El Bosco, por dentro: claves para entender la exposición del Prado
Tríptico del jardín de las delicias (© Museo Nacional del Prado)
Jheronimus Bosch, El Bosco, está de visita en Madrid. El Museo del Prado acoge desde el 31 de mayo al 25 de septiembre*** la muestra El Bosco. La exposición del V centenario de la que dicen es la más numerosa reunión de obras de este artista neerlandés, el más enigmático e influyente del Renacimiento.
Y ahí surge la primera pregunta: ¿por qué España ha sido el país elegido para esta exhibición y no Holanda, su país natal? Pilar Silva, jefa del Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte y Pintura Española del Museo del Prado y comisaria de la muestra, responde esta cuestión y nos guía por las salas A y B del edificio de los Jerónimos con el fin de acercarnos un poco más al autor de El Jardín de las delicias.
EL NEERLANDÉS ESPAÑOL
"De las 25 obras originales que existen de El Bosco, España tiene ocho y seis de ellas están en El Prado", comienza contando Silva. "No sólo son seis, son seis de las más importantes: La Adoración de los Magos, que es su obra más perfecta; El Jardín de las Delicias, que es la más emblemática; y El Carro de Heno, que es probablemente la última que hizo". Los datos que se desprenden del estudio de la madera (técnica conocida como dendrocronología) sobre la que pintó la sitúan entre 1512 y 1515.
Esta "enorme" presencia de El Bosco en España se debe a la admiración que Felipe II sentía por él. Fue, junto a Tiziano, su autor favorito. "La presencia no es sólo por esa admiración, sino porque las obras de El Bosco llegaron a España en vida del pintor", explica Silva. "Isabel de Aragón, hija mayor de los Reyes Católicos, tenía al menos una y posiblemente dos, que al morir en 1498 legó a Isabel La Católica", continúa la comisaria, quien apunta a Juana I de Castilla, más conocida como Juana La Loca, como nexo de unión.
"Juana se casó en 1496 y ese mismo año conoció a El Bosco en Hertogenbosch [ciudad donde nació, vivió y murió el artista]. Probablemente fue la mediadora en el envío de estas obras", añade.
PRIMER GRAN ACUERDO CON PORTUGAL
Junto a las ocho obras españolas de El Bosco, la exposición cuenta con otros 14 óleos prestados. Provienen de Berlín, Londres, Viena, Venecia, Rotterdam, París, Filadelfia, Nueva York, Washington y Lisboa. De la capital del país vecino llega el Tríptico de las tentaciones de San Antonio Abad, normalmente en el Museo Nacional de Arte Antiguo de la ciudad portuguesa. Este tríptico destaca artísticamente, también por lo que supone su presencia en España.
Tríptico de las tentaciones de san Antonio Abad © Museo Nacional del Prado.
"Es un préstamo extraordinario que no se hace nunca porque es un tesoro nacional portugués. Para salir de Portugal tuvo que contar con la aprobación del Consejo de Ministros", cuenta Silva. "Se firmó un acuerdo entre los Ministerios de Educación y Cultura español y portugués. Ese convenio que estableció hace unos años ha revertido en una serie de relaciones que no existían hasta el momento. Por ahora ellos nos han ayudado con la exposición El Divino Morales y nosotros hemos mandado una itinerante de Pintura Flamenca del XVII", añade.
Silva apunta que para abrir esta exposición el pasado 31 de mayo hizo falta mucha preparación. En concreto, en Holanda empezaron a pensar en ella en 2007. "Entonces vinieron aquí para firmar un convenio de colaboración con nosotros" y ya en 2012 comenzaron a pedirse los préstamos a otras galerías de arte. "Fue muy laborioso".
LAS OTRAS CARAS DE EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
Decía Miguel Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado, durante la presentación de la muestra, que las salas dedicadas a El Bosco "son las más concurridas del museo y El Jardín de las Delicias es el cuadro que capta más la atención y atrae durante más tiempo a los visitantes". Hoy parece imposible imaginarse ese tríptico sin decenas de cabezas delante que impiden ver la totalidad de la obra.
'El jardín de las delicias' en la exposición de El Bosco (© Museo Nacional del Prado)
No es diferente en esta ocasión, aunque sí varía la forma de presentarse. El museo del Prado permite darle la vuelta a cada uno de sus trípticos, incluido El Jardín de las Delicias, de modo que puede verse el dibujo trasero de las alas. Además, en la parte de atrás de la tabla central de cada tríptico se ha dibujado una imagen suavizada de cómo sería el cuadro cerrado para que los visitantes puedan hacerse a la idea.
