El remedio para combatir el agua verde de Río enfada a los nadadores
El agua de las piscinas de saltos de trampolín y de waterpolo de los Juegos Olímpicos de Río, en el centro acuático Maria Lenk, pasó esta semana del color azul a otro verde no muy agradable. El Comité Organizador se apresuró a aclarar que la situación no era peligrosa para los deportistas y que obedecía a una reducción del nivel de alcalinidad de las aguas. Admitieron que los responsables de la piscina fallaron por no haber tenido en cuenta que el elevado número de nadadores podía incidir sobre el pH.
Pero también aclararon que el problema ya estaba empezando a ser corregido y que los nadadores pronto disfrutarían del tradicional color azul. Ahora, muchos deportistas se quejan de que ha sido peor el remedio que la enfermedad y que los intentos de arreglarlo sólo han causado problemas.
Tony Azevedo.
"Yo apenas podía abrir los ojos al final", criticó el miércoles Tony Azevedo, capitán de waterpolo de Estados Unidos, según recoge el Washington Post. "Son los Juegos Olímpicos y están poniendo tanto cloro en el agua que la gente no puede ver. No puede ser", añadió.
Esas declaraciones las suscribió el húngaro Gergo Zalanki, que aseguró que le dolían los ojos por el agua. En su opinión parecía que le habían añadido más cloro, pero señalaba que también podía haber algo más.
¿A QUIÉN LE IMPORTA EL COLOR?
Mientras, los organizadores de los Juegos Olímpicos mantienen que los niveles químicos de la piscina "están dentro de los estándares requeridos". "Hemos tratado las dos piscinas y los niveles de alcalinidad han mejorado", afirmó el portavoz olímpico Mario Andrada, quien reiteró que no existe ningún riesgo para los deportistas.
Con todo, no quiso especificar qué tratamientos estaba recibiendo el agua, aunque la utilización de cloro suele ser habitual. De hecho, algunos expertos consultados por el propio Washington Post afirman que los problemas como los que sufrían las piscinas suelen tratarse con grandes cantidades de cloro.
Eso explicaría la irritación de ojos que sufren los waterpolistas, ya que, si el agua no se filtra las suficientes veces, el cloro se deja notar. Sea como fuera, lo que está claro es que los deportistas sienten que el problema se ha agravado. "Lo que es molesto no es el agua verde. He jugado en un montón de piscinas con el agua así", aseguró Azevedo, quien añadió: "¿A quién le importa el color? Lo que importa es que sea seguro para nosotros".