Un artista fotografía a niñas refugiadas como princesas Disney para denunciar su drama

Un artista fotografía a niñas refugiadas como princesas Disney para denunciar su drama

Este martes se celebra el Día Internacional de la Mujer, aunque no en todas partes por igual. 4,6 millones de sirios no podrán celebrarlo en casa por culpa de la guerra civil que los ha convertido en refugiados.

Por eso, el artista y activista Saint Hoax, "como ciudadano sirio y ser humano", sintió "la necesidad de ayudar" —según explica en su cuenta de Instagram— y junto con la ONG Malaak ha lanzado la iniciativa Once Upon a War [Érase una vez una guerra] para concienciar sobre la situación de las niñas refugiadas.

"Malaak, una ONG que proporciona ayuda y educación a los refugiados sirios, me dio el privilegio de colaborar con un grupo de chicas que reside temporalmente en un campamento de refugiados en Akkar (Líbano). Once Upon a War es el resultado de mi experiencia con estas niñas, que me ha cambiado la vida", cuenta el artista.

En la serie de fotografías que componen este proyecto, Saint Hoax y Plastik Studios pidieron a las niñas que se vistieran de su princesa favorita y que explicaran cuáles eran sus aspiraciones. La idea surgió porque "la mayoría nunca tendrá la oportunidad de jugar a los disfraces, ya que su realidad está por encima de todo esto".

Además, las chicas realizaron un taller sobre la red social Snapchat y esta semana serán ellas mismas las encargadas de gestionar la cuenta del artista (desde el usuario SaintHoax) para publicar y compartir con el mundo sus historias.

La guerra y los desplazamientos provocan un parón en la educación de la mayoría de refugiadas. Y esto "a menudo acaba en violencia sexual, en un mayor riesgo de explotación y en matrimonios o embarazos precoces", denuncia el activista, para quien estas niñas "son heroínas de la vida real".

Éstas son sus historias:

Con Aya, de 6 años, nos lo pasamos muy bien. Después de hacerle las fotos, se metió a su casa y se puso otro vestido. Diez minutos después, volvió para hacerse otra foto. Nos dijo: 'Nadie me había hecho fotos antes'. Su sueño es ser actriz. La Bella y la Bestia es el cuento favorito de Aya. En esta foto, se colocó el pelo para que fuese exactamente como el de Bella.

La Bella Durmiente fue el primer cuento que leyó Manar. Y desde entonces es su favorito. Su sueño es llegar a ser médico. A Wouroud le encanta la calma y la bondad de Blancanieves. Ella quiere ser socióloga. Las dos tienen 20 años. Se conocieron en el campamento hace dos años y desde ese momento son inseparables. Consideran que su amistad es lo mejor que ha salido de esta guerra. En el campamento trabajan juntas como maestras y nos ayudaron a organizar este proyecto.

Cenicienta es una soñadora, justo como Maram (16 años). Ella cree en un futuro más feliz. Cuando hablamos sobre la guerra, sólo podía recordar lo bueno de su trágica experiencia. A Maram le encantan los niños y cuida de muchos de los que viven en el campamento. Su sueño es llegar a ser pediatra. Hiba, de 2 años, nació en Líbano. Nunca ha estado en Siria y ésta es la única vida que ha conocido. Nunca ha visto la película de Cenicienta, pero sus padres le han contado la historia. Cuando le enseñamos el disfraz de Cenicienta, lo eligió entre todos los demás. Ésta era la primera vez que Hiba jugaba con disfraces.

Bayan, de 12 años, escogió a la Bella Durmiente porque le recordaba a un vestido parecido que tenía. Cuando Bayan y su familia se fueron de casa hace tres años, tuvieron que dejarlo todo allí. Ésa fue la última vez que vio su vestido rosa. A Raghad, también de 12 años, le encanta Frozen porque resalta la relación entre dos hermanas. Ella está muy unida a su hermana y haría cualquier cosa por protegerla, como Elsa. Mona, de 11 años, tiene dos princesas preferidas: Yasmín y Bella. Eligió a Yasmín porque es una princesa árabe, y a Bella por su inteligencia. Ambas princesas son fuertes y aventureras, y Mona se identifica con eso. Bayan, Raghad y Mona se conocieron en el campamento hace tres años. Y se hicieron amigas íntimas desde entonces. Su sueño es llegar a ser profesoras.

Soñaba con ser princesa, entre otras cosas: abogada, maestra, poeta cantante, ingeniera, piloto, estrella de cine. Sus sueños pudieron llegar muy, muy lejos, pero ni una sola vez soñó con ser fugitiva, inmigrante o refugiada. Su vida dio un giro inesperado cuando vio cómo la ciudad ardía a su alrededor. Tuvo que dejar a un lado sus sueños y ver cómo se desvanecían a medida que se iba haciendo mayor. Los años pasaron y se dio cuenta de que se había perdido la mayor parte de su vida. Nunca llegó a ser princesa, entre otras cosas, ni abogada, maestra, poeta cantante, ingeniera, piloto, ni estrella de cine. Érase una vez una guerra que puso fin a sus sueños.

"Es imprescindible que eduquemos y empoderemos a las niñas que viven en campamentos de refugiados para que puedan seguir soñando", recuerda el artista sirio, que nos anima a colaborar con la ONG Malaak haciendo una donación.

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