Así descubrió Rosa Pérez el entramado de corrupción de Rus

Así descubrió Rosa Pérez el entramado de corrupción de Rus

EUPV CATARROJA

Cuando Rosa Pérez cruzó la plaza de Manises para ocupar su escaño en la Diputación provincial de Valencia en 2011 ya tenía el convencimiento de que aquella era una institución “opaca”, como le habían comentado algunos compañeros de EUPV -las siglas de Izquierda Unida en la Comunidad Valenciana-.

Lo que todavía no sabía esta concejala de Catarroja era la magnitud de lo que se iba a encontrar dentro de esta administración que dominaba entonces el todopoderoso Alfonso Rus (PP). Sin el trabajo que ella empezó a realizar quizá nunca se hubiera sabido el entramado corrupto que corroía la Diputación y que ha desembocado en la detención de una veintena de altos cargos populares en la operación Taula.

“De lo que se trataba era de investigar desde el minuto uno”, relata a El Huffington Post la política que descubrió este oscuro episodio. Todos los medios, recuerda, se fijaban en las Corts y en el ayuntamiento de Valencia, y pocos se preocupan por lo que pasaba en esta otra administración.

Según afirma, empezó a tener la sensación de que cada expediente que llegaba a sus manos o que pedía contenía irregularidades. “Me encontré con modificaciones de obras con informes contrarios de los funcionarios responsables, proyectos que chirriaban y que no se hacían en función de las necesidades que tuvieran los ayuntamientos”, precisa.

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Rus en una inauguración

"TODO ERA UN ESCÁNDALO"

Comenzó a intuir todo tipo de tretas administrativas: se lanzaban proyectos y luego siempre había “una empresa amiga”, permisos que no se cobraban, multas que se dejaban caducar y hasta abonos mensuales de mantenimiento de rotondas sin haber contratos. Esta diputada provincial llegó a comprobar que se contrataban a empresas para redactar pliegos de adjudicación y después eran las mismas que realizaban la obra.

“Mirabas y decías ‘esto es todo es un escándalo”, afirma Pérez a la vez que suspira.

Aquello no podía quedarse ahí. La concejala, bregada en la lucha estudiantil y de una familia ligada al PCE e IU, entendió que debía llegar hasta el fondo. Empezó a recopilar documentación, estudiar los casos, pedir datos, dibujar los vínculos. Un trabajo laborioso, de muchas horas, que se prolongaba hasta la noche, con la ayuda de un asesor suyo en la Diputación y de otro compañero que trabajaba en el Parlamento autonómico.

Las grabaciones fueron la última pieza del puzle

Tres años que desembocarían en una denuncia en julio de 2014 ante la Fiscalía Anticorrupción. Un poco antes, en mayo, consiguió “la última pieza del puzle”, como le gusta decir, para ir a los tribunales. Llegaron a sus manos unas grabaciones, que duraban diez horas, que encajaban todas sus sospechas y en las que se podía oír hasta a Rus contando dinero. “Ataron todo lo que teníamos de documentación y nos dieron luz sobre otros temas del ayuntamiento de Valencia y que puede salpicar incluso a cargos de la Generalitat”, rememora. ¿Cómo tuvo acceso a las mismas? “Eso lo diré delante del juez”, responde Pérez.

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Rosa Pérez

EN BUSCA DE LAS EMPRESAS DE RUS Y SUS SOCIOS

Esas grabaciones ponían audio a todo lo que sospechaba y a todo lo recopilado. El 30 de julio fue a la Ciudad de la Justicia para presentar su denuncia, redactada con mimo por esta abogada de profesión. Ella misma y sus compañeros se pusieron esa fecha tope porque querían registrarla antes de que acabara la legislatura y del parón de agosto.

“Luego, a partir de ahí, continuamos con la investigación y fuimos presentando más anexos”, indica Pérez, que explica que arrancaron ellos mismos otras averiguaciones sobre “la trama empresarial de Rus”. Estudiaban en qué empresas figuraba el expresidente de la Diputación como socio y quiénes eran los otros. “Eso nos derivaba incluso a empresas en el extranjero”, rememora.