"En otros museos no es raro, lo que pasa es que nuestras salas no son tan grandes y tenemos muchas pinturas y muy importantes. En la sala en la que está el Bosco está también Patinir, está Brueghel… Tiene una afluencia de gente inmensa. Ahora es imposible ponerla [El Jardín de las Delicias] en el medio y no sé cómo lo vamos a hacer porque la gente va a querer que siga así después de verlo de esta forma", añade Silva.
No sólo se muestra la cara B (La creación del mundo) de esta obra, la exposición también enseña los resultados de la reflectografía infrarroja y la radiografía que se le han realizado al cuadro y que sacan a la luz algunas de las escenas que El Bosco eliminó del original. "Como un hombre que toca la cadera de una mujer con su brazo y que borró porque le debió de parecer excesivamente explícito", cuenta Silva.
Estas mismas técnicas se han aplicado a las Tentaciones de San Antonio Abad (radiografía) [este cuadro se expone en el Prado habitualmente, y sólo coincide en en nombre con el traído de Lisboa] y San Juan Bautista en meditación (reflectografía infrarroja).
PARA NO PERDER DE VISTA
El Bosco. La exposición del V centenario cuenta con 53 obras (29 las firma el artista neerlandés y cuatro fueron realizadas en su taller) y, aunque unas no deberían ser más importantes que otras, Pilar Silva llama la atención sobre dos cuadros concretos.
"La que está en mejor estado de conservación, la más perfecta, la que es una absoluta maravilla es La Adoración de los Magos. Herlinda Cabrero la ha restaurado para la exposición y ha quedado magnífica", cuenta Silva. "El Bosco trataba la superficie porque trabajaba directamente sobre ella. Daba efectos de luces y sombras. Entonces si esa superficie se desgasta ya no es lo mismo, se pierden los efectos".
Tríptico de la Adoración de los Magos © Museo Nacional del Prado.
El tríptico, que conserva el Museo del Prado y que fue realizado en 1494, es la obra que más nos acerca a la época en que vivió el autor y a cómo se podía apreciar su trabajo en el siglo XV. Ni siquiera el tan venerado El Jardín de las Delicias tiene esa capacidad, "ya no tiene esa calidad" de entonces.
La otra obra que recomienda seguir Silva es el Tríptico de las tentaciones de San Antonio Abad por ser "un préstamo extraordinario" que no se ha había hecho nunca hasta ahora. El cuadro, que recoge varios episodios de la vida de San Antonio, es considera uno de las obras maestras de El Bosco .
CÓMO LEER A EL BOSCO
"Esto es lo que no tienes que hacer". Ése es el mensaje que se desprende de la mayoría de las obras expuestas en el edificio de los Jerónimos. "Si nos dijera lo que tenemos que hacer pondría las obras de Misericordia, pero El Bosco lo que dibuja es lo que no debemos hacer, y nos lo da con todo lujo de detalles. Lo que muestra en El carro de heno es a toda la sociedad detrás de ese carro para gozar de los cinco sentidos y sobre todo para apoderarse de los bienes terrenales", apunta Silva. "Es un mensaje moralizador, y en El Jardín de las Delicias pasa lo mismo. Lo que muestra en el centro es la subversión al mandato de Dios (tabla izquierda), para que el que el amor es lícito sólo dentro del matrimonio para procrear". Esa subversión aparece reflejada en "toda una serie de relaciones eróticas, natura y contranatura, como ese personaje al que le están metiendo flores por el ano".
De esta forma, El Bosco quería hacer reflexionar a los que contemplaban su obra y que hiciesen suya su moral y sus valores (control de las pasiones, el rechazo a los pecados, a los gustos y diversiones populares por los excesos, etc). Pero hoy no hay que ver así a El Bosco. Ni siquiera como un creador de demonios como se le interpretó en el siglo XVI. "El Bosco es más. Es un artista absolutamente original, con gran capacidad de invención extraordinaria y que lo que hace es inventar una nueva técnica y una nueva iconografía", insiste Silva, a quien le gusta recordar lo que el crítico Fritz Lang dijo de él en 1927: "Pintaba como un dibujante y dibujaba como un pintor".
En esta línea, Silva lo define como "un dibujante excepcional y un pintor excepcional" del que todavía hoy queda mucho por descubrir, empezando por su cronología. Porque El Bosco no fechó ninguna obra y de ahí que muchas de la exposición no tengan año. La cronología del artista se estableció mucho tiempo después y fueron precisamente las obras del Prado, La adoración de los magos y El Jardín, "las que sirvieron para marcar sus etapas y reconstruir su estilo y evolución", termina Silva.
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*** ACTUALIZACIÓN: Dado el éxito de la muestra, el Museo del Prado ha decidido prorrogarla hasta el 25 de septiembre. Inicialmente iba a concluir el día 11.