Gianni Infantino, elegido presidente de la FIFA
El suizo Gianni Infantino ha sido nombrado este viernes nuevo presidente de la FIFA, tras la votación celebrada en el Congreso Extraordinario del organismo en Zúrich (Suiza).
Infantino logró un total de 115 votos en la segunda votación, en la que se requerían 104 para ser nombrado presidente, y se impuso en la elección al jeque Salman Bin Ibrahim Al Khalifa (88), al príncipe Ali Bin Al Hussein (4) y a Jerome Champagne (0).
La primera votación confirmó el favoritismo Gianni Infantino y Salman Bin Ibrahim Al Khalifa, que se han repartido 173 de los 207 votos emitidos. El italiano obtuvo una ligera ventaja con 88 votos, por los 85 que logró el bareiní.
Muy por detrás finalizaron los otros dos candidatos, ya que Ali Bin Al Hussein recibió 27 votos y Jerome Champagne, tan solo 7. Antes de que empezara la votación había anunciado su renuncia el quinto candidato inicial, Tokyo Sexwale.
EL TECNÓCRATA MANO DERECHA DE PLATINI
Nacido en Brig (Suiza) el 23 de marzo de 1970, Infantino ha sido el rostro amable de la UEFA, el simpático conductor de los sorteos de la Champions que trataba de hacer comprensibles los numerosos condicionantes de la primera fase y que, una vez descartado Michel Platini, por su inhabilitación, dio el paso al frente para liderar la reconstrucción de la FIFA.
Políglota -habla perfectamente inglés, francés, italiano, alemán y español- y cercano al fútbol español -estuvo becado por la Liga de Fútbol Profesional, ha dado conferencias a los clubes sobre reformas de la UEFA y es buen degustador de jamón- el nuevo presidente de la FIFA llega avalado por la implantación del Fair Play financiero, que introdujo el control económico en los clubes europeos o por la expansión de la Eurocopa a 24 selecciones, idea que trata de trasladar al Mundial, con un total de 40 equipos.
Pero, sobre todo, tiene tras de sí el apoyo de la gente del fútbol. Luis Figo, Roberto Carlos, Fernando Hierro, Samuel Eto'o y Cafú, han reforzado su campaña, lo mismo que entrenadores como Mourinho, Capello o Alex Ferguson, más la Asociación Europea de Clubes, pese a sus reticencias para ampliar la Copa del Mundo.
Ese mismo apoyo de los grandes fue su lastre, porque en el lado contrario se le percibió como el candidato del statu quo; otro suizo -nacido apenas a 10 kilómetros del pueblo natal de Blatter- que fue fiel hasta el último momento a Michel Platini, el otro ilustre imputado.
Para desmentir esa sensación, Infantino acometió una extenuante campaña que comenzó en El Cairo y concluyó en Robben Island, en la cárcel donde estuvo preso Nelson Mandela, y que le llevó a dar "cinco veces la vuelta al mundo", en palabras suyas.
Prometió un secretario general africano y se declaró "sudamericano", ante la CONMEBOL, cuando las dudas de la Confederación Brasileña amenazaban con romper la unanimidad de la CONMEBOL a favor suyo.
Ahora, Infantino tiene por delante la tarea de llevar a buen puerto la mayor reestructuración que ha sufrido la FIFA en toda su historia, unos cambios que deben acallar las críticas de corrupción, que deben apagar el fuego encendido entorno a la elección de Rusia 2018 y Caatar 2022 y que, de forma casi inmediata, deben volver a atraer patrocinadores, porque la FIFA ha anunciado que cierra el ejercicio 2015 con pérdidas, por primera vez desde 2002.