Theresa May y su Brexit 'duro' aterrizan en España

Theresa May y su Brexit 'duro' aterrizan en España

AFP

Controlar las fronteras, controlar las leyes y mantener el acceso al mercado europeo lo más abierto posible y sin barreras. Reino Unido no quiere medias tintas. Ya lo dijo su primera ministra, Theresa May, nada más asumir el cargo: "Brexit es Brexit". Y no hay vuelta atrás: los británicos ya no son europeos y no pretenden dejar de serlo por la puerta de atrás. Es el mensaje con el que May llega este jueves a Madrid, el mismo que está repitiendo ante todos los líderes del futuro club de los 27, y que, en definitiva, implica el tan temido Brexit ‘duro’.

Los plazos para hacer efectiva la ruptura con la UE ya están determinados: la primera ministra británica ha comunicado que activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia el proceso de desconexión y que establece unas negociaciones de dos años sobre los términos de la retirada, antes del próximo mes de marzo. En 2019, según los planes de May, Reino Unido estará fuera del bloque. Hasta entonces queda un largo, peligroso e insólito camino, cuyas pautas empiezan a definirse, aunque no de manera oficial.

Pero, ¿qué es ese Brexit ‘duro’ que tantas incógnitas genera y que está llevando a la libra a mínimos que no se veían desde hace 31 años? Es, básicamente, abandonar la UE sin mantener el acceso al mercado único en pro de controlar la inmigración. ¿Cómo se está empezando a ejecutar y qué implica? De la siguiente manera en los distintos ámbitos del país.

El hecho de que pueda ejecutarse y de que el Gobierno de May no sea claro respecto a sus planes está lastrando a la libra esterlina. Los analistas vaticinan que es muy probable que siga bajando hasta el próximo marzo, cuando deberían emerger las posturas negociadoras de Londres y Bruselas sobre el Brexit.

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La libra, bajo mínimos ante la incertidumbre

Las consecuencias inmediatas a esta situación están claras: el turismo se verá tocado -los turistas de este país tendrán menos dinero para viajar- y los expatriados británicos lo notarán en sus salarios y pensiones. El motivo de esto reside en que, según documentos del Gobierno a los que ha tenido acceso The Times, el Producto Interior Bruto (PIB) del país puede descender un 9,5% si Reino Unido abandona el mercado único y tiene que depender de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para comerciar con el continente.

En lo que respecta al comercio exterior, los productos exportados podrán venderse más baratos, lo que a priori les hace parecer más competitivos, pero esto podría anularse en el caso de que Reino Unido abandone el mercado único y la UE imponga tarifas a sus exportaciones.

En lo que respecta al día a día de Reino Unido, lo que May pretende, por encima del mercado único, es controlar las fronteras: restricciones a los visados de los estudiantes, una sanidad pública con médicos y enfermeros británicos y, hasta hace nada, obligar a las empresas a que publiquen listas de los extranjeros que tienen contratados o prevén contratar. El shock general ante semejantes pretensiones ha sido evidente.

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Un control fronterizo en Reino Unido

Fue la ministra del Interior, Amber Rudd, la que desató la tormenta al revelar los planes para promover la contratación de británicos. La condena generalizada a tal propósito -calificado de “xenófobo”- ha hecho que el Ejecutivo de May dé marcha atrás. Pero no es la única polémica vinculada a la nueva etapa de Reino Unido. La London School of Economics (LSE) ha revelado que el Gobierno no aceptará desde ahora a expertos extranjeros como asesores de cara a la negociación del Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

La directora en funciones de esta universidad británica, Julia Black, ha comunicado a su personal en una circular interna que el Ministerio de Exteriores les ha dicho que "solo los nacionales del Reino Unido podrán optar a puestos de asesoramiento". Black precisa en su nota que hasta ahora las restricciones por cuestión de nacionalidad solamente se aplicaban a ciertos empleos a tiempo completo.

El Gobierno británico prevé que los ciudadanos de países de la Unión Europea (UE) que actualmente viven en el Reino Unido podrán quedarse después del Brexit debido a que tendrán derechos de residencia adquiridos, según The Telegraph.

Según este periódico, tras analizar las estadísticas, el Ejecutivo de Theresa May ha concluido que al menos un 80% de los 3,6 millones de comunitarios que viven en este país tendrán derechos de residencia permanente para 2019. El Gobierno se plantea entonces conceder una amnistía al porcentaje restante, una medida que, sin embargo, se prevé que cause controversia.

En base a la legislación vigente, los ciudadanos europeos que llevan cinco años residiendo en el país adquieren el derecho a la residencia permanente. Sin embargo, esto no será tan fácil: May ya ha dejado claro que no se pueden garantizar automáticamente los derechos de los residentes si no se obtienen garantías recíprocas de la UE.

En lo que respecta a los estudiantes, Reino Unido mantendrá el sistema de financiación, becas y ayudas a los estudiantes universitarios de la UE que se matriculen el próximo curso 2017-2018, independientemente del Brexit, según anunció el pasado martes el responsable de Universidades del Gobierno británico, Jo Johnson. De los 125.000 alumnos europeos en Universidades británicas este curso 2014-2015, casi 10.000 eran españoles, según indica British Council. Sobre lo que pasará a partir de 2019 todavía ha trascendido nada.

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El ministro para el Brexit, David Davis

Son los detalles que se van conociendo de los planes de May, que se enfrenta a presiones -incluso de su propia formación-para someter sus planes al escrutinio de la Cámara de los Comunes. Sobre esto, el ministro para el Brexit, David Davis, se ha limitado a decir que el Gobierno estudia la posibilidad de someter a votación un eventual acuerdo con los 27 al término de los dos años de negociaciones.

De momento son las líneas que May tratará este jueves con Rajoy, con quien tendrá una reunión y compartirá un almuerzo. Ambos ya habían hablado en julio por teléfono, y quedaron en que ningún ciudadano español o británico salga perjudicado por el Brexit. En el aire está si tratarán o no, por primera vez, la cuestión de Gibraltar. El objetivo del Gobierno español es el de dejar fuera de las negociaciones sobre el Peñón, con el objetivo de que la relación futura que tenga con la UE sea fruto de una negociación bilateral entre España y el Reino Unido, y no de conversaciones entre Londres y la UE.

Las que no estarán presentes en la primera visita oficial de May a España serán las grandes corporaciones españolas con intereses en Reino Unido. No habrá, por lo tanto, contactos con las empresas, a pesar del interés de los inversores por disponer de información de primera mano acerca del nuevo entorno creado con el Brexit.