Colombia, obligada a rediseñar su paz tras el ‘no' al acuerdo con las FARC
El Gobierno de Colombia no tenía un ‘plan B’ por si ocurría el peor de los escenarios: que los colombianos no respaldaran el acuerdo de paz con las FARC. Pero ha pasado, no han secundado el pacto y los resultados han arrojado una realidad: el país está más dividido que nunca. Por eso ahora toca reflexionar, analizar y seguir avanzando. Porque los colombianos también han querido lanzar un mensaje al mundo: quieren la paz, pero no esta paz que se había diseñado y sobre la que han tenido que manifestarse en las urnas.
Las dos caras más visibles de la campaña del ‘sí’, el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’, ya han anunciado que seguirán trabajando por la paz. Ambos han querido dejar claro que el cese al fuego y de hostilidades bilateral que entró en vigor el pasado 29 de agosto "sigue vigente y seguirá vigente". Lo que se ha abierto con el resultado arrojado en las urnas es, en palabras de Santos, "una nueva realidad política", que es una "oportunidad" para el país. Pero en esa realidad hay una parte de la sociedad colombiana que también tiene que ser tenida en cuenta: la que se ha decantado por el ‘no’, la que no ha querido apoyar la opción de Santos y Timochenko y que tiene al expresidente Álvaro Uribe, líder del opositor partido Centro Democrático, como abanderado.
“El ‘no’ ha hecho una campaña silenciosa y terminó manifestando que la mitad del país no estaba de acuerdo con lo que se ha negociado en La Habana. Esto refleja varias cosas del país: la importancia que tiene hoy en día la opinión de la derecha, el poder político de Uribe y, en definitiva, cómo influyen factores que van más allá del propio conflicto”, explica a El Huffington Post, Mario Zamudio Palma, periodista colombiano de ¡Pacifista!. De ahí que defienda, como dijo Henry Acosta -figura esencial de las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC-. “pensar una mesa de negociación con tres patas: una que defienda el ‘sí’, otra a favor del ‘no’ y las FARC”. En cualquier caso, Zamudio pide “calma” y asegura que no todo son malas noticias: “Es bueno que tanto las FARC como el Gobierno mantengan tanto el cese bilateral como la voluntad de paz”. “Ahora toca escucharnos y empezar a construir una paz diferente”, sentencia.
"Quienes defendieron el 'no' no fueron incluidos de manera efectiva en el proceso de paz y esto ha jugado en contra del presidente Santos, obligándole a promover un gran pacto nacional, con el que se tratará de llegar a una conciliación", explica por su parte a El Huffington Post Ana Patricia Torres, Editora general adjunta W Radio- Colombia. [Escucha su análisis sobre el referéndum en Colombia, en 1:30 en el siguiente vídeo]
Efectivamente, en el primer discurso de Santos tras conocer los resultados, quiso entablar un “diálogo nacional” con todas las partes implicadas, incluidos los que no han respaldado el acuerdo. Por su parte, Timochenko ha aludido este lunes por primera vez a la posibilidad de "rectificar" el acuerdo de paz. "Estamos analizando con calma los resultados para continuar, porque esto no significa que se ha perdido la batalla por la paz", ha declarado a W Radio desde La Habana, sede durante cerca de cuatro años de las negociaciones de paz.
REDISEÑAR EL ACUERDO
El líder rebelde declaró que pese a que el ‘no’ se ha impuesto en las votaciones, las FARC "proyectarán iniciativas" para sacar "adelante este proceso". “Este resultado nos llena de más entusiasmo, nos compromete mucho más, porque de todas formas hay diversas lecturas y hay que analizarlas para ver en qué hay que rectificar", ha manifestado a la emisora colombiana.
Para seguir avanzando también se necesitan cambios. Uno de ellos ha tenido lugar ya este mismo lunes: el jefe negociador del Gobierno colombiano en el proceso de paz con las FARC, Humberto de la Calle Lombana, ha puesto su cargo a disposición de Santos. En la declaración que ha realizado en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, De la Calle ha afirmado: "Los errores que hayamos cometido son de mi exclusiva responsabilidad. Asumo plenamente mi responsabilidad política". Al mismo tiempo ha dicho que continuará "trabajando por la paz sin pausa en el lugar donde yo pueda ser útil".
El negociador ha brindado su "total apoyo" al jefe de Estado colombiano y ha señalado que "la paz no ha sido derrotada" y que incluso portavoces del partido de oposición Centro Democrático, que ha liderado la campaña del ‘no’, "han señalado que tienen objeciones sobre aspectos de lo acordado pero el deseo de paz es universal y unánime".
Precisamente la invitación al diálogo ha sido correspondida por Uribe. "Colombianos, corrijamos el rumbo. Todos queremos la paz", ha asegurado en tono pausado. “Vamos a trabajar con el Gobierno para poder reconducir este acuerdo y para que esta paz llegue a buen puerto, con justicia, reparación, reconciliación y perdón”, ha insistido Uribe. “Una paz en donde quepamos todos y no sólo la mitad de los colombianos". Este mismo lunes Santos había convocado una reunión a la que han acudido todos los partidos, menos el Centro Democrático, ya que Uribe había pedido “sólo con delegados que designe el Gobierno”.
La amnistía total a los guerrilleros y el “borrón y cuenta nueva” después de tantos muertos y tantos años de guerra ha superado la idea de un futuro sin armas. El rechazo del pueblo colombiano a las FARC ha sido decisivo a la hora de votar y ha presentado a Uribe como el vencedor político del “no acuerdo” de paz. No han valido los públicos perdones de los responsables de la guerrilla, ni la destrucción de más de 600 kilos de explosivos que tenían en su poder. Y sobre esa base es sobre la que hay que seguir trabajando, teniendo presente, además, cómo se ha distribuido el voto.
La zona donde el 'sí’ ha sido más contundente ha sido en los lugares de costa, los más golpeados por el conflicto pero con núcleos de población menores. En el interior y en las grandes ciudades, menos golpeadas por las FARC pero mucho más pobladas, han optado por el 'no' ganador.
Como apuntaba Zamudio, la voluntad de paz sigue ahí. Las partes colombianas han rebajado sus declaraciones tras el sorprendente resultado del referéndum, conscientes de que, para acabar, pero de verdad, con el capítulo más sangriento de la historia del país, la única arma de la que pueden servirse es la palabra. Quizá así, si se sirven del diálogo y la conciliación, sean capaces no sólo de lograr un voto unánime, sino de algo en lo que esta vez también han fracasado: en la participación. Más de un 60% de la población se ha abstenido en el referéndum y eso en cualquier votación es dramático. Pero si lo que está en juego es la paz, entonces es, si cabe, todavía más dramático.