Cómo multiplicar el potencial de un piso pequeño con una buena distribución
Con un proyecto estudiado al detalle es posible mejorar considerablemente la distribución de un apartamento pequeño. Es posible incluso ganar algunos metros o dar con trucos que hagan que el espacio parezca más amplio. Todo es cuestión de ingenio y de replantearse reformas para hallar las soluciones óptimas a cada circunstancia.
Se trata de investigar el potencial escondido de cada casa, esos detalles que podrían hacerlas más atractiva o que sacarían mayor partido a la superficie. Las claves en un piso pequeño son la distribución y el orden. Elementos como los muebles y materiales son importantes también. En este sentido, los muebles no se pueden dejar para el final, ya que en este tipo de espacios cumplen un papel organizador y polivalente, además de que, junto con los revestimientos, también tienen el papel de serenar y enlazar el resto de elementos.
Algunos espacios que a priori podrían ser descartables pueden llegar a tener mucho potencial. Es el caso de este antiguo almacén de 20 metros cuadrados de planta, que en realidad cuenta con 100 metros cúbicos de espacio aéreo aprovechable. Los arquitectos de MYCC lo dividieron en plataformas a distintos niveles con funciones diferentes, de manera que la vivienda dispusiera de varios ambientes, abiertos y comunicados entre sí.
Cuando el espacio plantea ciertas restricciones de origen que no se pueden modificar, como es el caso de las viviendas entre medianeras con un solo frente de ventanas, las posibilidades en cuanto a distribución están más limitadas. Pero si se realiza un proyecto ya adaptado a estas circunstancias, la casa funcionará mejor. En estas situaciones, es mejor ubicar la cocina y la zona de estar cercanos a la ventana, dejando para un segundo nivel de iluminación el dormitorio, que puede independizarse con cerramientos de vidrio o muebles bajos para no perder el contacto con la luz.
Sin duda alguna, la forma en que se dispone la planta ayuda mucho a que los espacios de uso se distribuyan de una manera más eficiente. En el caso de las plantas estrechas pero largas, los usos se pueden distribuir en hilera, lo que ayuda a que el ambiente gane en orden visual y a que no se mezclen las funciones. Convendrá, en este sentido, agrupar todas las zonas de uso a lo largo de una de las paredes, para que las circulaciones sean claras y rectas.
El elemento del que se ha de sacar mayor partido y que constituye el verdadero potencial de toda vivienda, especialmente de las pequeñas, es la luz natural. Es lo que transformará el espacio, ayudada en su recorrido interior por una distribución despejada, un mobiliario optimizado al milímetro y unos revestimientos que ayuden a reflejar la luz. Por eso, si cuentas con ventanas en paredes opuestas o en ángulo, trata de no obstruirlas, creando, por ejemplo, una distribución abierta o con unas divisiones transparentes. El ambiente se ensanchará y al ser luminoso resultará también más confortable.
Si hay posibilidad de abrir alguna nueva ventana, no lo dudes. Hasta un ventanuco puede cambiar radicalmente la percepción de un espacio, mejorando el funcionamiento del piso. Otra idea que ensanchará las visuales interiores es bajar el antepecho de una ventana para que tenga más tiro. Si esa ventana da a un patio o a un balcón, conviértela en una puerta con vidrio. Ganarás en luz natural, que entrará también a ras del suelo, así como en sensación de amplitud.
En viviendas de un único ambiente, lo más difícil de la distribución suele ser encontrar el lugar para la cama. Si hay varias ventanas en el frente, por ejemplo, ésta ha de ubicarse en un extremo, mientras que en el otro, es conveniente colocar la cocina-comedor.
A ser posible, la cama se debe poner en una zona que no sea lo primero que se ve al entrar. Al ser voluminosa, conviene buscar su emplazamiento en un ángulo al final de un recorrido; de esta forma será más fácil independizarla y no entorpecerá el funcionamiento del ambiente.
En este ejemplo de planta cuadrada, la cama se ha privatizado mediante un mueble bajo, que evita que al entrar en la casa sea lo primero que atraiga la atención.
En este otro ejemplo la zona de estar se ha elevado unos 60 centímetros para ocultar la cama debajo.
Hay que pensar en el volumen disponible. Tener un piso con techos altos es de un valor incalculable. Al poder distribuir la vivienda en dos alturas, se logra maximizar la superficie. Por encima de tres metros ya se podría empezar a pensar en una plataforma elevada para colocar una cama. Las posibilidades de aprovechamiento son muy variadas y se tienen que determinar de acuerdo a lo que se quiera poner en cada nivel. En este ejemplo, la parte superior alberga un colchón y la inferior una zona de estar.
Otro elemento que hay que rastrear en busca de metros adicionales son los espacios residuales, que pueden darse en un armario más profundo de lo habitual, en un lavadero que ya no se emplea, en un hueco de escalera, en el espesor de un muro… La idea es reconvertirlos para que aporten un nuevo uso, como puede ser una cabina de ducha, un vestidor, un aseo o una zona de almacenaje. Incluso la misma planta de la vivienda con sus irregularidades puede dar pie a nuevos espacios como es el caso de este recibidor.
A veces se tiene un recibidor espacioso que no deja opción a reducirlo o a integrarlo de otro modo en la casa. En ese caso, se puede dotar de una zona de almacenaje que sirva de complemento al armario principal. Hay que aprovecharlo para que la casa funcione mejor y esté más ordenada. Si la entrada da directamente a la zona de día, quizá se pueda proyectar una separación con un mueble-armario.
Una terraza o balcón es un espacio muy buscado, mucho más en las viviendas de tamaño reducido. Las plantas, la proyección exterior, las vistas… todo cuenta para conseguir que el espacio sea más confortable y no parezca claustrofóbico. Sin embargo, si se tiene la posibilidad de cerrarlo, es recomendable integrarlo hacia el interior para conseguir expandir la zona de día o para instalar la área de trabajo.