Chalecos salvavidas reconvertidos en colchones aislantes para los refugiados
La montaña de chalecos salvavidas inservibles que inunda la isla griega de Lesbos adquiere ahora una utilidad vital: proporcionar calor a los migrantes y refugiados.
Los voluntarios han decidido reciclar estos chalecos y convertirlos en colchones de gomaespuma con el fin de limpiar Lesbos y al mismo tiempo ayudar a quienes luchan por encontrar refugio al llegar a la isla.
Cada día, cientos de personas alcanzan la isla en mitad del frío, el agua y, a menudo, con hipotermia tras haber realizado una peligrosa travesía cruzando el mar Egeo desde Turquía, explica Boris Cheshirkov, portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Más de 35.000 personas han llegado a Europa en barco sólo en lo que va de 2016, según informa ACNUR.
El Gobierno griego ha abierto centros de acogida en toda la isla para registrar y dar alojamiento a las personas que llegan. Sin embargo, los centros a veces están saturados, y obligan a los migrantes a buscar lugares alternativos donde dormir.
Muchos migrantes acaban durmiendo a la intemperie; la cifra oscila entre los 50 y los 500 según la noche, cuentan los voluntarios. Sus tiendas no suelen disponer de aislamiento para protegerlos del viento, la lluvia y el gélido clima invernal.
Un migrante de Paquistán sentado en su tienda improvisada en Lesbos (Grecia), el 16 de noviembre de 2015. Tras llegar a la isla, mucha gente duerme en tiendas mal aisladas del frío.
"El primer día del año hubo -6º C por la noche, y durmiendo en el suelo solamente sobre una manta [proporcionada por las agencias de ayuda humanitaria] se pasa bastante frío", cuenta Anezka Sokol, estudiante de doctorado danesa que acudió a Lesbos a finales de diciembre para ayudar en lo que fuera necesario.
Al darse cuenta de que los chalecos salvavidas que los refugiados y migrantes desechaban estaban rellenos de un material aislante de gomaespuma, Sokol y otro compañero danés, Mads Damgaard Petersen, decidieron reconvertirlos en colchones.
"Cuando descubrimos cuántos chalecos había y lo fácil que era acceder a ellos, nos pareció una buena idea emprender este proyecto", explica Sokol . "Era un desperdicio de recursos que habrían ido directamente al vertedero".
Las personas se ven empequeñecidas entre la montaña de chalecos salvavidas que los refugiados y migrantes desechan a su llegada a la isla griega de Lesbos. Ahora, los voluntarios han encontrado una nueva forma para darles uso.
Para hacer los colchones, los voluntarios les quitan los cinturones, despliegan los chalecos y los atan con correas. Los nuevos colchones son entre 5 y 7 centímetros más gruesos que una esterilla de acampada, lo cual les proporciona mayor aislamiento térmico.
El 7 de enero, cuando Sokol se fue de la isla, los voluntarios habían fabricado 70 de estos colchones, y parece que han continuado con la iniciativa.
Este proyecto es completamente informal y dirigido por voluntarios, así que el número de personas que le dedica tiempo varía de un día para otro, dependiendo de quién está disponible, explican. Algunos refugiados que disponen de tiempo también ayudan a fabricar los colchones.
Un día, "hubo un niño pequeño, de unos 4 o 5 años, que entendió todo lo que estaba diciendo en inglés", cuenta Sokol. "Yo perforaba los agujeros y él arreglaba las correas con sus deditos".
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La idea de Sokol es una de las muchas iniciativas llevadas a cabo por voluntarios para reutilizar los chalecos salvavidas y darles una nueva finalidad. Hace poco, otros voluntarios crearon un taller para que los refugiados vendieran carteras de mano y fundas hechas con los chalecos para ayudarles a ganarse la vida. El día de Año Nuevo, los voluntarios también hicieron un símbolo de la paz naranja gigante con los salvavidas para concienciar a la gente de la lucha de quienes llegan a la isla.
"Todos estos chalecos acaban en un vertedero del norte de la isla", explica Cheshirkov (ACNUR). "Esforzarse por reutilizarlos en algo de provecho, especialmente como respuesta ante la situación de emergencia que viven los refugiados, es una iniciativa increíble".
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco