Aitor Sánchez, autor de 'Mi dieta cojea': "El desayuno que toman los niños españoles es deplorable"
Nos hemos acostumbrado a vivir con el sobrepeso y la obesidad y poco pensamos en las consecuencias que esto puede tener. Parecen dos palabras más de nuestro vocabulario, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) no quiere que pasen desapercibidas y habla de ellas en términos de epidemia global. Tanto es así que en mayo de 2015 Europa amanecía con la noticia de que el continente se dirigía a una crisis de obesidad en 2030.
Los datos hablan por sí solos. La última Encuesta Europea de Salud, realizada en 2014, señala que el 53,7% de los españoles tiene sobrepeso u obesidad. Esto es más de la mitad del país.
Ante estas alarmantes cifras cabe preguntarse qué falla entre los españoles. Vivimos en uno de los países promotores de la Dieta Mediterránea, tan avalada por la comunidad científica, y estas cifras deberían ser residuales. ¿Qué pasa entonces? El nutricionista Aitor Sánchez García, autor del blog Mi dieta cojea y colaborador de programas de RNE y RTVE, lo tiene claro y lo cuenta durante una charla telefónica con El Huffington Post con motivo de la publicación de su libro Mi dieta cojea (Paidós).
¿Podría decirse que España es un país cojo en su alimentación o es exageración?
No es exagerado. De hecho, es bastante ilustrativo. Como estamos en la cuenca mediterránea, hemos creído durante años que seguíamos un patrón de dieta saludable. Sin embargo, no es así. España sigue un patrón de dieta occidental que no es una dieta saludable. Sí que tenemos algunas cosas que son salvables, tenemos muy buenas materias primas y muy buenos alimentos; pero la dieta no es tan saludable porque hemos incorporado productos alimentarios de muy baja calidad, los ultraprocesados. Que tengamos nuestra fruta, nuestro tomate de la huerta, nuestro aceite de oliva... da un poco igual cuando metes a la vez una galleta Oreo, un Bollycao y los cereales del desayuno azucarados.
¿Cojeamos todo el día de la misma manera o hay momentos en que vamos peor?
En la comida y en la cena podemos decir que la gente come más sano porque seguimos un menú más o menos convencional. El problema es cuando nos vamos a la merienda, a la media mañana y especialmente al desayuno. Las tres son ingestas de muy mala calidad, con productos muy refinados y muy azucarados. Eso es lo que está haciendo que nuestra dieta cojee.
¿Son este tipo de productos los culpables o hay otras causas?
Hay causas a todos los niveles. Que nuestros supermercados estén llenos de todos estos productos es simplemente una consecuencia. Es la consecuencia ambiental de que no hay una buena legislación, de que no hay una buena educación del consumidor, de que no hay una formación sanitaria, de que no hay dietistas-nutricionistas en la Sanidad Pública para poder formar correctamente a la gente... Que tampoco haya ningún control de la publicidad, que los menús escolares sean deplorables... Es un conjunto de factores en un panorama alimentario muy muy malo.
¿Quién es el culpable de que vivamos en este panorama? ¿Quién nos tiene que enseñar a comer bien?
La responsabilidad es del Estado, que tiene que formarnos, educarnos y controlar a qué estamos expuestos. Es salud pública. Cuando el Estado no controla a qué se expone su población, ésta va a desarrollar enfermedades derivadas de esa exposición. Nos expones a publicidad, una oferta de muy mala calidad, unos menús (de centros escolares y hospitalarios) muy deficientes... y todo esto hace que acabemos con estas tasas de enfermedades no transmisibles.
Unas tasas que no bajan...
Estamos entre los tres primeros países del mundo en obesidad infantil. Nos reímos mucho de que los americanos adultos están muy gordos y no somos conscientes de que en España en sobrepeso adulto estamos fatal, pero en infantil estamos en Champions.
¿De verdad que el Estado no está tomando ninguna clase de medida?
Está tomando las medidas contrarias y a sabiendas, que es lo peor de todo. ¿Y por qué a sabiendas? Si analizas qué implementación política tiene que hacer un país para promover la buena alimentación de sus ciudadanos, en España hacemos justo lo contrario. Un ejemplo: precio y exposición de frutas y verduras en los centros escolares. La recomendación dice que debe haber fruta y verdura disponible y a poder ser de manera gratuita. ¿Nosotros qué tenemos? Máquinas de vending y la fruta no la vas a ver.