Miraban expediente a expediente, llamaban a compañeros de EUPV en otros ayuntamientos, pedían documentación, pasaban horas relacionando a políticos, socios y empresarios. Todo esto lo hacía a la vez que lo denunciaba políticamente en el Pleno de la Diputación ante el propio Rus.

“Nosotros lo decíamos allí, no nos callábamos y lo criticábamos. Pero no sé qué pensaban estos señores, qué nos íbamos a quedar ahí. No, eso era solo una parte”, asevera la diputada.

"ME REGISTRARON EL DESPACHO"

Y también surgieron las presiones durante aquellos años: “Yo tuve que aguantar hasta que me entraran a registrar en el despacho”. Pero ella no iba a frenar y decidió ser “contundente” presentando una querella por este suceso. “Las relaciones eran muy tensas, pero ellos no eran conscientes, tenían la sensación de impunidad y de que las cosas estaban demasiado bien hechas para que les pudieran pillar”.

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Rus y su esposa

Vivió situaciones duras. Cuando estalló el caso Imelsa -el origen de las detenciones y relacionado con una empresa pública de la Diputación-, tuvo una reunión con parte de la cúpula del PP en la sala de Reinas de la Diputación. “Ellos me chillaban, pero yo les chillaba aún más. Les decía ‘pensáis que me voy a amilanar porque me gritéis, me voy a crecer”, recuerda con todo lujo de detalles.

Tenían la sensación de impunidad

Aquel día no estaba Rus, pero sí sus principales lugartenientes: Máximo Caturla, Juan José Medina e Isidro Prieto. “Broncas de esas hubo bastantes. En las juntas de Gobierno se ponían fuertes y yo, evidentemente, no me quedaba callada”, insiste. En este momento, la viene a la memoria el día en el que el propio Rus le dijo en el Pleno que de un “trompazo” la “tiraba a la calle”.

"RUS PERDÍA LOS NERVIOS"

Esta situación se salpicaba con nuevos descubrimientos. Le impactó especialmente un gasto de 30 millones de euros para luces led y bombillas de farolas. “Tenía incluso un informe de la agencia energética estatal que decía que no se podían cambiar sin el proyecto. Decías ‘oiga esto no se puede hacer’ y ellos erre que erre. Eso cantaba”, apostilla.

Además, recuerda que a Rus se le veía poco por la Diputación. “Es verdad que en la primera etapa cuando tenía que hablar sobre un convenio siempre se mostraba simpático”, añade Pérez, que continúa: “Pero cuando le interpelaba en los plenos, perdía los nervios”. En este punto recuerda sus formas. “Llegaba siempre quince minutos tarde, rodeado de su boato, para que todo el mundo estuviera esperándole”, describe.

Ala vez de le asalta la rabia cuando lo cuenta. “¿Sabes la cantidad de casos que tenemos ya? Esto es el día a día, aunque este es muy importante porque detienen a la cúpula y a representantes máximos de las instituciones más importantes. Estamos hablando del expresidente de la Diputación y del PP de Valencia y de su jefe de gabinete, Emilio Llopis”, subraya.

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Rus, trasladado por la Guardia Civil

Esta operación también cerca a la exalcaldesa Rita Baberá, “A ciencia cierta no puedo decir que ella lo supiera, pero si no lo sabía, también es muy preocupante”, relata la diputada, quien exige “responsabilidades políticas”. “Esta señora no puede seguir en el cargo, hemos visto detenida a gente que estaba directamente a su cargo y que trabajaba en la institución que ha dirigido”, agrega.

"SATISFECHA, PERO TRISTE"

Más de cuatro años después de que empezar a recopilar documentos, tiene ahora en la mente las imágenes de las detenciones. Poco a poco todo va cambiando y ahora ella es la vicepresidenta cuarta de la Diputación tras el pacto logrado el pasado año que desbancó al PP en favor de los partidos de izquierdas.

“Me siento satisfecha, pero al final es muy triste. Tú te presentas a las elecciones para gobernar y acabas persiguiendo delincuentes. Es así”, resume cuando se le pregunta por lo que vive estos días. ¿Se ha llegado al final? “Espero que esto no sea el tope. No he tenido sorpresas con los nombres políticos, aunque sí con gente del mundo empresarial. Esto llegará a más. Lo espero”, concluye.

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