El ajedrez triunfa en los colegios: las razones de su 'boom' en las aulas
Hace unas semanas, Juan Carlos Solís tuvo una idea. Aprovechando la llegada del buen tiempo, colocó dos días a la semana una mesa, un reloj y unos tableros de ajedrez en un rincón del patio del colegio donde da clase, el Virgen Niña de Valladolid. Era una tímida invitación a que los alumnos se sentaran y jugasen, aunque no tenía muchas esperanzas de que la iniciativa tuviera éxito. Pero funcionó. “No veas la que se monta ahora. Hay hasta cola. No me importa jugar con ellos porque sé que se lo pasan bien, les hace ilusión ganarme y a mí que me ganen”, dice entusiasmado.
Tras esta experiencia, su centro ha organizado del 13 al 22 de junio varias jornadas dedicadas al ajedrez en educación infantil, con niños de entre tres y seis años. “Nuestra idea no es enseñarles a jugar, sino utilizar una herramienta muy lúdica para conseguir objetivos de una forma más fácil”, apunta Solís, que está planteando enseñarlo una vez a la semana o cada quince días el curso que viene. Su colegio es sólo un ejemplo más del ‘boom’ que el ajedrez está experimentando en las aulas españolas en los últimos meses, especialmente desde que en febrero de 2015 el Congreso de los Diputados instase al Gobierno “a implantar el programa Ajedrez en la Escuela en el sistema educativo español, de acuerdo con las recomendaciones del Parlamento Europeo”.
En España hay más de 1.000 colegios en los que se puede cursar esta disciplina como optativa o como actividad escolar y más de 300 en los que es una asignatura obligatoria más, con sus exámenes incluidos. En otros casos, el ajedrez no tiene una hora fija, pero los profesores lo utilizan como recurso en sus clases. ¿Por qué esta fiebre? La razón es puramente académica: los expertos y los estudios coinciden en que este deporte mejora el rendimiento en otras materias. Por ejemplo, apuntan que en algunos colegios de Alemania se ha sustituido una hora de matemáticas a la semana por una de ajedrez y así se ha mejorado el rendimiento en un 30%. En Cataluña, algunas pruebas piloto han dado resultados similares.
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AJEDREZ COMO PREPARACIÓN PARA LA VIDA
“Favorece la concentración, el razonamiento, es buenísimo para el autoestima”, subraya Juan Carlos Solís, que ve en ese deporte muchas aplicaciones para la vida diaria: “Los chicos y chicas no se paran a pensar qué pueden acarrear las decisiones que toman. Con el ajedrez te enfrentas a que tomar una cierta decisión puede hacer que te vaya mejor o peor dentro de una partida y lo tienes que aceptar porque no hay marcha atrás. Tú haces un movimiento equivocado y te tienes que aguantar porque no te vas a poner a llorar, ni vas a pegar al contrario, ni le vas a meter un alfil en un ojo”.
Leontxo García, periodista de El País y uno de los mayores expertos en ajedrez de España, apunta que este deporte hace que los alumnos mejoren, sobre todo, en matemáticas y en comprensión lectora, precisamente el talón de Aquiles de España en las pruebas PISA. ¿Cómo es posible? Él subraya un punto de partida: el ajedrez como herramienta educativa, el que se debe impartir en los colegios, no tiene nada que ver con los aspectos técnicos del deporte. No se trata de enseñar a los alumnos la defensa siciliana o la apertura española, sino de que, por ejemplo, el profesor de matemáticas pueda explicar una parte de la aritmética, de la geometría, de álgebra... basándose en el ajedrez porque “funciona muy bien y hace que las clases sean mucho más amenas y más eficaces”. “El objetivo tiene que ser transmitir valores o desarrollar la inteligencia, el razonamiento… fines puramente educativos”, insiste.
Y da algunas muestras de cómo se puede conseguir eso. Por ejemplo, en lengua, el profesor puede poner un caballo blanco y uno negro en el centro del tablero. Y repartir por muchas casillas palabras escritas en presente o en futuro. El ejercicio consiste en que el caballo blanco tiene que comerse las palabras en presente y el negro las palabras en futuro.
