Réquiem por las cabinas telefónicas
Vivimos en una sociedad intensamente conectada. Nuestros seres más queridos, nuestros compañeros de trabajo y casi cualquier persona de nuestro entorno está a un simple clic de distancia. Servicios como WhatsApp, Telegram o Slack, aupados a hombros de la telefonía móvil, han impulsado la sociedad a un nuevo nivel. Un nuevo nivel en el que la comunicación entre personas es más sencilla y la relación entre las mismas es más frecuente que nunca.
Pero durante el siglo XX, la situación era justo antitética. El teléfono móvil era un elemento aspiracional al que muy pocas personas del mundo tenían acceso. La comunicación entre personas —más allá de las conversaciones físicas— quedaba limitada a las llamadas telefónicas, realizadas únicamente desde dispositivos fijos situados en hogares, empresas y lugares públicos.
Bajo ese paradigma, las cabinas telefónicas comenzaron a emerger como un método de comunicación solvente, versátil y, sobre todo, accesible. Esto llevó al estado español, de la mano de Telefónica, a impulsar su implantación por todo el territorio nacional, superando las 100.000 cabinas a lo largo de la península Ibérica y asentándose como una bandera del progreso socioeconómico de la nación.
Desafortunadamente, estos elementos tan representativos de la evolución de un país, están próximos a su desaparición. La explosión de la telefonía móvil en España, la implantación de redes de telefonía más avanzadas, el frecuente vandalismo (del que las cabinas son sujeto) y el viraje de la sociedad hacia servicios más avanzados como WhatsApp o Skype —que cada vez reemplaza con más frecuencia a las llamadas telefónicas— han dejado en una posición de total irrelevancia a las cabinas telefónicas que continúan distribuidas por todo el territorio nacional.
Telefónica España, en conversaciones con Hipertextual, aseguró que el número de cabinas ha descendido exponencialmente, al igual que el uso de las mismas. Estos son algunos de los datos más relevantes:
— El número de cabinas ha descendido hasta las 18.400 en 2016. Entre los años 90 y comienzos del siglo XXI, el número de cabinas telefónicas oscilaba las 100.000. En 2006, Telefónica registró 52.800 cabinas operativas. En 2016, el número ha descendido hasta 18.400.
— El uso por habitante es muy reducido. Telefónica afirma que, de media, sus cabinas son utilizadas 30 segundos al año por cada habitante del país. Esta cifra ha decrecido de forma sostenida durante los últimos años.
— Una cabina por cada 3.000 habitantes. La ley actual establece un mínimo de una cabina telefónica por cada 3.000 habitantes. Mientras continue vigente, Telefónica cumplirá dichos requisitos.
Las cifras proporcionadas por Telefónica generan, casi por inercia, una pregunta clave: ¿cuándo serán retiradas las 18.400 cabinas restantes? Los portavoces de Telefónica España con los que Hipertextual pudo contactar aseguraron que dicha decisión es responsabilidad del Gobierno de España, quien no se ha posicionado aún al respecto. No obstante, el contrato vigente entre el Gobierno central y Telefónica vencerá el próximo 31 de diciembre de 2016, por lo que, de no ampliarse, este podría ser el último año en el que veamos cabinas telefónicas por las calles.
En países como Francia, el Gobierno ha establecido 2017 como fecha de defunción de las mismas. En otros como Bélgica, en cambio, las cabinas telefónicas ya pasaron a mejor vida durante 2015. No obstante, ambos casos reflejan la misma idea: las cabinas telefónicas no tienen cabida en la sociedad actual.
EL FUTURO DE LAS CABINAS TELEFONICAS: WI-FI, ACUARIOS Y PUNTOS DE RECARGA ELÉCTRICA
En España, el futuro de las cabinas telefónicas continúa siendo incierto. Su inminente muerte está asegurada, pero tanto su fecha de caducidad como su reemplazo continúan siendo incógnitas por resolver. No obstante, alrededor del mundo —incluyendo España— ya se están viendo propuestas interesantes que permiten dar de una segunda vida —mucho más longeva— a las cabinas telefónicas.
En Londres, por ejemplo, algunas de las populares cabinas rojas han sido reconvertidas en puntos de recarga para teléfonos móviles. Estas nuevas cabinas aseguran un 20% de carga en diez minutos, y utilizan la energía solar para abastecerse a sí mismas. Desde su instalación, más de seis personas por hora las utilizan.
En España, algunas cabinas telefónicas ya han sido reconvertidas en puntos de recarga para coches eléctricos. La propuesta se encuentra en fase de pruebas, pero podría convertirse en una sólida solución para dar una nueva vida a las cabinas telefónicas.
Otro de los usos más expandidos en varios países del mundo es la reconversión de las cabinas telefónicas en puntos de acceso a internet abiertos (mediante la conexión Wi-Fi). De la misma forma, también se está experimentando con la reconversión de las cabinas telefónicas en paneles informativos para turistas, pudiendo encontrar todo tipo de información relacionada con la ciudad en la que se encuentran. No obstante, la propuesta más peculiar para rejuvenecer las cabinas telefónicas la encontramos en Japón, donde algunas de estas cabinas han sido reconvertidas en peculiares acuarios de peces urbanos.
Un artículo de Nicolás Rivera para Hipertextual