Con ojos de niño: visita al Reina Sofía con menores de un barrio obrero de Madrid

Con ojos de niño: visita al Reina Sofía con menores de un barrio obrero de Madrid

CARLOS PINA

Una vez se les recuerda que en un museo "no se grita, no se corre y no se salta", los niños parecen comprender a la perfección que se encuentran en un lugar especial. Para la gran mayoría, es su primera vez en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en sus caras, además de sueño, se ve expectación.

La veintena de niños que visitan el museo forman parte de la asociación Otro punto de partida, una ONG que nació en 2010 impulsada por un grupo de amigos con la intención de servir de "apoyo a la inmigración", tal y como explica Jesús Miguel Marcos, uno de los socios fundadores.

Había comenzado la crisis y los inmigrantes eran uno de los colectivos más vulnerables, más propensos "a perder el trabajo y a quedarse sin nadie", cuenta Marcos. Por aquella época, a Otro punto de partida acudían principalmente subsaharianos, a quienes los voluntarios ayudaban con el papeleo y el idioma. No obstante, seis años después y con mucho "boca a boca" de por medio, la asociación atiende más diversidad de casos, como el de estos niños de diferentes orígenes que visitan el museo.

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"Ahora trabajamos con muchos españoles y sudamericanos" que, sin vivir estrictamente en la pobreza, pertenecen a la clase obrera del madrileño barrio de Entrevías, muy afectado por el paro, explica Marcos.

Puesto que los niños son "los que más sufren" esta situación, en la organización decidieron hace dos años ofrecer también un campamento urbano de verano. En estas dos ediciones han querido ir un poco más allá de las actividades de ocio y tiempo libre y profundizar en valores; el año pasado se centraron en la amistad y este año, en el respeto.

A lo largo de las dos semanas que dura el campamento, aproximadamente una decena de voluntarios y medio centenar de niños desarrollan cada día una dinámica distinta en torno al tema escogido: "Respeto al barrio, a la naturaleza, a los mayores, a los amigos, a uno mismo...", enumera Marcos.

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La mañana del 6 de julio, toca respetar el arte en "una visita diferente" realizada con la ayuda de Rebeca París, educadora de museos.

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En palabras de los propios niños, el arte que descubren en el Museo Reina Sofía es "como un puzle" (en el caso de Mujer con guitarra, de María Blanchard), "raro" (como Ballet mécanique, de Fernand Léger), "real" (como La casa de la palmera, de Joan Miró) y "muy creativo" (como el Guernica, la obra que más les llamó la atención y que les dio "un poco de yuyu").

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Rebeca París ha preparado una visita dialogada lo más dinámica posible para estos niños de entre 6 y 11 años: "A estas alturas ya están cansados de ir a clase, así que es mejor que no asocien esto al entorno escolar". "Tampoco se trata de darles datos y datos sobre el artista y su obra, porque para eso ya tienen Google", añade.

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Otro de los miembros de esta visita en es el abuelo de Álvaro, un niño de nueve años que participa en el campamento. El hombre quiere dar las gracias a los voluntarios por todo lo que hacen con los chavales: "¡Hay que saber reconocer su labor! Tienen mucha responsabilidad y lo hacen muy bien".

De los 18 niños que acudieron al campamento en 2015, han repetido todos y la cifra de participantes se ha duplicado. La visita al museo se programó con el objetivo de "abrir un diálogo en torno a la creatividad y al arte", explica Jesús Miguel Marcos.

Además, el campamento incluye otras actividades y pequeños viajes, totalmente financiados por los socios de Otro punto de partida. "No recibimos subvenciones de ningún tipo y alguna familia apenas puede pagar una cantidad simbólica", lamenta Marcos.

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La visita prosigue entre exclamaciones y algún que otro "tengo hambre" (eso sí, levantando la mano antes de hablar), y los niños responden a las preguntas de la educadora, que reconoce sorprenderse con algunas de las respuestas y conclusiones. "Al final, siempre está la duda de si se habrán quedado con algo", comenta, "y en realidad les queda más de lo que crees, pero de otra manera".

Fotografías de Carlos Pina

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es