SALTOS DE GIGANTE
Hay más: en un tablero de ajedrez, a partir de cualquier diagonal, por ejemplo de los movimientos de un alfil, se puede construir muy fácilmente un rectángulo torcido. Y, entonces, el niño comprende desde el minuto uno que los rectángulos, así como otras figuras geométricas, no tienen por qué estar derechos. “Así estamos dando un salto de gigante para la buena comprensión de la geometría en general”, apunta Leontxo García, que asegura que el ajedrez mejora la comprensión lectora porque “desarrolla mucho la concentración y los niños que leen muy concentrados siempre van a entender mejor lo que leen”.
“Hay otra razón más sofisticada. Al leer y al jugar al ajedrez, nuestro proceso cerebral es muy similar. En ambos casos estamos reconociendo signos (letras en un caso, piezas de distinto color, valor y tamaño en el otro) y estamos asociando esos signos entre sí y sacando conclusiones de esas asociaciones. Los niños acostumbrados a ese proceso cerebral, porque juegan al ajedrez con frecuencia, después leen mejor y comprender mejor”, insiste García, quien subraya que España es la “primera referencia mundial” no sólo en ajedrez educativo, sino también en sus aplicaciones terapéuticas y sociales.
El experto destaca que ideas como las del colegio Virgen Niña, de introducir el ajedrez en educación infantil, no es en absoluto disparatada. Aunque, al igual que el profesor Juan Carlos Solís, insiste en que la idea no debe ser enseñar a los niños a jugar. Dice que, por ejemplo, él ha visto una clase de niños de tres años con un tablero gigante en el suelo y música pegadiza. Los niños empiezan a correr por el tablero y, cuando se han familiarizado con ello, a la música se le añade una letra muy sencilla que enseña a mover los peones.
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"TANTOS VALORES DE UNA MANERA TAN SENCILLA"
“Entonces la profesora se acerca a uno y le dice: tú eres un peón y, como eres muy valiente, nunca vas hacia atrás, solo hacia delante. Pero esta es tu columna, no puedes irte a la de la derecha o a la de la izquierda y no puedes mover cuando quieras, sino que tienes que esperar a que tu compañero juegue”, explica García. Y subraya que no hay muchas actividades pedagógicas que consigan transmitir “tantos valores de una manera tan sencilla y en tan poco tiempo”.
“En ese ejemplo estamos transmitiendo: lateralidad, psicomotricidad, geometría elemental, control del primer impulso, toma de decisiones lógica, respeto por las normas y por el compañero... Y todavía hay más”, apunta.
Daniel Escobar lo sabe bien. Es el encargado de la sección de Ajedrez Escolar de la Federación española y da clase en el colegio Laude El Altillo School de Jérez de la Frontera, donde se imparte el deporte como asignatura obligatoria desde hace 14 años. Él pone el énfasis en la importancia de la formación del profesorado.
¿QUÉ TIENE QUE TENER UN PROFESOR?
“Lo primero que tiene que tener un profesor es saber jugar al ajedrez. No hay discusión. ¿Pero qué nivel necesita? Depende. En el primer ciclo de primaria, con saber mover las piezas y poquito más es suficiente. Necesitamos métodos muy sencillitos para enseñar lo que tienen que aprender por curso”, señala. Explica que los profesores pueden encontrar todo el material necesario en internet, poniendo simplemente en Google “ajedrez y educación” o “ajedrez en colegios”. “Si no, se pueden poner en contacto con cualquier federación, que les facilite la comunicación con algún especialista”, subraya.
También existen gran variedad de cursos y seminarios para profesores en toda España. Uno de los mejores está teniendo lugar en Madrid y Barcelona este viernes y sábado y lo imparte la Fundación Kasparov. El diploma que recibirán después de esa formación los capacitará para utilizar el ajedrez como herramienta en horario lectivo o para impartirlo como actividad extraescolar.
Recursos para lograr dar jaque mate al fracaso escolar.