Seis formas de arte que exhibe la Feria de Abril (FOTOS)
Puntual como cada año, la Feria de Abril ha inundado Sevilla dos semanas después de Semana Santa, lo justo para que a la capital andaluza le diera tiempo a reponerse y prepararse para vivir unos días intensos de fiesta.
Desde la preferia hasta este lunes de resaca (bautizado así por los oriundos), los sevillanos se vuelcan con su feria y se encargan de cuidar cada detalle para que el arte flamenco llegue a todas partes.
Para todos aquellos que desconozcan esta celebración y para los que quieran regodearse y despedirla como se merece, aquí van seis elementos con los que se puede disfrutar del arte de la Feria de Abril (hasta con lluvia):
Quizá el vestuario sea lo más llamativo de esta Feria, y no es para menos, porque cada traje tiene su ciencia y aunque cualquiera se pueda poner uno, se necesita práctica para domarlo. Primero, por lo que pesa; después, por lo difícil que es andar con él (según las sevillanas, la clave es "caminar en línea recta, poner un pie justo delante del otro"); y, por último, por las complicaciones para ir al baño. A veces, los vestidos son tan ajustados que no queda más remedio que quitárselo entero e ir acompañada a un lavabo con espacio para dos personas (más dos vestidos).
Algunas chicas se hacen o se compran un traje cada año y otras muchas se los intercambian entre amigas o hermanas para no repetir modelito y ahorrarse los 200 o 300 euros que suele costar cada vestido… (Lo del dinero es otro tema aparte). Luego, se añaden los complementos:
Las flores. Antes solía ponerse a un lado, pero últimamente las sevillanas prefieren ponérsela encima de la cabeza, en el centro. Cada vez también es más frecuente que las chicas se pongan varias, y hasta ramilletes enteros, cuentan las expertas.
El mantón, que normalmente va a juego con el vestido y se puede colocar de mil maneras.
Los broches. En plural, porque se pueden poner varios: uno delante y otro detrás para sujetar el mantón al vestido.
El peinado. Lo que más se ve son recogidos y trenzas bastante elaborados.
El maquillaje. Esos días las chicas buscan un par de tonos más de piel. Aunque lo normal es tirar de capas y capas de maquillaje, hay gente que se lo toma muy a pecho e incluso recurre a los rayos UVA.
Pendientes, peineta, etc.
¡Y nada de bolso! Para evitar cargar con él y estar más cómoda al bailar, el traje lleva incorporado un bolsillo en el bajo, entre los volantes, para guardar lo imprescindible. Eso sí, mejor no llenar demasiado ese bolsillo mágico, porque al andar va dando en la pierna.
Casi todo el mundo, independientemente de la edad y del origen, se anima a seguir el ritmo flamenco, ya sea con pasos de sevillanas, con las palmas o incluso con las cañas rocieras (en el vídeo).
Para los que no tienen gracia ni a base de rebujitos, aparte del flamenco tradicional la Feria también ofrece canciones pachangueras propias de cualquier discoteca. Un consejo: existen listas de Spotify de la Feria de Abril, por si este lunes de resaca te entra la morriña o te quieres ir ambientando para la próxima.
Cada una tiene su estilo y su marcha, pero este año se puede decir por primera vez cuál ha sido la más alegre y festiva. Concretamente, la caseta La Parrilla ha sido la premiada en la primera edición del concurso ¡Qué Alegría! Awards by Ron Barceló —que ya había sacado unas botellas de la feria diseñadas por el ilustrador Iván Solbes—, por su colorido y su marcha.
Detalle de la case La Parrilla, ganadora del premio ¡Qué Alegría! Awards by Ron Barceló
Cada año se homenajea algo en particular y en 2016 el motivo ha sido la danza, además de incluir elementos conmemorativos del IV centenario de la muerte de Cervantes. Lo que no cambia con los años es la costumbre de hacerse una foto (o selfi) con la portada de fondo.
Pedro Sánchez, en la Feria de Abril
Otras fotos típicas son las que se hacen con la copa de rebujito en mano o de la clásica mesita de las casetas desde arriba:
Pero no todo son rebujitos. La comida cumple un papel importante en la Feria, y aunque lo más frecuente sea pedir pescaíto, queso y jamón, también se pueden probar otras delicatessen como las cañaíllas (unos moluscos desconocidos para los no andaluces) o platos tradicionales reinventados, como el salmorejo de aguacate.
Tras tanto baile, tanta caseta y tanta comida y bebida, el domingo todo llega a su fin con los fuegos artificiales como colofón. El domingo es un día triste y las familias suelen llevar a los niños a los cacharritos para despedirse de la Feria.
Este lunes de resaca los sevillanos aprovechan para poner todo en orden (su casa y su vida) y recuperar el ritmo habitual de la ciudad. Unos harán balance de gastos y otros, recuento de ganancias. Y así hasta que pasen los 40 días antes de que empiece el Rocío.