"La matanza de Atocha": Madrid homenajea a los abogados asesinados en 1977
Madrid. 24 de enero de 1977. Número 55 de la calle Atocha. 22:30 de la noche. Nueve abogados laboristas trabajan en defensa de los movimientos vecinales que se estaban gestando durante la Transición en defensa de la libertad y la democracia. Suena el timbre de la oficina. Al abrir, un comando fascista irrumpe en la oficina y acribilla a tiros a los letrados. Cinco muertos. Cuatro heridos. A grandes rasgos, así fueron los asesinatos de Atocha de la semana trágica de la Transición.
39 años después, en el abarrotado auditorio Marcelino Camacho de CCOO en Madrid, durante la presentación del libro La Matanza de Atocha, de Jorge M. Reverte e Isabel Martínez Reverte, se recuerda y rinde homenaje a esas nueve víctimas del fascismo que, como dice el propio autor parafraseando a Javier Pradera, eran “lo mejor que se podía ser durante el franquismo: hombres y mujeres de Comisiones Obreras”.
LA HISTORIA
Paca Sauquillo, presidenta del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad y hermana de una de las víctimas, no se encontraba en el despacho la noche de la tragedia, pero recuerda con total claridad la tensión de esa semana de enero de 1977, en la que dos estudiantes fueron asesinados en las numerosas manifestaciones que se sucedían entonces.
El 23 de enero, un joven de 19 años, Arturo Ruiz, fue asesinado por un grupo de ultraderechistas armados en una manifestación en Madrid a favor de la Amnistía. Al día siguiente, en otra protesta de repulsa por el suceso, Maria Luz Nájera, de 21 años, fue alcanzada por un bote de humo de la policía antidisturbios que le costó la vida. Ese mismo día, el Teniente General Villaescusa fue secuestrado por el grupo GRAPO.
En este ambiente de tensión, la noche del 24 de enero, los abogados laboristas sabían que su vida corría peligro. Pero no por ello dejaron de ir a su despacho de la calle de Atocha para trabajar por los movimientos que luchaban por la libertad y la democracia. "Eran jóvenes con interés que luchaban por cambiar, por defender a los demás", recuerda Sauquillo sobre las víctimas.
Presentación del libro "La matanza de Atocha"
Sauquillo menciona también a Dolores González Ruiz, que murió hace justo un año y que había sido esposa de su hermano, Javier Sauquillo, quién la salvó la vida esa noche: "Ella nunca quiso ser protagonista. Recordaba que Javier le tapó con la trenca para que no le siguieran acribillando". Dolores sobrevivió al ataque, no así su marido.
Los terroristas de extrema derecha iban en busca del dirigente comunista Joaquín Navarro, Secretario General del Sindicato de Transportes de CCOO en Madrid, convocante de unas huelgas anteriores, que había abandonado el lugar un rato antes. Al no dar con él, decidieron matar a los que allí se encontraban. Asesinaron, en palabras de Sauquillo, a "unos chicos que entregaron su vida" en un hecho que propició el avance en la legalización del Partido Comunista y otros partidos de izquierda y en la democracia. "Una democracia de la que ellos no han podido disfrutar".
"Llamadme Manuela". Carmena, Fundadora de ese despacho de abogados, pide a los presentes en el acto que no le llamen 'alcaldesa', "que estamos entre amigos". Ella salvó su vida por el cambio de una reunión de ese despacho a otro. Rememora a sus compañeros con un homenaje a la vida: "Es importante recordar aquellas muertes, pero también la vida que llevábamos: Éramos extraordinariamente felices en aquel despacho", señala. Destaca la importancia de "la lucha por mejorar la sociedad, por la justicia, por cambiar el mundo... Que parece que se nos va curtiendo el cuerpo y el alma al saber, por ejemplo, la cantidad de gente que muere cruzando el mar porque nosotros no estamos dispuestos a aceptar que haya un mundo sin fronteras".
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid y Fundadora del despacho de Abogados de Atocha
UNA CADENA DE PERSONAS COMO PROTECCIÓN
La alcaldesa se dirige a la gente joven al decir que "deben saber que luchar por cambiar las cosas puede producir una gran felicidad. Nosotros éramos un equipo de amigos muy felices". "Tengo un recuerdo líquido de todo lo que pasó", dice. Sabe que cambiar esa reunión le salvó la vida pero, cuando recuerda la tragedia, le viene a la memoria lo que pasó los días siguientes: "Cuando volvimos a abrir el despacho para atender a los obreros que venían a consultarnos, no teníamos confianza ninguna en la protección de la policía; y se creó una cadena de personas que llegaba desde la calle hasta el despacho y que venían a protegernos. Yo sentía la calidez de la protección de toda esa gente".
Carmena homenajea a sus compañeros de una manera muy sentimental: "Esas personas habrían envejecido con nosotros, habrían vivido la democracia; y no están aquí porque alguien decidió quitarles la vida. Pero tuvimos la suerte de abrir un camino para que hoy haya otros que seguimos intentando hacer de este mundo un mundo más justo".
"FUE UN HONOR ESTAR EN ESE DESPACHO"
Alejandro Ruiz-Huertas es el único superviviente vivo de esa masacre. Para él "no fue ninguna desgracia haber estado en Atocha, es un honor. Por mucho que me cueste, todavía, haber estado allí". Se emociona: "Estábamos haciendo nuestro trabajo. Sabíamos que nos estábamos jugando la vida, pero eso iba con nosotros". Sabían que era un momento complicado y que "ser comunista era encontrarte con enemigos y que la policía estaba con ellos". "Hicimos lo que hicimos porque era un honor trabajar por los vecinos de Madrid", recuerda. Durante un tiempo, le persiguió "la idea de que la desgracia era no haber muerto, porque nos salvamos por azar".
Alejandro Ruiz-Huertas, superviviente de la matanza de Atocha
Respecto a la Transición, Ruiz Huertas señala que "fue única", que "se hizo como se hizo y como se pudo". "Estoy convencido de que la transición empezó el 19 de junio de 1936 y, desde entonces, la gente se jugó la vida y nos hemos dejado muchos hombres y muchas mujeres al borde de los caminos por jugase la vida por la democracia española", asegura. "Atocha fue el ADN de la democracia", añade.
Jorge e Isabel Martínez Reverte reúnen los hechos en este libro que, según él, es "un resultado equilibrado, pero nada neutral". Fue la indignación por la injusta muerte de estas cinco personas lo que les llevó a indagar sobre ello. "Recordemos a los abogados plenos de entusiasmo, con esa maravillosa energía que nos devuelve el rostro de nuestro mejor futuro", reivindica Ruiz-Huertas para concluir.