Paco Delgado, nominado al Oscar, explica cómo creó el vestuario de 'La chica danesa'

Paco Delgado, nominado al Oscar, explica cómo creó el vestuario de 'La chica danesa'

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La chica danesa no sería lo que hoy es —una película emotiva, bella en su factura, con una fuerte carga reivindicativa y social— sin los rostros de Eddie Redmayne y Alicia Vikander como el matrimonio formado por Einer Wagener/Lili Elbe y Gerda Wagener. Sin embargo, esas caras podían haber sido muchas otras: Nicole Kidman estuvo a punto de ser su protagonista, y Charlize Theron, Uma Thurman, Marion Cotillard, Gwyneth Paltrow… casi hacen de su esposa. Sin embargo, si había un nombre que sí que iba a estar en la película de Tom Hooper desde el principio, un trabajo que no podía faltar, ese era el de Paco Delgado. Y lo cierto es que sin sus creaciones, sin sus trajes, vestidos, zapatos y sombreros, La chica danesa sí que no sería hoy lo que es.

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En una película en la que el tema principal es el género (el cambio por el que pasa su protagonista, el pintor nacido como Einar Wagener, hasta poder convertirse oficialmente en Lili Elbe), no cabe duda de que el vestuario es fundamental. De ahí que el trabajo del canario Paco Delgado, diseñador de vestuario de la cinta dirigida por Hooper, haya sido honrado por la Academia de Cine de Hollywood: sus creaciones aspiran a una estatuilla de las cuatro a las que opta la cinta (Actor Protagonista para Eddie Redmayne, Actriz Secundaria para Alicia Vikander, Diseño de Producción y Vestuario) en los 88º Premios Oscar que Hollywood entrega el 28 de febrero en el Dolby Theater. Este año Delgado es el único nominado español.

Cuando todavía falta un mes para la celebración de los premios, Delgado cuenta que está a punto de marcharse a Estados Unidos. Unos días antes de su partida, y con una agenda apretada como si fuera el mismísimo Eddie Redmayne, concede una entrevista telefónica a El Huffington Post.

Había hecho con Pedro Almodóvar La Mala Educación, en la que Gael García Bernal se convertía en una mujer, y luego La piel que habito, que también trata una transformación de género.

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Paco Delgado, junto a varias piezas de vestuario.

Delgado no es un novato ante los Oscar. La Academia ya le puso la miel en los labios en 2013, cuando lo nominó por su trabajo en Los Miserables, aunque la estatuilla se la acabó llevando a casa la creadora de los trajes de Anna Karenina, Jacqueline Durran. En esta edición, el de Lanzarote se enfrenta a las creaciones realizadas para La Cenicienta, Carol, Mad Max: Furia en la carretera y El Renacido. Esta nominación llega, otra vez, gracias a su trabajo con Tom Hooper, director de Los Miserables y también El discurso del rey.

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"Supongo que cuando Tom tuvo este proyecto entre las manos pensó en mí por varias razones. La primera, naturalmente, porque hice Los Miserables con él, fue una buena colaboración, acabamos muy contentos", relata Delgado. "Y la segunda porque yo había hecho con Pedro Almodóvar La Mala Educación, en la que Gael García Bernal se convertía en una mujer, y luego La piel que habito, que también trata una transformación de género. Esas eran las razones principales por las que quería trabajar conmigo de nuevo".

Antes de eso, ¿cuál fue su camino para llegar a Hollywood? "Yo no sé cómo funciona el mundillo, sé cómo me ha pasado a mí", explica, contando que conoció a Hooper cuando vino a España para hacer un anuncio para una marca de ron en Jerez de la Frontera. "Entre la gente que quería conocer surgió mi nombre, supongo que porque había visto mis películas con Almodóvar y con Álex de la Iglesia [La Comunidad, Crimen Ferpecto]. Empezamos a trabajar juntos, le gustó mucho y me comentó que tenía un proyecto que era Los Miserables y que le encantaría saber si yo estaría dispuesto a trabajar con él. Yo le dije que encantadísimo, pero nunca pensé que fuera a suceder. Pero no fue así: efectivamente me volvió a llamar para Los Miserables".

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CONEXIÓN CON EDDIE REDMAYNE

Tras su paso por la Francia revolucionaria de finales del siglo XIX, Delgado y Hooper avanzan medio siglo hasta llegar al Copenhague de los años veinte, y también vuelven a París. Y de nuevo junto a Eddie Redmayne, aquí en la piel de un Einar Wagener que poco a poco va dejando salir a la Lili que lleva dentro. Para hacerlo lo primero que utiliza es, cómo no, la ropa. El propio Delgado reconoce que "el vestuario en esta película es muy importante", y que era necesaria "una conexión" con el protagonista para dar forma al personaje: "Nos conocíamos muy bien ambos, confiábamos el uno en el otro".

Muchas veces cuando un hombre da vida a una mujer la reinterpretación es un poco burda.

