Por qué tenemos ganas de comer cosas grasas cuando estamos faltos de sueño
Te acuestas a las cuatro de la mañana y te levantas a las nueve con unas ganas irreprimibles de lanzarte al restaurante de comida rápida más cercano. Pero, ¿por qué nos apetece tanto comer algo graso después de salir toda la noche de fiesta o, simplemente, tras una mala noche de sueño? Gracias a un estudio publicado el pasado 29 de febrero en la revista Sleep, ahora conocemos la respuesta: todo es culpa de la falta de sueño.
"Hemos descubierto que la falta de sueño activa una señal que aumenta el aspecto hedonista de la ingesta de comida, el placer y la satisfacción que provoca", explica uno de los autores del estudio, Erin Hanlon, investigador en endocrinología, diabetes y metabolismo.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la Universidad de Medicina de Chicago han observado los comportamientos alimentarios de un panel limitado de 14 jóvenes participantes (hombres y mujeres) en dos situaciones diferentes.
El doble de grasas consumidas
Primera situación: durante cuatro días, los participantes pasan ocho horas y media en la cama, duermen una media de siete horas y media cada noche. Segunda situación: pasan cuatro horas y media en la cama, duermen una media de poco más de cuatro horas. En los dos casos, comen tres veces al día a las mismas horas: a las 9, a las 14 y a las 19 horas.
Durante ocho días, los investigadores midieron sus niveles de hormonas grelina (que estimula el apetito) y leptina (la hormona de la saciedad). También midieron, por primera vez, los niveles de endocannabinoide (concretamente, el 2-araquidonilglicerol). ¿De qué se trata? El sistema endocannabinoide es el mismo sobre el que actúan los elementos activos del cannabis. Este sistema ordena a nuestro cuerpo, en cierto modo, que "incremente nuestro deseo de comer", explica Erin Hanlon. Por tanto, era este indicador el que interesaba más a los investigadores.
Después de las noches cortas, los participantes tenían mucha más hambre que de costumbre. También se veían capaces de comer más que en situaciones normales. De hecho, no se resistían a alimentos grasos (galletas, caramelos, patatas fritas…), incluso dos horas después de una comida que les había aportado el 90% de sus necesidades calóricas. De media, consumían dos veces más grasas que tras haber pasado una noche normal.
El culpable: el sistema endocannabinoide
Esto coincide con los niveles de endocannabinoide que los investigadores pudieron medir. Cuando dormimos lo suficiente, estos niveles son más débiles durante la noche, alcanzan un pico después del almuerzo y van disminuyendo progresivamente. No obstante, después de una noche corta, el nivel se mostraba un 33% más elevado. Alcanzaba su pico más alto tras el almuerzo, pero, en vez de disminuir, se mantenía elevado hasta aproximadamente las 21 horas.
Para los investigadores, esto explica por qué tenemos más ganas de comer alimentos que nos dan placer cuando estamos faltos de sueño.
Aún queda saber de dónde viene exactamente este endocannabinoide y por qué es tan elevado tras una noche agitada. "No sabemos de dónde vienen estos endocannabinoides", señala Hanlon a la web IFLScience. "Sabemos cómo se generan en el cerebro, pero no en el cuerpo. Descubrirlo es la prioridad de mi investigación".
Anteriormente ya se había hablado de otros motivos. Por ejemplo, se sabe que tenemos menos voluntad cuando hemos dormido poco. Se sabe también que el consumo de alcohol incrementa nuestra sensación de hambre. De ahí que el día después de una fiesta nada se nos antoje más que la comida rápida.
Y no, por mucho que digan las leyendas urbanas, este tipo de comida no lleva incorportada una pastilla antivomitiva…
Este artículo fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano