La ultraderecha xenófoba gana la primera vuelta de las elecciones en Austria
Norbert Hofer, candidato del partido ultraderechista FPÖ, triunfó en la primera ronda de las elecciones presidenciales de Austria, con un 35,4% de los votos, y se enfrentará en la segunda y decisiva vuelta al ecologista Alexander Van der Bellen, segundo con un 21,3%.
Según el recuento casi completo de las papeletas e incluyendo proyecciones del medio millón de votos por correo, se confirma que por primera vez en la historia democrática del país alpino el futuro presidente no será ni socialdemócrata ni democristiano. Los dos candidatos de los partidos de la llamada "gran coalición" de Gobierno sufrieron una histórica derrota electoral en esta cita con las urnas, en la que la participación fue del 68% del censo.
El democristiano Andreas Khol, un expresidente del Parlamento, fue cuarto con un 11,2%, mientras que el socialdemócrata Rudolf Hundstorfer, hasta su candidatura ministro de Asuntos Sociales, fue solo quinto con un 10,9%.
La Presidencia austríaca es un cargo más bien protocolario sin poderes ejecutivos, como representante del país en el exterior. Sin embargo, el presidente federal austríaco tiene algunos poderes concretos, como el de disolver el Parlamento, destituir al Gobierno o ser el comandante en jefe del Ejército, entre otros.
EL FALLO DE LAS ENCUESTAS
La clara victoria de Hofer contradice todas las encuestas de las últimas semanas que indicaban que Van der Bellen era el principal favorito para ganar estas elecciones. El resultado es el mejor que el FPÖ consigue en casi 70 años de historia en unos comicios nacionales en la república alpina.
Este partido euroescéptico, xenófobo y populista aparece en las encuestas de intención de voto como la fuerza más apoyada del país. Por ello, las elecciones estaban vistas como un termómetro del apoyo popular del partido derechista y de las dos formaciones gobernantes, cuya posición en el poder queda debilitada.
En una primera reacción, Hofer declaró a la emisora pública ORF: "La gente está llena de esperanza. En cuatro semanas vamos a ver el cambio de rumbo para Austria".
"Nadie me tiene que tener miedo, soy una persona amable, pero con principios. Pero si el gobierno no mejora, entonces será difícil para el Ejecutivo", manifestó sobre la posibilidad de destituir la coalición de Gobierno en caso de ganar la segunda ronda.
FPÖ, CADA VEZ MÁS RADICAL
Estas elecciones están marcada por la crisis de los refugiados, que trajo a Austria a decenas de miles de inmigrantes de Oriente Medio en los últimos meses.
Empujados por las posiciones cada vez más radicales del FPÖ, los dos partidos en el poder, el socialdemócrata SPÖ y el democristiano ÖVP, endurecieron a comienzo de año su política migratoria, con límites máximos de acogida y cierres de frontera con los vecinos.
A pesar de este endurecimiento, muy criticado en Bruselas y en la vecina Alemania, el descontento social con la situación migratoria y económica parece haber empujado a más votantes en dirección del FPÖ.
Es que la situación social de Austria ha empeorado paulatinamente en los últimos años, con una subida del desempleo, que ha pasado en menos de dos años del 4,5% al 6%, y con cerca de medio millón de parados, de lo que el FPÖ responsabiliza al Gobierno.