"Lili está atrapada en un cuerpo que no le pertenece a ella, ve a Einer como una coraza. Poco a poco esa coraza se reblancedece, se abre. Es como una armadura que deja ver el alma", explica Delgado, que ha tenido que conformar dos personas a partir de un solo actor, y el paso de hombre a mujer no era sencillo. "Lili era mucho más complicada. Había que hacer algo femenino con sutileza, porque lo encarna un hombre. Muchas veces cuando un hombre da vida a una mujer la reinterpretación es un poco burda. Hicimos pruebas con Eddie Redmayne para ver qué podíamos usar para hacer de Eddie una mujer. Eso fue lo que más estudiamos".

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No solo Lili fue compleja de crear, sino también Einar, porque al fin y al cabo es una mujer atrapada en un cuerpo de hombre, y ese hombre tampoco está cómodo consigo mismo. De ahí que el actor también tuviera que poner mucho de su parte, y Redmayne tuvo que perder varios kilos para el personaje, aunque sin pasarse, como él mismo contaba en una reciente entrevista: "El problema es que si adelgazaba demasiado se pronunciaban demasiado la nuez y los pómulos. Y quedaba muy masculino. Sólo una cosa me ayudó. Siempre me quejo de que jamás podré dar vida a un tipo con barba, porque apenas me crece. Bueno, ahora, la verdad, fue una ventaja". Como reflexiona Delgado, "Eddie tiene una parte andrógina, una mezcla entre entre Annie Lennox y Kristin Scott Thomas". Y esa parte fue de gran ayuda.

INSPIRACIÓN POR TODAS PARTES

La película parte especialmente de la novela del mismo título de David Ebershoff. Pero no solamente en ella se ha inspirado Delgado para crear el vestuario. "Yo me agarro a todo lo que puedo. El guión es importantísimo, ahí está todo. Cuando lo lees intuyes muchas cosas, te ayuda a desarrollar ideas, como cuando te lees una novela, que vas pensando cómo van vestidas las personas o cómo son las habitaciones o las calles, ese tipo de intuiciones ya están en el guión. Y luego en este caso había una novela, una autobiografía de Lili Elbe. Todo eso también aporta material".

Había muchísima información de tipo visual sobre colores, sobre qué cosas usaban, qué tipo de moda llevaban.

Las descripciones del libro de Ebershoff son completas, detalladas, y también se describen prendas de ropa claves como el primer vestido que se prueba Einar y con el que Gerda lo pinta.

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Delgado explica que en este caso contaba con un extra: el de la profesión de sus personajes en la vida real: "Había algo muy importante, y es que ellos eran pintores, tanto Gerda, como Lili, como Einar antes. Sobre todo Gerda pintaba a Lili, y se pintaba a sí misma. Entonces había muchísima información de tipo visual sobre colores, sobre qué cosas usaban, qué tipo de moda llevaban. Una pintura a veces muy erótica, con una carga sexual grande, y todo eso se ve en la película".

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IMAGEN: Wikimedia Commons

Aunque sus personajes sean reales, Delgado afirma que eso no le condiciona, y que tampoco lo hace el director. "Yo aquí les he puesto lo que he querido. Tom Hooper tiene clara la psicología del personaje, su fuerza… Pero no te dice si tiene que ir de rojo o llevar un traje chaqueta".

UNA ÉPOCA DE CAMBIOS

Einar/Lili y Gerda viven en un momento, unos lugares y unos ambientes en los que se respira liberación. Copenhague, París, los años veinte, el mundo de la pintura, del ballet, del teatro… Eso también influye en el paso que toma Einar, y por supuesto en cómo lo refleja Delgado en sus creaciones.

En los años veinte el cuerpo es mucho más masculino. Pero nosotros para hacer una mujer creíble teníamos que crear curvas, una cintura ficticia.

"Los años veinte ayudan a lograr una silueta más andrógina. La moda es un reflejo de la sociedad: en esa época se acababa de salir de la Primera Guerra Mundial, la mujer se incorporaba masivamente al trabajo y a la sociedad. Eso provocó que desapareciera la hiperfeminización de años atrás: se elimina el corsé, llega el pelo corto…", relata. Algo que tampoco es que les ayudó demasiado a la hora de transformar a Redmayne en una mujer, ya que en ese momento no hay cinturas estrechas ni siluetas de reloj de arena. "No hay que enfatizar con un corsé, se aplastan las curvas, se eliminan las caderas… el cuerpo es mucho más masculino. Pero nosotros para hacer una mujer creíble teníamos que crear curvas, una cintura ficticia". Más trabajo, y más merito.

Vestidos y trajes, sombreros y tutús… ¿cuál es su creación más querida de todo ese proceso? "Mi pieza favorita es un traje de chaqueta andrógino [que viste Redmayne] que supone un punto de inflexión. Es cuando Lili deja de disfrazarse, ahí se ve la fuerza que tiene el vestuario. La ropa puede crear y definir situaciones, solo hay que mirar todo lo que ha habido en el Congreso de los Diputados con las rastas. El poder de la ropa es increíble, puede hacer todo lo que queramos".

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