¿Por qué las encuestas del 26-J fueron un desastre?
La noche electoral del 26-J dejó varios titulares y uno de los más destacados fue el estrepitoso fallo de las encuestas. Todos los sondeos, incluso el del CIS, reflejaban desde hacía semanas que Podemos superaría con más o menos holgura al PSOE. Pero la realidad dio un sonoro bofetón a las empresas demoscópicas: los socialistas mantuvieron la segunda plaza, superaron a los de Pablo Iglesias por 14 escaños y el PP logró una victoria más amplia de lo esperado. ¿Por qué se equivocaron todos?
Los expertos coinciden en la explicación: sobrevaloraron la estimación de voto a Podemos y eso descuadró todo lo demás. José Ramón Lorente, analista principal de Celeste-Tel, explica que, en ocasiones, los entrevistados manifiestan unas intenciones que luego no se cumplen. Y es lo que ocurrió esta vez con los potenciales votantes de Podemos. Afirma que antes del 26-J se encontraron con un fenómeno que hacía décadas que no veían: el 97% de quienes habían votado a Iglesias en diciembre afirmaban que iban a volver a apoyarle.
“En cualquier estudio, como máximo es un 85 o un 90% el que recuerda haber votado a una formación política y la va a volver a votar”, explica Lorente, quien subraya que ese porcentaje era del 80% entre los menores de 44 años, entre los que hay “un índice de abstención enorme”. “Ahí está la explicación de la sobrerrepresentación: el 20% de los que nos manifestaron que iban a votar a Podemos no votaron. No hay más vueltas que dar”, zanja mientras destaca que el problema fue que se recogió “fielmente” la opinión de los votantes de Podemos aunque su electorado no estaba todavía fidelizado, sino que era volátil.
"ES UN RIESGO DE LAS ENCUESTAS"
Además, advierte de que este fenómeno “no se puede corregir de ninguna forma” y que en los sondeos del futuro podría volver a ocurrir el mismo error. “Es un riesgo de las encuestas y no puedes sacar ahora un coeficiente corrector para eso. No puedes decir: a partir de ahora, cuando hagamos una entrevista a uno de Podemos vamos a aplicarle un coeficiente corrector porque sabemos que el 20% miente. El 20% ha sido en estas, pero en las próximas... ¿Qué será? ¿Un 30%? ¿O un 10?”, se pregunta.
Manuel Mostaza, director de operaciones de Sigma Dos, admite que ahora las empresas de estudios deben hacer un análisis de su metodología y de su forma de trabajar porque han “sobreestimado al votante de Podemos o la capacidad de movilizarse que tenía” y han “infraestimado la capacidad de ir a votar que tenía el votante del PSOE”. Con todo, advierte de que es “un poco injusto” acusar a estas empresas de que las encuestas “se parecen como un huevo a una castaña” cuando la ley prohíbe publicar estudios durante los cinco días antes de las elecciones, en plena campaña y cuando suceden cosas que pueden cambiar el voto de la gente.
“Los tracking de los últimos días sí apuntaban a que el PSOE se recuperaba poco a poco y que Podemos perdía en la misma medida. Da la sensación de que el Brexit aceleró la tendencia. Si no hubiera habido Brexit, quizá la situación hubiese estado más igualada, pero la salida del Reino Unido, que favorecía en principio a los partidos más institucionales, aceleró una tendencia que ya estaba marcada”, argumenta Mostaza.
¿INFLUYERON LAS GRABACIONES DEL MINISTRO?
José Ramón Lorente, de Celeste Tel, afirma que las grabaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, también hicieron que muchos votantes cambiaran. “Influyó en el electorado del PP porque no sólo se redujo, sino que además consiguió arrebatarle 400.000 votantes a Ciudadanos. Y 350.000 votantes del PP que se habían abstenido en diciembre volvieron a votar al PP”, afirma.
Narciso Michavila, presidente de Gad3, no está de acuerdo. Cree que esos dos acontecimientos de la última semana no influyeron mucho en los votantes. “El tema del ministro, si acaso, debería haber afectado negativamente al PP, no positivamente. Y el tema del Brexit tengo mis dudas de que al final haya sido lo determinante. ¿Que la persona que no ha votado a Podemos y se ha quedado en casa ha sido por el Brexit? Yo lo dudo”, plantea.
Pero, aunque el Brexit y las grabaciones hubiesen influido, ¿por qué falló también el sondeo a pie de urna que publicó TVE y que elaboró Sigma Dos? Manuel Mostaza, director de operaciones de esa empresa, explica que el problema no es que los españoles mientan descaradamente a los encuestadores. Admite que hay “una parte de culpa” que es suya y de nadie más porque sus “criterios de ponderación” pudieron fallar. Y apunta que en la compañía no están “cómodos” tras el error. Con todo, afirma que también hubo factores externos que les condujeron al fallo. Por ejemplo, dice, cerca de 1.250.000 personas votaron por correo. “Eso es casi un 5% y es una cifra muy alta porque te puede introducir elementos de distorsión en el análisis final”, asegura.
EL PROBLEMA DEL HORARIO
Y hay más: subraya que los colegios electorales cerraron a las 20.00, pero que por contrato ellos tenían que tener listos los resultados a las 19.15. “Hay una parte de los votantes del final que no consideramos”, admite.
Mostaza niega, en cualquier caso, que los errores de las encuestas fueran premeditados para manipular a la opinión pública y lamenta que algunos políticos estén insinuando eso. “Es un completo disparate. Extender sombras de duda es una cosa muy peligrosa. Las empresas como la nuestra viven de su credibilidad ante el público. Ninguna gana nada inflando nada ni mintiendo. Ni estamos al servicio de nadie. ¿Que nos reunimos un día con alguien que nos da instrucciones? Eso es una estupidez”, zanja mientras asegura que “no hay fantasmas ni cosas raras a las que a veces es tan aficionada la opinión pública española”.
En la misma dirección apunta Narciso Michavila, de Gad3: “Imagina que yo hubiese tenido una bola de cristal y el domingo le doy dos puntos menos a Podemos y dos puntos más al PP. Yo, como Gad3, me daría igual el sorpasso o el no ‘sorpasso” porque hubiese acertado los resultados.
Esa la difícil ciencia de fotografiar los estados de opinión.