La Eurocámara premia a dos mujeres yazidíes víctimas de la esclavitud del EI
Las activistas yazidíes Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, víctimas de esclavitud sexual perpetrada por el Estado Islámico (EI) en Irak y símbolos de la resistencia antiterrorista, han ganado este jueves el premio Sájarov que concede el Parlamento Europeo (PE) a la libertad de conciencia.
Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, pertenecientes a esta minoría religiosa víctima del genocidio terrorista y hoy residentes en Alemania, fueron secuestradas, vendidas y violadas reiteradamente por los yihadistas en 2014, cuando estos tomaron su localidad natal, Sinyar, de la que huyeron otras 200.000 personas.
"Creo que es una decisión simbólica y significativa, apoyar a estas dos supervivientes que vinieron a la Unión Europea (UE) como refugiadas y a las que apoyamos por su lucha por la dignidad y por dar testimonio como testigos de estas atrocidades", ha declarado el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz.
Las premiadas se impusieron al periodista turco Can Dündar, encarcelado y ahora en el exilio, y al líder tártaro de Crimea Mustafá Dzhemilev, disidente soviético y parlamentario ucraniano.
Su candidatura vencedora fue respaldada por los grupos socialista (S&D) y el de los liberales (ALDE) y obtuvo el apoyo de la mayoría en la conferencia de presidentes del Parlamento Europeo, que toma la decisión final en una reunión de los presidentes de los grupos políticos y el de la Eurocámara.
UN SÍMBOLO PARA NO TENER MIEDO
"Estas dos mujeres son un símbolo de que no hay que tener miedo al terrorismo. Hay que protegerse con los medios necesarios, y luchar contra la estrategia de intimidar", añadió Schulz. El 3 de agosto de 2014, el EI forzó a la esclavitud sexual a todas las mujeres y niños de Sinjar, localidad iraquí cercana a la frontera Siria, una brutalidad de la que fueron víctimas Lamiya, Nadia y sus familiares.
Nadia, que tenía entonces 21 años, logró escapar en noviembre de 2014 a un campo de refugiados en Irak y trasladarse posteriormente a Alemania; un año más tarde, contó su experiencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, que la nombró embajadora de buena voluntad para la dignidad de los supervivientes a la trata de personas.
"Cogieron a todos los hombres y les mataron. Seis de mis hermanos fueron asesinados, tres sobrevivieron (...); cumplían un plan escrupulosamente organizado que formaba parte de una ideología de guerra, de su ideología", explicaba entonces.
Nadia perdió a seis de sus hermanos y a su madre, que fue asesinada junto con otras 80 mujeres de su edad, a las que los terroristas no otorgaban ningún valor sexual.
Con 16 años, Lamiya fue también vendida hasta en cinco ocasiones y forzada por los combatientes islámicos a fabricar bombas y cinturones de explosivos en el enclave yihadista de Mosul, tras la ejecución de sus hermanos y su padre. Logró escapar gracias a traficantes locales pagados por su familia; al acercarse a la frontera kurda, una mina antipersona le robó la vista, pero logró también huir a Alemania, donde fue tratada y pudo reunirse con sus hermanos.
El líder de los liberales en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, destacó que ambas son "mujeres inspiradoras que han mostrado un increíble coraje y humanidad frente a la brutalidad despiadada".
UN AGENTE ACTIVO DE CAMBIO
Para la española Beatriz Becerra, también de ALDE, las premiadas "son un agente activo de cambio frente al extremismo violento". "Ambas han superado de manera impresionante la brutal esclavitud sexual a la que fueron expuestas por los terroristas yihadistas y se han convertido en un ejemplo para todos nosotros".
Para la eurodiputada, podrían haber elegido ser una víctima pero decidieron utilizar su sufrimiento personal para ayudar a todas las mujeres y niñas que permanecen en manos de los terroristas, así como para luchar por la justicia para las víctimas del genocidio yazidi.
La socialista Elena Valenciano, presidenta de la subcomisión de Derechos Humanos de la Eurocámara, ha afirmado que "miles de mujeres yazidíes han sufrido y siguen sufriendo el terror, la crueldad extrema y la barbarie del Dáesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico)". "Pero no se han resignado a ser víctimas. Estas admirables mujeres han decidido hablar y defender a su gente", ha añadido.
También este jueves, la Eurocámara ha pedido a las autoridades iraquíes que hagan lo posible para proteger a civiles, hospitales y escuelas en su avance para recuperar Mosul y ha abogado por que las atrocidades cometidas por los terroristas y el genocidio contra cristianos, yazidíes y otras minorías, sean juzgados por la Corte Penal Internacional.