El gran problema con los emojis de WhatsApp
Los emojis son estupendos, ¿verdad? Reflejan de forma gráfica y divertida sentimientos, estados de ánimo y todo tipo de objetos, animales, etc. Permiten decir mucho en muy poco, y prácticamente no dan pie a la malinterpretación. ¿No dan pie a la malinterpretación? No tan deprisa...
En New York Magazine se han hecho eco de un estudio de la Universidad de Minnesota que señala algo que quizás se había podido hacer evidente en algún momento pero a lo que nunca se había señalado de esta forma: la diferencia en el diseño de los emojis según la plataforma desde la que se envíen y la que se reciban afecta a su significado.
Con algunos emojis no hay ningún problema. Un pulgar hacia abajo no tiene matices ni diferencias tan grandes entre diseños como para ser malinterpretado o desvirtuado. Una berenjena, bueno, puede tener significados metafóricos. Pero con muchos otros, comienzan el drama, ya que el significado emocional varía.
Este ejemplo es perfecto: ese emoji cambia completamente su significado en base a si se ve desde un iPhone (donde indica cierto pesar, tensión, lamento) o si se ve desde un Nexus (donde no es más que una sonrisa exagerada). Aquí podemos verlo mejor, en varias plataformas distintas.
¿POR QUÉ OCURRE ESTO?
El consorcio Unicode, compuesto por representantes de diferentes empresas, se encarga de fijar las descripciones de los emojis, pero a menudo estas descripciones no son del todo precisas o demasiado abiertas. Con lo cual, cada fabricante puede aplicar su propio diseño como le venga en gana. Esto tiene bastante sentido de cara a homogeneizar los emojis al resto del sistema, pero como hemos visto, resta valor a su uso en las comunicaciones.
Conclusión para el usuario: quizás debamos tener algo más de cuidado a la hora de enviar un emoji y pensar en qué verá el destinatario, que no siempre será lo mismo que nosotros.
Conclusión para los fabricantes: quizás sea el momento de que Unicode sea algo más preciso con sus descripciones, o haya un diseño por defecto que pueda ser adaptado por cada fabricante, pero sin las variaciones tan grandes que suceden en ocasiones.
Un artículo de Javier Lacort publicado originalmente en Hipertextual