Los defensores del Toro de la Vega no descartan matar al animal pese a la prohibición
Jesús López Garañeda, juez de paz de Tordesillas (Valladolid), modificará esta semana sus planes por primera vez en muchos años. No se quedará en las fiestas de su localidad, porque dice que están desvirtuadas, y se marchará a la Feria de Salamanca. Su cambio se debe a que la Junta de Castilla y León prohibió en mayo el polémico Toro de la Vega, por lo que el festejo que se celebrará este martes, rebautizado como Toro de la Peña, será diferente: consistirá en una especie de encierro en el que estará prohibido matar al animal.
Esa es, al menos, la teoría. Pero los defensores del festejo tradicional, muy numerosos en la localidad, advierten de que si alguien se atreve y consigue lancear al toro será "un héroe con dos cojones" al que habría que "poner en los altares porque se ha quitado de encima toda la cochambre".
“Esto es un sucedáneo, algo descafeinado. No es el Toro de la Vega, ni muchísimo menos”, se queja López Garañeda. El llamado torneo se celebraba cada año en medio de una gran polémica en toda España por las reacciones que suscitaba entre los seguidores y detractores de la fiesta.
El festejo, de origen medieval, consistía en soltar al animal por las calles del pueblo para que, posteriormente, los aficionados lo condujeran a campo abierto. Allí era perseguido por lanceros a pie o a caballo y, si lograba rebasar los límites del torneo o los lanceros no podían abatirlo, era indultado. Pero, con los centenares de personas que participaban en el festejo, el animal tenía muy pocas probabilidades de salir con vida. De hecho, prácticamente nunca lo lograba y, cuando lo hacía, acaba muriendo igual por las importantes heridas que sufría.
"ES EL MOMENTO DE MATAR AL TORO"
Ante la prohibición, que Tordesillas ha recurrido al Constitucional, el Ayuntamiento ha programado este año el llamado Toro de la Peña. El festejo es básicamente igual que el Toro de la Vega, pero eliminando la parte en la que se lanceaba y mataba al animal. Así que Pelado, un morlaco de 670 kilos de más de cinco años, saldrá este martes desde el interior de la localidad, cruzará el río y bajará a la Vega.
La incógnita es qué pasará a partir de ese momento. Eugenio Garañeda, uno de los más firmes defensores del torneo, escribió en mayo una carta en la web del Patronato del Toro de la Vega en la que instaba a los tordesillanos a desobedecer la ley y matar al animal. “Es el momento de incumplir las leyes. Es el momento de olvidar la paz y prepararse para la guerra. Es el momento de seguir cumpliendo nuestra tradición ancestral como siempre, pese a todo y pese a quien pese. Es el momento de matar al Toro de la Vega”, aseguraba en su escrito.
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(Protesta durante el Toro de la Vega en 2015).
José Ramón Muelas, vicepresidente del Patronato, se expresa de forma similar. “Ahora corren tiempos en que todo se camufla para no ver la realidad de la naturaleza. Pero nosotros no pasamos por esas mariconadas”, advierte en una conversación con El Huffington Post, en la que se pregunta “quién va a poder con un toro de 600 kilos” con “la caballería y los peones desarmados”. “¿Qué vamos a hacer a la hora de la verdad? Me lo imagino: tirarle algo, dormir al animal y hacer un esperpento y una folclorada de lo que era una ceremonia solemne”, dice completamente indignado.
"UN HÉROE CON DOS COJONES"
Muelas no descarta en absoluto que alguien acabe matando al toro, a pesar de que saltarse la ley puede acarrear penas de hasta a un año y medio de cárcel. “¿Que alguno se ve en una obligación moral, tira de lanza y se va a por el toro echándose sobre las espaldas el peso de una tradición y de todo un pueblo? A eso en castellano lo llamamos héroe con dos cojones”, zanja.
Admite que es consciente de que “luego vendrán las multas y el pelotón de ejecución si se tercia”. “Pero el tío que se atreva a eso es un tío al que hay que poner en los altares porque se ha quitado de encima toda la cochambre que nos va llenando cada día más”, asegura a la vez que subraya que una ley “no es justa por ser tal ley”. “No tiene por qué ser justo ni moral por aparecer en un boletín oficial. Si no, todas las leyes nazis sobre los judíos serían perfectamente morales”, asegura sin matices.
Es más, Muelas quita importancia a las consecuencias legales que tendría matar al toro. “Mire usted”, empieza a explicar, “el verdadero problema aquí es enfrentarse a un bicharraco de 600 kilos en medio del arenal”. Porque, subraya, “no hay torerillo, ni el Juli ni José Tomás, que se meta en esos berengenales”. Los vecinos de Tordesillas plasmarán este martes su apoyo al festejo con una manifestación a la que, se espera, acudan centenares de ellos.
EN EL PACMA ESTÁN TRANQUILOS
Sin embargo, el partido animalista Pacma, que durante años ha luchado con fuerza por la abolición del Toro de la Vega, llama a la calma. Su portavoz, Laura Duarte, afirma que no está preocupada en absoluto porque piensa que no es posible que nadie pueda matar al animal. “La Guardia Civil y la Policía tienen claro que tienen que asegurarse de que esto es así. Y estamos seguros de que el propio Ayuntamiento hará todo lo que le corresponda para evitarlo”, zanja.
Con todo, Duarte subraya que el Pacma sigue oponiéndose a este nuevo festejo porque, aunque el toro no morirá a la vista del público como antes, “sí que se le va a dar muerte después, como en cualquier encierro”. “Independientemente del sufrimiento que se le provocaba al toro en el festejo en sí, nos indigna cualquier festejo taurino en el que el fin sea la muerte de los animales. Y es así en todo ellos”, afirma.
Además, la portavoz del Pacma se muestra optimista de cara al futuro y cree que el Toro de la Vega “se ha acabado definitivamente”. Una opinión bien alejada de la que tienen en el Patronato. “Si mañana de pronto estamos todos cortados por el mismo patrón y un castellano piensa lo mismo que un chino… entonces el Toro de la Vega no tendrá razón de existir. Pero, si no, estoy seguro de que pasarán los malos políticos, vendrán las nuevas formas y el Toro volverá a celebrarse como dios manda”, augura José Ramón Muelas. De momento, Pelado se salvará de morir lanceado. O, al menos, eso es lo que dice la ley.