'De Idomeni a Idomeneo': la ópera que da voz a los refugiados
Al regresar de la Guerra de Troya una violenta tempestad sorprendió al barco de Idomeneo, el rey de Creta. Éste le prometió a Poseidón, el dios de los mares, que si llegaba vivo a su isla sacrificaría al primer ser vivo que se encontrara —que resultó ser su propio hijo—. Varios siglos después, el compositor Wolfgang Amadeus Mozart convirtió esa historia mitológica en una ópera que se estrenó en 1781.
Una nueva versión de esta obra cobrará vida este viernes con el debut de De Idomeni a Idomeneo con los instrumentos de bandArt —una orquesta española compuesta por 45 músicos de una decena de países europeos— y la voz de un coro de refugiados y exiliados sirios. El estreno se enmarca en el Festival de Ludwigsburg, uno de los más prestigiosos de Alemania.
"BandArt es lo más excitante que se puede ver sobre el escenario", asegura a El Huffington PostDavid Ballesteros, responsable del área social de la orquesta y violinista de la Sinfónica de Londres.
Aparte de por su composición multicultural, bandArt se caracteriza por no tener director. "Que conozcamos el repertorio lo hace innecesario. No tener una persona que lleve la batuta nos permite ser más ágiles, responsables y creativos", defiende.
No hay director como tal pero sí un líder, Gordan Nikolic, solista y concertino de la Orquesta Sinfónica de Londres. Según explica Ballesteros, funcionan de manera cooperativa: "Todos opinamos y todos somos responsables individualmente de nuestro rendimiento, lo que supone un elevado nivel de exigencia".
La colaboración con los refugiados viene de la mano de la asociación alemana Zuflucht Kultur. "La cantante activista Cornelia Lanz tenía experiencia en incluir refugiados en sus proyectos y se pensó qué orquesta podía tener este papel integrador", recuerda Ballesteros sobre el inicio del proyecto.
Aunque en el nombre de la ópera figura Idomeni, un pequeño municipio de Grecia en la frontera con Macedonia donde decenas de miles de refugiados viven en condiciones extremas, en el montaje participan músicos y figurantes exiliados de Irán, Siria, Irak, Pakistán, Afganistán y Nigeria.
Para el violinista, De Idomeni a Idomeneo supone todo un retrato social que "refleja esas vicisitudes de llegar a un lugar con el riesgo de no hacerlo". Los ensayos junto a los refugiados los define como "un laboratorio" en el que músicos y cantantes van experimentando. "Vamos a crecer todos y ellos van a poder integrar sus historias", afirma.
"BandArt nos ofrece un espíritu libre y riguroso con la música. Hay riesgo, hay espontaneidad. Se crea una energía muy especial en los conciertos", recalca Ballesteros. Quien vaya como espectador, además de sorprenderse se encontrará "la historia de un tiempo que al final celebrará el amor".
Aunque sólo se podrá ver los días 8 y 9 de julio en Ludwigsburg, en noviembre habrá dos representaciones más dentro de los European Cultural Days organizados por el Banco Central Europeo y el Deutsche Bundesbank en Frankfurt.