En las tripas de Ferraz
Calle Ferraz, número 70. Nueve y media de la mañana. Los miembros del Comité Electoral del PSOE van llegando de manera salpicada. Suben a la cuarta planta. El secretario de Organización, César Luena, ejerce de maestro de ceremonias. Análisis, planes, estrategias, comentarios, mensajes, repaso de los medios de comunicación.
El Huffington Post tiene acceso a la sala de máquinas de la campaña socialista para el 26 de junio. En la larga mesa se mezclan móviles de última generación, carpetas, periódicos, informes y alguna libreta Moleskine. En el periodo electoral este encuentro se produce todos los días “sí o sí”.
Mientras el candidato, Pedro Sánchez, está de gira por toda España, su núcleo más duro toma decisiones y analiza la actualidad. Eso sí, habla al día “cien veces” tanto con Luena, con el vicecoordinador de estrategia electoral, Óscar López, y con la directora de Comunicación del PSOE, Maritcha Ruiz, según cuentan desde su entorno.
Los tres está sentados este lunes. Entre los temas en la agenda se tratan el debate ‘a cuatro’ y la reacción posterior. Se intenta planificar todo. Hay que retocar también la próxima agenda de Sánchez por una intervención en El Hormiguero, lo que obliga a modificar algunos actos ya planeados.
En este círculo de poder socialista está también esta mañana el jefe de gabinete de Sánchez, Juan Manuel Serrano. El hombre que más manda en la sombra. Estos días se centra en dirigir el equipo y la agenda del candidato. Junto a él está sentado José Enrique Serrano, que tiene en su cabeza toda la estructura del Estado. Él conoce casi todos los secretos del poder, pues fue jefe de gabinete en Moncloa de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero. Todos le escuchan con suma atención. Su misión para el 26-J: coordinar la estrategia del PSOE y el desarrollo de las propuestas de la campaña.
Al comienzo de la reunión habla acerca de pensiones, un tema sobre el que aporta su experiencia María Luisa Carcedo, con la que ya hizo equipo en las negociaciones para intentar lograr un pacto de investidura. Mientras conversan se escucha a un niño. El sonido viene desde la televisión. ¿El motivo? La responsable de movilización y redes, María González, interviene por videoconferencia porque no está en Madrid y se cuela de fondo su hijo Rafa. A ese pequeño miembro del comité electoral no se le esperaba.
La vorágine de la campaña hace que no todos los integrantes puedan acudir presencialmente. Por ejemplo, esta mañana Adriana Lastra está protagonizando un acto con motivo del primer año de la legislatura municipal y autonómica. Ella es el enlace con los alcaldes y cargos municipales del PSOE. El portavoz, Antonio Hernando, tampoco está, pero será el encargado de lanzar las ideas socialistas ante los medios un poco más tarde en un acto en Almería.
En las conversaciones que tiene precisamente Sánchez con su equipo suele interesarse por el resto de actos en todo el territorio y sobre quién será el encargado de marcar la agenda ante los periodistas cuando él está preparando el debate o trasladándose de provincia en provincia. El candidato socialista suele viajar acompañado por su jefa de prensa, Verónica Fumanal, y también por su director de gabinete.
El calor de junio ya domina la villa y corte. Las chaquetas en las sillas, dominan las camisas blancas y azules. La suavidad cromática se altera con la chaqueta rosa de Carcedo. En la mesa también tienen plaza Rodolfo Ares, que dirige la estrategia de la programación global de la campaña, y Juan Ramón Ferreira, mano derecha de Luena. Él es el encargado de que todo lo que ahí se dice “ocurra luego”.
Luena se encarga durante la campaña además de hablar con los líderes territoriales para informar de cómo está yendo la campaña, preguntarles cómo lo ven, coordinarse. En este despliegue, Maritcha Ruiz prepara a todos los directores de comunicación autonómicos, les envía los documentos que se van a presentar al día siguiente. Asimismo, tienen que marcar línea y decir a las federaciones lo que piensa Ferraz, como, por ejemplo, con la encuesta del CIS.
Según explica López a El Huffington Post, el equipo de campaña es consciente de que “no está solo en el mundo”. “Hace falta mucha respuesta rápida” ante la actualidad. Se llega con una planificación y analizados los estudios cualitativos, pero cada día pasa algo. Eso sí, Ferraz tiene detectado el público objetivo a por el que va dirigida la campaña: votantes socialistas, votantes socialistas que optaron por Podemos el 20-D y votantes socialistas que se suelen abstener. El partido está lanzando el mensaje desde el pasado fin de semana de que Pablo Iglesias pidió el voto “a los socialistas de corazón” en las anteriores elecciones y ha utilizado precisamente esos votos “contra un presidente socialista”.
Lsta campaña del PSOE también tiene en cuenta la brevísima legislatura. Podemos y Ciudadanos llegaban “vírgenes” a los anteriores comicios, eran una “incógnita”. El discurso de lo “viejo y de lo nuevo” era “especialmente criminal” para el PSOE, según reflexiona López, porque era como si su partido hubiera gobernado con el PP en los últimos cuatro años. Por eso, este partido cree que le puede ir mejor al ver algunos votantes de Podemos que ahí sigue Rajoy.
Las encuestas internas y externas son comentadas en estas reuniones de campaña. El temido sorpasso. No obstante, en el PSOE hablan de “burbujas mediáticas” cuando mencionan los sondeos. Suelen comentar que el 20-D también fallaron y consideran que Unidos Podemos está inflado como le pasó a Ciudadanos hace unos meses.
Las campañas no mueven millones de votos, pero sí pueden llegar a ser determinantes si se juegan las posiciones entre dos y tres puntos. En España, según los cálculos del PSOE y dependiendo de la participación, un punto suele equivaler a unos 250.000 votos. López cree que si el PSOE tenía problema de fuga de votos en diciembre, ahora ya recibe votos de gente que apoyó a los morados. Por eso, la actual campaña no es tan “defensiva” como la anterior y busca “sumar” respaldos.
Nadie quiere que el resto de partidos sepa su estrategia. Pero en esta campaña ha habido más contactos de los partidos que nunca por la intención inicial de llegar a un acuerdo sobre los gastos. Se frustró. No obstante, algunas cosas sí han calado entre todos, como la no colocación de vallas. El comité ha tenido que trabajar también con menos presupuesto. En la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011 se gastaron once millones de euros, en tanto que el 20-D se redujo a unos nueve. Para ésta han metido la tijera en un 30% y costará sobre seis millones.
Se cierran las carpetas, se apaga la televisión. Todos abandonan más de una hora después la sala. El país sigue de campaña. Y parte del futuro de España pasa por la conversaciones que cada mañana se celebran en Ferraz, número 70.
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Las fotografías de este reportaje han sido realizadas por Carlos Pina