El futuro de Israel y Palestina se debate en París
Israelíes y palestinos comparten escepticismo pero observan desde diferentes ángulos las opciones que abre la reunión ministerial prevista para este viernes en París, en la que Francia quiere sentar las bases para relanzar un proceso de paz totalmente estancado desde 2014.
En junio de 2015 el entonces ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, se entrevistó con líderes palestinos e israelíes para plantearles ideas sobre unas negociaciones limitadas en el tiempo, es decir, con un calendario, que desembocaran eventualmente en un Estado palestino independiente.
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Ya entonces, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se opuso a la iniciativa, una postura que sostiene un año después ante la propuesta encabezada ahora por Jean-Marc Ayrault, sustituto de Fabius.
La iniciativa alienta a los palestinos a "eludir las negociaciones directas", dijo anoche al recibir al jefe de la diplomacia finlandesa, Timo Juhani Soini, una postura que ya ha expresado en numerosas ocasiones este último año.
"El camino a la paz no pasa por conferencias internacionales que intentan imponer acuerdos, hacen las demandas de los palestinos más extremas y por tanto que la paz sea más remota", explicó Netanyahu hace unos días en un discurso en la Universidad de Bar-Ilan, donde defendió que la única vía es "negociaciones directas sin precondiciones".
QUIÉN PARTICIPA
Los cancilleres de 28 países se sentarán hoy en París junto a miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, de la Liga Árabe y la Unión Europea, para analizar las amenazas a la cada vez más erosionada "solución de dos estados" e intentar fijar los parámetros de unas futuras negociaciones entre palestinos e israelíes, que no participarán en esta primera reunión preparatoria.
El siguiente paso sugerido por Francia es la celebración de una conferencia internacional a finales de año con ambas partes, en la que ya se hablaría de las cuestiones a debate entre ambos desde hace décadas: refugiados, fronteras, estatus final de Jerusalén, seguridad, asentamientos y recursos naturales. Para los palestinos, cansados de procesos infructuosos desde los primeros a Acuerdos de Oslo de 1993, la francesa es una iniciativa bienvenida.
"Hemos pedido durante años que las negociaciones deben realizarse en un ámbito multilateral donde la comunidad internacional asuma responsabilidades", declaró a Efe el portavoz del Departamento de Negociaciones de la OLP, Xavier Abu Eid, para quien "el proceso bilateral sólo ha derivado en la cuadruplicación de colonos y garantizar la impunidad de Israel".
Por este motivo, cree que la reunión de París es un "gran primer paso" hacia la internacionalización del conflicto y asegura que los palestinos están "dispuestos a cooperar de la mejor forma para acabar con casi 50 años de ocupación".
Frente al rechazo de unos y el optimismo de otros, la prudencia de unos analistas que dan casi por estéril toda la iniciativa, al no existir las condiciones necesarias, ni políticas ni diplomáticas, para que progrese.
El analista israelí Shaul Arieli, miembro de un foro de centro izquierda que pide separar 28 barrios palestinos de Jerusalén Este, asegura ante Efe que no espera cambios a corto plazo.
"Pero dependiendo del apoyo de EEUU (que no ha mostrado efusividad ante la propuesta), quizá se pueda hacer algo, como retomar los términos de referencia para volver a las negociaciones", valora.
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John Kerry, con los negociadores Tzipi Livni y Saeb Erekat, en el verano de 2013, último intento real de paz entre las partes.
ENTRE EL CANSANCIO Y LA DERECHIZACIÓN
Señala no obstante que, después de la tajante respuesta del líder israelí a la iniciativa francesa, serían necesarias nuevas elecciones generales en Israel para que cualquier intento progrese. Una posibilidad que parece lejana tras la incorporación el lunes en su gobierno del ultraderechista Avigdor Lieberman, gesto visto por muchos como la materialización del giro a la derecha de su Ejecutivo.
Por su parte, Tareq G. Baconi, analista del think-tank palestino Al Shabaka, comenta a Efe que la sociedad civil no guarda demasiadas expectativas sobre el proceso, precisamente por los años de estancamiento político y las conversaciones estériles de las últimas décadas, en las que han ido perdiendo la confianza en sus representantes.
"Antes de ir a negociaciones, habría que hacer que Israel no tuviera la impunidad de la que ha gozado", indica, y pone sobre la mesa otro obstáculo notorio: la "fragmentación" entre las facciones políticas de Al Fatah y Hamás, un aspecto que, en su opinión, debería requerir mucha atención.
Y sostiene que "hay que pararse a pensar, diseñar una estrategia", porque "parece que se ha hecho más importante la existencia en sí de un proceso de paz que el objetivo de ese proceso".
"Se reúnen por reunirse, sabiendo que no habrá ningún resultado", concluye.