Ondas gravitacionales: la última predicción de Einstein se confirma
¿Has jugado alguna vez a lanzar piedras contra un estanque? En caso afirmativo habrás comprobado que en el lugar donde cae se produce una pequeña perturbación y las ondas comienzan a propagarse suavemente sobre el agua. Algo similar ocurre en el universo. Fenómenos tan extraños como violentos dan lugar a ondas que se desplazan de forma muy tenue. Entre esos eventos destaca el Big Bang, la gran explosión que ocurrió en el origen del cosmos.
Las suaves ondas que se producen como consecuencia de estos fenómenos son conocidas como ondas gravitacionales. Su existencia fue predicha por Albert Einstein en la Teoría de la Relatividad general, que hace unos meses cumplió un siglo. Aunque no fue el primero en proponer la idea de estas perturbaciones, el físico sí reconoció que su detección iba a ser una tarea compleja. Incluso llegó a desdecirse de su vieja teoría en 1936, cuando negó la existencia de esas ondas gravitacionales. Pero hasta los genios se equivocan.
La existencia de las ondas gravitacionales ha sido confirmada este jueves por Advanced LIGO, una de las máquinas más sensibles jamás construida. La colisión de dos agujeros negros produjo las ondas gravitacionales “escuchadas” por LIGO el pasado 14 de septiembre, como han anunciado durante la rueda de prensa.
El detector está formado por dos observatorios estadounidenses, situados en Hanford (Washington) y Livingston (Louisiana), en los que trabajan más de mil científicos de quince países diferentes de todo el mundo.
Entre ellos se encuentra la española Alicia Sintes, investigadora de la Universitat de les Illes Balears, quien confiesa que nos encontramos ante un "momento histórico". Gracias a estos auténticos "oídos tecnológicos", la humanidad ha sido capaz de escuchar por primera vez los tenues susurros de las ondas gravitacionales.
Este descubrimiento abre una nueva era en la historia de la Física. Las ondas gravitacionales permitirán conocer, por ejemplo, cómo ocurre "la formación de agujeros negros supermasivos", según explica Antonio López Maroto, profesor de física teórica de la Universidad Complutense de Madrid. También podríamos saber más acerca de la explosión de supernovas o de la historia del cosmos, al ayudarnos a escuchar los ecos de la gran explosión que dio lugar al universo tal y como lo conocemos hoy en día.
La relevancia del hallazgo es de tal envergadura que muchos apuntan ya a que protagonizará el próximo Premio Nobel de Física. Así lo admitió la propia Academia sueca en 1993, año en el que galardonó a Russell A. Hulse y Joseph H. Taylor Jr por hallar la primera evidencia indirecta de la existencia de ondas gravitacionales. López Maroto apuesta porque dicho reconocimiento llegará más pronto que tarde. "Deberíamos esperar a que un experimento independiente como VIRGO pudiera confirmar la detección, pero sin duda supone un avance fundamental en la comprensión de la leyes que rigen el universo", asegura.
Después de más de medio siglo de búsqueda, acelerada en los últimos años con detectores como Advanced LIGO, y tras sonados fracasos como los protagonizados por el experimento BICEP2, la humanidad ha vuelto a hacer historia. La expectativa generada desde mediados de enero no ha defraudado. La detección por primera vez de las ondas gravitacionales confirma la última gran predicción de Albert Einstein y también ayudará a entender un poco más la historia del universo y algunos de sus fenómenos más extraños e intrigantes.
Un artículo de Ángela Bernardo, de Hipertextual.