Nos vamos a la publicidad: nunca podrán aparecer famosos fomentando comida basura y deberán incluirse en campaña promocionales de la dieta saludable. Aquí venden helados, venden suplementos alimenticios, etc. Luego dicen que el personal sanitario debe estar actualizado y formado y tú vas a un endocrino, porque España es el único país en Europa donde los nutricionistas no estamos en Sanidad Pública, y lo que te da el endocrino es una fotocopia del cajón que dice: 'De 1.000 a 1.500 calorías'. "Tome usted cuatro galletas maría y una tostada con jamón york", eso es lo que te dice.
Y así constantemente. ¡Somos un país que tiene 12 croissants en el supermercado a 90 céntimos! Cuando la gente no está educada en un comportamiento alimentario saludable, esto simplemente es una consecuencia. No lo digo yo: es una evidencia científica aplastante de los países que lo están haciendo bien y de los países que lo están haciendo mal.
Queda claro que en términos generales la responsabilidad es del Estado, pero ¿no podemos hacer nada a nivel individual? ¿Qué podemos hacer para aprender a comer?
Aprender a comer es tan sencillo como mejorar la compra, aprender a leer el etiquetado y aprender a cocinar. Las personas que no tienen ninguna de esas tres herramientas están más expuestas a esos factores externos. Simplificando mucho, es mucho más fácil acabar en una lasaña precocinada que comprarte tú unos garbanzos, un filete de atún o un lenguado.
¿Algún consejo concreto?
Es muy sencillo, hay que comprar más materias primeras. Y con materias primeras me refiero a productos disponibles que estén sin empaquetar. No porque empaquetar sea malo o porque los productos que estén procesados en sí mismos sean malos, es que cuando vamos a un supermercado nos exponemos a muchos ultraprocesados. Es decir, al stand de galletas, al de los cereales de desayuno, al de dulces, al de los helados, al de los embutidos... En los supermercados toda la oferta superflua desplaza a la saludable. Y si vas a un mercado tienes carnicería, pescadería, frutería y verduras. Materias primas.
Todo esto se resume en un consejo, no es la panacea pero avanzas muchísimo: Más mercado y menos supermercado. Es una pauta muy buena porque estás cambiando tu entorno y entonces tiendes a hacer elecciones más saludables. Nos pasa a todos, cuando recorres ciertos pasillos de un supermercado, tiendes a comprar ciertas cosas.
Mi dieta cojea está lleno de mitos que vas desmontando, ¿cuáles dirías que son los más extendidos en España y que deberíamos erradicar antes?
En España el mito que ha hecho muchísimo daño es el de que el alcohol es una bebida saludable. El alcohol es un alimento que puede estar en una alimentación saludable, pero eso no lo convierte en un alimento saludable. Y eso ha confundido muchísimo porque se ha vendido como una panacea y gente que era abstemia ha empezado a beber. Es ahí donde está el problema. Esto no quiere decir que haya que dejar de beber alcohol y que nos volvamos abstemios para siempre. Es tan sencillo como que el alcohol cuanto menos mejor. Y si menos es nada, muchísimo mejor. Esto tiene que quedar clarísimo, el agua siempre es la mejor opción.
La gente puede beber alcohol pero nunca se le puede decir que es una bebida saludable. Yo también bebo mi copa de vino o mi cerveza con mis amigos, pero no me pueden decir nunca que eso es sano.
¿Y qué hay del desayuno? ¿Es tan imprescindible como lo pintan?
Hacer hincapié en que es la comida más importante del día también ha hecho mucho daño porque el desayuno que toman los niños españoles es deplorable. Es azúcar con azúcar con azúcar. Suelen tomar cereales refinados, con azúcar añadido y encima con fórmulas lácteas que muchas veces son de energía y crecimiento, con más azúcar todavía. Un desayuno puede casi duplicar la cantidad de azúcar que un niño debería tomar en un día. Y lo peor es que venden esos productos como alimentos muy saludables.
Aquí viene viene otro mito y uno de los problemas más importantes que tenemos en España, que es lo vendidas que están nuestras autoridades. La Asociación Española de Pediatría recomienda galletas Dinosarus a la vez que avala la papilla de cuatro meses de Blevit, una aberración de azúcar para niños que deberían estar tomando leche materna. La Fundación Española del Corazón avala el Megared; la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación avala el Bollycao 0; la Sociedad Española de Pediatría Hospitalaria, el Actimel Kids, que tiene la misma proporción de azúcar que una Coca-Cola... y así constantemente.
¿Y no hay ninguna frase sobre nutrición que sí sea cierta?
