Eduardo Noriega y Fran Perea sacan su lado oscuro en 'La sonata del silencio'
Nueve capítulos componen La sonata del silencio, la apuesta de Televisión Española para la noche de los martes. Ambientado en el Madrid de 1946, es un drama romántico basado en el libro homónimo de Paloma Sánchez-Garnica, que ya va por la sexta edición. "Creo que es una serie que arriesga, que es novedosa y da un pasito más", defiende uno de sus protagonistas, el actor Eduardo Noriega, en una charla con El Huffington Post junto a su vecino en la ficción Fran Perea.
El peso de la historia recae en el personaje de Marta Ribas (interpretada por Marta Etura), una mujer decidida a tomar las riendas de su vida en un mundo dominado por los hombres. La acompaña un reparto de lo más cinematográfico, con Daniel Grao, Lucía Jiménez y Claudia Traisac, entre otros. "Los hombres son los que toman las decisiones, son los que tienen el control y el mando, pero es una historia de mujeres", destaca el actor de Tesis y Abre los ojos sobre la trama.
"Tiene grandes trabajos interpretativos y es una gran adaptación de la novela. Arriesga en cuanto a lo formal, con esa foto tan contrastada, con contrapicados... Creo que es una serie para estar orgullosos", saca pecho Noriega. "Está a la altura de grandes producciones a las que estoy enganchado, series inglesas o americanas", añade Fran Perea.
Este martes 20 se emite el segundo episodio (22:35 en La 1) tras la satisfactoria audiencia lograda con el primero. "Los máximos eran 13 [porcentaje de cuota de pantalla], nosotros hemos hecho 11 y pico. Son buenos datos, la cadena está contenta, hemos mejorado la media de la cadena y, además, confiamos. Sabemos que la serie va a más", resalta Noriega. "Estamos ante una serie de una calidad extraordinaria, un producto competitivo que me gustaría que la gente prefiriese a Gran Hermano, la verdad. Me gusta que una cadena pública apueste por un formato así", añade el actor de Los Serrano y El camino de los ingleses.
Noriega interpreta al notario Rafael Figueroa, mientras que Perea es el juez Mauricio Canales. Ambos son hombres poderosos con intereses oscuros. "A mí me preguntaban si mi personaje era el malo y yo decía '¿Malo?' ¡Hay muchos peores!", exclama entre risas Noriega. "Todos son personajes complejos, llenos de matices, contradictorios y no hay uno que se salve. Ni la protagonista, porque también se equivoca y mete la pata (...) Cada uno tiene sus intenciones en una vida muy complicada y en una época en la que la gente mataba por mantener una posición social y económica", continúa.
Fran Perea, que en televisión "no había tenido la posibilidad de hacer de malo", asegura que "es un gusto" tener un personaje como el suyo. "Es un tipo al que se le ha permitido hacer uso del poder y se deja llevar. Convierte el uso en abuso". Noriega le advierte: "Hacer de malo mola, ¡te lo digo yo! Con el malo el público establece una relación de amor-odio, una especie de fascinación".
Perea bromea sobre cómo preparó su papel: "Molestando a Eduardo en la grabación". Noriega, por su parte, además de afirmar que Fran Perea "trabaja muy duro y se divierte también mucho", asegura que el equipo ha hecho piña e incluso siguen muy activos en su grupo de WhatsApp. "En esta serie era fundamental pasarlo bien porque es muy dramática", añade.
Para meterse en la piel del notario, Noriega se zambulló en la novela de Garnica, en la que encontró "muchas referencias a películas, a música, a literatura...", pero también en otros libros como Nada, de Carmen Laforet, y en películas españolas rodadas en los años 40. "Era como estar mirando por una cerradura aquella época. De repente veía una notaría y automáticamente avisaba '¡Que hay una notaría en tal película! ¡Mira cómo escriben a máquina!", recuerda mientras hace el gesto de teclear en el móvil a toda velocidad.
Los dos destacan el intenso ritmo de rodaje en La sonata del silencio: los 70 minutos de cada capítulo se graban en 11 días. "Creo que estamos haciendo productos de muchísima calidad para el poco tiempo que tenemos", reflexiona Noriega, quien señala que la experiencia de rodar en ambos medios cada vez es más similar. "Los equipos técnicos ya son de cine y de televisión indistintamente y los presupuestos del cine y las semanas de rodaje se han ido reduciendo (...) Y los actores somos los mismos. Ya no hay elencos televisivos ni cinematográficos".
"Ya casi siempre se trabaja con el mismo tipo de cámara, ya no se rueda en celuloide apenas", apostilla Perea. "Rompo una lanza en favor de la tele, que ha generado la industria que quizá en este país no ha habido en cuanto a cine, a formación de equipos, la posibilidad de que la gente esté trabajando continuamente... Eso hay que agradecérselo a la televisión".
Los dos comparten su visión sobre lo más positivo y las dificultades que ha entrañado este proyecto. "A mí lo que más me gusta es coincidir con un equipo que se deja el pellejo y se lo pasa bien jugando", destaca Perea, aunque reconoce que tener pocas tomas es difícil: "Piensas '¿Me estaré pasando? ¿Me estaré quedando corto?'... No hay oportunidad de repetir y repetir".
"Desde el principio estaba la palabra riesgo: formal, de contenido... Queríamos arriesgarnos todos", resalta Noriega. "Hacer un capítulo en 11 días es complicado pero se consigue. Si la gente comparase esto con otros tiempos de rodaje fliparía con todo lo que somos capaces de hacer con cantidad de localizaciones distintas, exteriores, decorados naturales, vestuario, coches... Hay muchísimos elementos que dificultan ese ritmo y, sin embargo, se consigue algo de calidad".