Por qué estas cajas para bebés se están poniendo de moda
Un bebé dentro de una caja no es sólo algo adorable, también es seguro.
Por eso, esta costumbre lleva instaurada casi 80 años en Finlandia, país que presume de tener la tasa de mortalidad infantil más baja del mundo. El Gobierno proporciona a los padres de cada recién nacido una caja de cartón —con ropa, pañales y juguetes— en la que el bebé puede dormir.
Ahora, Reino Unido ha tomado prestada esta costumbre y un hospital de Londres, el Queen Charlotte's and Chelsea Hospital, ha empezado a repartir las primeras cajas.
"Durante muchos años, Reino Unido se ha quedado rezagado con respecto a sus vecinos europeos en lo que a reducir la tasa de mortalidad infantil se refiere", explica la doctora Karen Joash, obstetra que trabaja en el hospital. "Se ha demostrado que tanto estas cajas como los recursos educativos que las acompañan han ayudado a reducir la tasa de mortalidad infantil en Finlandia y esperamos que estos resultados se puedan repetir en Reino Unido".
Según el periódico británico London Evening Standard, la caja está pensada para evitar la muerte súbita infantil ya que, debido a su pequeño tamaño, impide que los bebés se coloquen boca abajo, una de las causas de este síndromedel lactante. En Finlandia, los bebés duermen en estas cajas durante los primeros ocho meses de vida.
La empresa estadounidense Baby Box Company se dedica a fabricarlas. Eso sí, el sistema sanitario del país no proporciona este tipo de cajas a las madres estadounidenses, que tienen que invertir entre 60 y 200 euros por cada una, tal y como recoge la revista estadounidense The Cut.
"Que te den esas pequeñas cosas que necesitas para las primeras semanas es genial", afirma Bianca Adefarakan-Davies, una madre que fue de las primeras en recibir esta caja para bebés en Londres. "Una cama portátil como esta está muy bien, ¡y a él le encanta! Nadie pondría a su hijo en una vieja caja de cartón, pero esta funciona de maravilla".
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.