convertirás en una bolsa de gas, así que no se te ocurra pedirlo en una primera cita.