Tomar cinco raciones de frutas y verduras al día es una pauta conveniente. Ahí sí que te daría toda la razón. El problema sería si se avala a Minute Maid, de Coca-Cola, como ración de frutas.
Luego está lo de prohibir los hidratos de carbono por la noche. No hay problemas en tomar hidratos como legumbres, frutas, verduras, patata, yuca, calabaza... Lo que es problema es tomar dulces, bollería o pastas refinadas, tanto por la noche como por la mañana. Eso no engorda por la noche, eso engorda a cualquier hora. Es como lo de la fruta a partir de las seis de la tarde. La gente está obesa por tomar melocotones de postre y no por que tome flanes ni panes de Calatrava ni Bollycaos ni galletas. Ahora el problema va a ser que la gente se esté hinchando a judías.
El tema de las cinco comidas al día tenía muy buena intención desde el punto de vista médico y fisiológico, pero no se ha sabido llevar al mundo real. El 80% de las ingestas de media mañana, media tarde o del desayuno son insanas. Si a la gente le dices sí o sí tienes que merendar antes de llegar a la cena, lo más probable es que termine pasando por una panadería y comprándose una empanadilla. O se tome un café con unas pastas. Hacemos hincapié en las cinco comidas al día pero no en el qué. Podrían haber dicho: 'A media mañana si te entra hambre cómete unas nueces'.
¿Hay alimentos prohibidos o todo cabe en una dieta?
Esto que dice la industria de que no hay alimentos buenos ni malos es mentira. ¿Me vas a decir que un brócoli no es mejor que una Coca-Cola? Eso es indiscutible. Hay alimentos que son sanos y hay alimentos que son insanos. Eso no quiere decir que puedas entrar de manera esporádica en tu dieta. Sí pueden, pero una dieta saludable tiene que tener muchos alimentos saludables y muy pocos o ninguno que sean insanos. Y ahora es cuando la industria dirá que todo en exceso es malo, pero no es lo mismo un exceso de mortadela que un exceso de judías verdes. Yo todavía espero un ingreso por un exceso de coles de Bruselas.
¿Y quién puede transgredir?
Se pueden probar de vez en cuando. El problema es que en España el mensaje de la moderación no ha quedado claro. La gente se cree que vive en la moderación y después se come un dulce por la mañana, unas pastas por la tarde y de postre por la noche un flan. Dicen: 'He comido de todo un poco'. Pero no puedes tomar de todo lo malo un poco. Ése es el problema.
¿Quién se preocupa más por la dieta en España, la gente que lo necesita de verdad o la gente que está más o menos en su peso?
Nunca se sabe cuál es la causa y cuál es la consecuencia. ¿Tú te preocupas por tu peso y por eso estás en peso normal o gracias a que estás sano y tienes una vida activa no has caído en el sobrepeso? Es muy complejo, no sabría decirte qué personas están más preocupadas por la salud. Sí que hay un bombardeo con la estética, muy agresivo, y se confunden muchas veces la motivación por la estética con la motivación por la salud, porque ésta ha mercantilizado.
¿Quién debería ir al nutricionista?
Se debería ir cuando se quiere conseguir objetivos mediante la alimentación, sean cuáles sean. Si quieres perder peso, tener mejor rendimiento deportivo, tratar tu celiaquía, mejorar tus síntomas de diabetes, un postoperatorio... De la gente que viene a la clínica, el porcentaje que viene a perder peso tampoco es muy grande. La gente viene mucho por motivos de salud.
Pero muchas veces se relaciona a este especialista con perder peso...
No, no. Ni mucho menos. Somos una profesión sanitaria y tratamos patologías. Es decir, hay de todo. Los problemas de salud y alimentación no son sólo el peso. Hay muchas cosas que no se ven.
¿Qué buscas con el libro?
Me decidí a escribirlo porque los libros de alimentación son un despropósito. Ya divulgaba en radio y en el blog pero el espacio del libro está muy prostituido por gurús, que si enzimas prodigiosas, que si dietas anticáncer, que si dietas milagrosas... Basta ya. Intentemos poner un poco de rigor y organizar todo esto, que aquí nos están engañando por todos lados, desde el gurú que te quiere vender su dieta milagro, el sanitario que está desactualizado y te quiere vender su dieta de los 80, o la industria alimentaria que quiere que compres su alimento funcional que es maravilloso. Mi intención es que la gente se empodere, que la gente sea crítica para que el día de mañana se forme y que pueda comer lo que le apetezca y que sea sano. No les vendo ningún método: infórmate para que no te engañen.