'Ataca tú, que a mí me da la risa': 8 claves de la final de la Champions
Segundo asalto. Real Madrid y Atlético vuelven a enfrentarse este sábado en Milán (20:45 horas) en una final de Champions. El precedente, en Lisboa hace dos años, es difícil de olvidar. Ese cabezazo de Ramos en el descuento pasó a la historia de los finales dramáticos de la máxima competición europea. Como siempre en el fútbol, lo más cruel para unos es lo más maravilloso para otros.
Mucho ha llovido desde entonces. El Atlético no llega como campeón de Liga, pero sí como un equipo temido y consolidado entre los grandes de Europa. Tampoco afronta el partido con el desgaste de jugarse el título liguero a un partido en el Camp Nou, ni con la obligación de infiltrar con placenta de yegua a su único referente arriba (Diego Costa se tuvo que retirar en el minuto 8). Este equipo de Simeone tiene muchos más recursos, experiencia y seguridad.
La situación del Madrid es más compleja. Con la misma irregularidad de siempre, desembarca en Milán con el objetivo de salvar una temporada mediocre. Porque una cosa es el balance de Zidane y otro muy distinto el del equipo. Hubo mucha temporada antes de enero. En 2014, con Ancelotti, se había ganado la Copa del Rey al Barcelona y eso siempre alivia. Sin embargo, este año de trayectoria dudosa coincide con que la moral y la fe del equipo están más arriba que nunca tras un gran tramo final con el técnico francés. El equipo defiende mejor que con cualquiera de los últimos entrenadores de postín que han pisado el Bernabéu y ha cerrado el curso con una magnífica racha de victorias que le hizo tener opciones hasta el final en la Liga. Haber recortado once puntos al eterno rival, victoria en el Camp Nou incluida, y la remontada en Champions ante el Wolfsburgo enchufaron a un equipo desahuciado.
¿Quién manda en la capital? Eso ya no importa. Lo que está en juego ahora saber quién manda en Europa. Da igual si uno ha eliminado a los mejores y otro ha tenido la fortuna de encontrarse cruces más propios de una Europa League. Los títulos no entienden de héroes ni de culpables en los sorteos. El camino hay que recorrerlo como te viene y la clave es saber llegar. Aquí no hay favoritos. Éstas son algunas de las claves del partido:
Ataca tú, que a mí me da la risa
¿Quién lleva la iniciativa? Esa es la madre de todas las preguntas. El Atlético se encuentra más cómodo contra equipos que van a buscarle. No sufre sin balón y es letal a la contra. El Madrid, por su parte, está más acostumbrado a querer mandar (que no a lograrlo), pero sus mejores números también se sustentan en transiciones rápidas. Simeone ya avisó de que los blancos no van a salir a atacar. ¿Truco para picar al sentimiento de grandeza del contrario? Lo sea o no, lo cierto es que Zidane es conocedor de que el argentino les tiene tomada la medida, y la mejor prueba es el último derbi en el Bernabéu. El Madrid se asfixió en la presión atlética y el partido, feo de solemnidad, transcurrió sin historia hasta que los rojiblancos encontraron su ocasión. Ni se despeinaron. El duelo táctico, por tanto, es apasionante. A ninguno de los dos les interesa proponer y asumir el riesgo de dejar espacios. Si ningún detalle desequilibra la balanza, serán los minutos los que obliguen a cambiar algo al que más miedo tenga a una hipotética prórroga o penaltis, o lo que es lo mismo, al que se sienta superior.
¡Acábala y no te compliques!
Cualquier niño que haya jugado al fútbol ha recibido tres consignas fundamentales en su primer entrenamiento: hay que terminar la jugada, al portero contrario hay que probarlo y no hagas lo que no sabes. De errores en el último pase que han terminado en gol del contrario está la historia del fútbol llena. En duelos tan igualados entre dos especialistas del contragolpe, esta máxima cobra más importancia todavía. La posesión tiene que acabar con disparo o con el balón parado. Por otra parte, los riesgos tienen sus zonas del campo delimitadas y sus jugadores indicados. Las pérdidas de balón y los excesos de confianza son los que suelen decidir este tipo de encuentros, que por monótonos invitan a relajarse en algunas zonas del terreno de juego. El Madrid se dejó dos puntos en el Calderón por un error de Arbeloa en una jugada sin aparente peligro.
La jugada acabó con el gol del empate de Vietto
La presión perfecta
Es una de las cosas que mejor hace el Atlético. Ante el Barcelona en la Champions dio toda una lección, sabiendo qué tipo de presión le convenía en cada momento. Presión alta para impedir la salida del balón o esperar a partir de los tres cuartos de campo para achicar espacios y saturar la zona de creación. Modric será el hombre más marcado del partido y Simeone intentará forzar que sea Pepe el encargado de iniciar la jugada. Los apoyos en medio campo y las descargas al primer toque de hombres como Benzema son dos de los principales deberes de Zidane si quiere aspirar a hacer daño al equipo que mejor defiende del mundo.
Actitud
Es imposible ganar al Atlético en esta parcela. En su comportamiento como equipo, probablemente sea insuperable. La actitud permite mantener la concentración durante los 90 minutos. Por actitud (o porque no la tuvo el contrario) se llevó los tres puntos del Bernabéu en Liga.
Observa bien la parte izquierda de la imagen: el centro del campo del Madrid se desentiende de la jugada que termina con el gol de Griezmann
Mira la actitud de los dos jugadores blancos tras ser superados por Juanfran. La jugada termina con un mano a mano de Saúl que para Keylor
Uno de los grandes méritos de Zidane es ser el primer técnico en muchos años que consigue que el Madrid no se rompa en dos. En sus primeros partidos, como el del Atlético, no lo consiguió, pero los buenos resultados han cambiado la dinámica. Para sorpresa de todos, el equipo nunca ha defendido tan bien y tan junto como ahora. El respeto y la admiración que infunde la figura del francés ha provocado que los jugadores se pongan el mono de trabajo y se comporten como un bloque. Ese espíritu de sacrificio que iguala las fuerzas mentales es la peor noticia para Simeone, sabedor de que este Madrid ha aprendido a jugar con el resultado, es más práctico y no tiene complejos respecto a su forma de jugar.
Pegada: todos en racha
Las dos delanteras llegan en su mejor momento. Cristiano ha hecho en el tramo final todos esos goles decisivos que le faltaron en la primera mitad de la temporada, Bale se ha echado el equipo a la espalda en los partidos en los que no ha estado el portugués y Benzema ha completado uno de sus cursos más regulares. Por su parte, Griezmann ha vuelto a demostrar que es un jugador top y Torres ha resucitado hasta su mejor nivel cuando nadie daba ya un duro por él. La balanza de la pegada se inclina a favor del Madrid, los 43 goles de diferencia entre ambos equipos en Liga (110 contra 67) lo demuestran. Los blancos necesitan mucho menos que el Atlético para hacer un gol, pero no hay mejor aval para contrarrestarlo que la condición equipo de menos goleado (18-34 en Liga respecto al Madrid).
El peso de la cabeza
Es difícil saber qué miedo puede pasar más factura, si el de otro año en blanco o el de perder otra final ante el mismo rival. Las cabezas de los jugadores ya habrán jugado decenas de veces la final durante las dos semanas que los aspirantes han tenido para preparar el partido. También habrán revivido (para bien y para mal) lo que pasó en Lisboa. El tiempo pasa muy despacio cuando estás esperando una fecha. Esa presión se aparta tratando de esquivar a la rutina, pero no se va de la cabeza. El trabajo psicológico de los cuerpos técnicos va a jugar, sin duda, un papel importantísimo. Si no se ha trabajado bien, al primer contratiempo todo es susceptible de derrumbarse.
Marcelo
Es el mejor en su puesto por todo lo que aporta fuera de él. Marcelo no estuvo en ese partido del Bernabéu ni tampoco fue titular en la final de Lisboa, donde fue suplente de Coentrao. Pero salió y revolucionó al equipo junto a Isco. El lateral brasileño es la solución habitual a los días de atasco, muy frecuentes en un Real Madrid que se vuelve prácticamente inoperante cuando le obligan a atacar en estático. Marcelo es el factor sorpresa, el hombre extra que llega desde atrás con la calidad de un '10' y se asocia con todos los 'buenos'. Su presencia puede ser el factor desestabilizador para el orden y el rigor defensivo del Atlético.
Cortocircuito con nombre belga
Zidane no va a variar ni un ápice el bloque que mejor rendimiento le ha dado, por lo que todas las miradas se dirigen a lo que pueda hacer Simeone. Siempre intenta condicionar al contrario con alguna novedad. En su once hay dos dudas, pero solo una puede variar la estrategia. La primera es el centro de la defensa y está entre Savic y Jiménez, pero la importante está más arriba. Lo natural es que juegue con Augusto en 4-4-2, pero Carrasco podría ser la sorpresa dibujando un falso 4-3-3, algo poco habitual en el entrenador argentino, pero que ya le dio muy buen resultado en Champions en el Camp Nou. Es el jugador más vertical y desequilibrante en el uno para uno de los rojiblancos y su presencia puede tirar por tierra muchas ideas previas.