Anatomía: el clítoris y el cuerpo humano
Si eres mujer, seguro que alguna vez has pensado: "Mi pareja no sería capaz de encontrarme el clítoris ni aunque le dibujara un mapa". Pero, para empezar, ¿te has parado a pensar si tú serías capaz de dibujar ese mapa? ¿O si el mapa que dibujaras sería correcto?
¿Y si nos hubiesen estado enseñando una imagen inexacta de la anatomía sexual femenina? La anatomía no es más que un mapa de la geografía del cuerpo humano. Y en lo que al clítoris respecta, hasta 1998 teníamos en la cabeza unos planos erróneos.
La comunidad médica no tenía razones para creer que estaban equivocados. Con todos los órganos trazados y todas las terminaciones nerviosas anotadas, los mapas anatómicos en los que se ancló su educación les parecían inalterables. Menos motivos tenían aún para cuestionar la anatomía de un órgano aparentemente tan diminuto e intrascendente como el clítoris.
Pero eso es exactamente lo que alguien se atrevió a hacer a principios de los 90. Helen O’Connell, una joven uróloga australiana, observó la gran cantidad de máquinas y mecanismos que conectaban a los hombres durante intervenciones médicas como operaciones de próstata, donde se emplean dispositivos para evitar que los cirujanos se acerquen demasiado a las terminaciones nerviosas del aparato sexual masculino.
O’Connell se preguntó por qué no existía el equivalente en el caso femenino. Sin tomar ese tipo de precauciones, ¿cómo sabían los médicos que no estaban cortando nervios del clítoris durante intervenciones habituales como una extirpación de útero o histerectomía?
La uróloga se imaginaba que sus libros de referencia no la ayudarían demasiado. "Como cirujano en prácticas, tienes que estudiarte los textos de Anatomía una y otra vez, así que sabía que en el caso de los hombres todo estaba bien detallado, pero que de las mujeres se decía muy poco", explicaba O’Connell a The Huffington Post en una entrevista. Entonces, trató de descubrir por sí misma los detalles que faltaban.
En 1998, O’Connell publicó sus hallazgos. Reveló al mundo que el clítoris tiene una estructura interna y externa, demostrando que, en su totalidad, ésta no es su apariencia:
Sino que es más bien así:
En otras palabras, Helen O'Connell abrió la caja de Pandora.
O’Connell continuó con su investigación. En 2005, publicó otro estudio en el que afirmaba que “la pared vaginal es, en realidad, el clítoris… Si levantas la piel de las paredes de la vagina, llegas a los bulbos del clítoris”.
A pesar de la revolucionaria investigación de O’Connell, todavía no se ha incorporado a la cultura popular ni a la educación sexual. El mapa anatómico no está lo suficientemente actualizado como para integrar estos nuevos descubrimientos.
Es fácil desestimar las imprecisiones de la geografía anatómica por insignificantes, pero los mapas no son sólo guías que se utilizan para explorar un lugar. Recurrimos a ellos para que nos ayuden a conceptualizar y entender mejor lo que no podemos ver. Y confiamos en su autoridad.
Si pensamos en la idea que tenemos de la anatomía y el placer femenino, somos víctimas de un problema subyacente. Seguimos utilizando un mapa antiguo y desfasado, que necesita urgentemente una actualización.
ANATOMÍA ANIMADA DEL CLÍTORIS
Lo que ves no es siempre lo que parece. Olvídate de palabras como 'protuberancia', 'botón' y 'campana', esta es la anatomía interna y externa del clítoris.