Los independentistas logran una amplia victoria en las parlamentarias en Escocia
Las urnas han hablado. El Partido Nacionalista Escocés (SNP) ha ganado las elecciones autonómicas del jueves, al obtener 63 de los 129 escaños en liza, aunque ha perdido la mayoría absoluta, según los resultados oficiales difundidos.
Los conservadores se han confirmado como primer partido de la oposición en el Parlamento de Edimburgo, con 31 escaños (16 más que los obtenidos en las elecciones de 2011), en detrimento del Partido Laborista, que queda relegado a tercera fuerza parlamentaria con 24 diputados, lo que significa un retroceso de trece.
Con una participación del 55,6%, de un electorado de 4 millones de personas, el SNP obtuvo un 46,5% del voto, frente al 22,6% de los laboristas (que perdieron un 9,2%) y un 22% de los conservadores.
LOS INDEPENDENTISTAS: "HEMOS HECHO HISTORIA"
La líder independentista, Nicola Sturgeon, cuya formación gobernaba en mayoría absoluta desde hace cinco años, ha dicho que su partido "ha hecho historia" al conseguir su tercer mandato desde 2007 y se ha comprometido a gobernar "para todos los escoceses".
Sturgeon, que se presentaba a sus primeros comicios como líder del partido, ha asegurado sentirse "muy honrada" de haber contado con el apoyo del electorado, a pesar de que el SNP ha perdido seis de los diputados que ganó en 2011.
Los grandes vencedores de estas elecciones son también los "tories" (conservadores) de la carismática Ruth Davidson, que por primera vez en la historia reciente del Reino Unido consiguen una destacada presencia en el Parlamento escocés.
El primer ministro británico, el conservador David Cameron, ha felicitado a Davidson, cuya victoria da alas a nivel nacional a los "tories", que han resultado menos beneficiados en las elecciones municipales que se celebraron también ayer en Inglaterra.
Como se preveía, el Partido Laborista, liderado en Escocia por Kezia Dugdale, ha sufrido un duro varapalo en la región, como ya le ocurrió en las elecciones generales británicas de mayo de 2015, lo que pasará factura al líder nacional, Jeremy Corbyn.
Con su amplia mayoría, el SNP ha consolidado el espectacular avance que protagonizó en las elecciones generales de 2015, cuando se convirtió en la tercera fuerza parlamentaria del Reino Unido, con 56 de los 59 escaños que corresponden a Escocia en la Cámara de los Comunes.
El nuevo Parlamento de Escocia deberá gestionar las nuevas competencias, sobre todo en materia fiscal, que Londres accedió a ceder tras el referéndum de independencia de 2014, que perdieron los independentistas con un 45 frente a un 55 % de los votos.
Sturgeon, que, después de esa consulta, sucedió en el liderazgo del SNP y del Gobierno escocés a Alex Salmond, ya ha avanzando que no promoverá un segundo referéndum a menos que la mayoría de los escoceses apoyen la secesión.
Sin embargo, ha advertido de que podría hacer una excepción si la mayoría de los británicos vota por salir de la Unión Europea (UE) en el referéndum del 23 de junio, en contra de los deseos de la autonomía escocesa, que es más europeísta.