Legalizar la prostitución: ¿Sí o no? ¿Qué dicen los partidos?
"Ningún político se ha tomado nunca un café con una prostituta para ver qué necesitan". Mamen Briz, portavoz de Hetaira, un colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas que vela por la normalización de esta actividad, plasma así el destierro político que sufren sus reivindicaciones. El debate volvió a la actualidad en abril de este año, después de que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, propusiese regular esta actividad. Se acercan las elecciones generales del 20 de diciembre y los grandes partidos comienzan a hacer campaña. ¿Abordarán este tema? ¿Hablarán de ello en la próxima legislatura?
Manuel Cancio, catedrático de Derecho Penal en la Universidad Autónoma de Madrid, explica que "la situación de la prostitución en España es compleja". Hay cierta legislación pero "sólo se refiere al ejercicio de la prostitución en los espacios públicos". "Existe una regulación muy ambigua", asevera el catedrático, "es cierto que se castiga al que abusa de la prostituta, pero la prostitución no está ni prohibida ni permitida". La prostitución libre no se castiga explícitamente en el Código Penal español, aunque sí los delitos de prostitución de menores o la prostitución forzada. En la nueva Ley de Seguridad Ciudadana el ejercicio de esta actividad en la calle está penado con multas de entre 601 y 30.000 euros.
En la sociedad hay dos posiciones principales respecto a la prostitución: la de regularla y la de prohibirla. La situación en España está entre los dos modelos. Para Cancio, la mejor opción es implantar uno de ellos, pero señala que se trata de algo muy complicado, ya que "muchas mujeres que la practican son irregulares, por lo que están en un limbo. No pueden acudir a la policía".
Aquellos que están a favor de regular la prostitución como un trabajo más, exigen que se actúe de manera autónoma. Es el caso de asociaciones como Hetaira u organizaciones como Amnistía Internacional. Exigen derechos laborales para las trabajadoras del sexo, así como formación, lugares donde ejercer, contratos, etc. Un ejemplo de modelo regulacionista sería Amsterdam con su barrio rojo o Alemania.
Es importante aclarar que no es lo mismo prostitución que trata de personas. Aunque esté relacionado. Según la ONG Anesvad, que cita diversos estudios, ocho de cada diez mujeres en España ejercen la prostitución en contra de su voluntad, pero “no se trata de una cuestión de mayorías o minorías, ya que las minorías también deben tener derechos”, señala Mamen Briz. En Hetaira llevan luchando en defensa de los derechos de las prostitutas y la normalización de esta actividad desde 1995. “En 2002 se empezó a sancionar a las prostitutas que ejercían en la calle con ordenanzas cívicas”, cuenta, “esto hace que ante la opinión pública parezca una práctica ilegal, aunque no lo es”.
“Nosotras abogamos por una normalización de la prostitución y una consecución de derechos laborales. Los políticos no son conscientes de lo que pasan las prostitutas”, se queja la portavoz de Hetaira. Recuerda también que este año, Amnistía Internacional ha declarado públicamente su posición a favor despenalización de la prostitución, después de dos años trabajando en ello con varias organizaciones y colectivos.
LAS TRABAJADORAS DEL SEXO
En octubre de este año, las prostitutas que ejercen en el polígono de Marconi, situado en el distrito de Villaverde (Madrid) crearon una asociación para luchar contra el abandono institucional que sufren. La asociación se llama AFEMTRAS (Agrupación Feminista de Trabajadoras del Sexo) y se ha creado con el objetivo de representarse y luchar contra la discriminación que sufren.
En la presentación de la asociación, una de sus portavoces, Fernanda Valdés, quiso dejar clara su situación: “Somos prostitutas que ejercemos el trabajo sexual porque así lo decidimos. No somos víctimas de trata, sino prostitutas por decisión propia”. Se quejan de leyes como la Ley de Seguridad Ciudadana porque les hacen “la vida más complicada”, además de los controles de migración y los despliegues policiales en los lugares donde ejercen.
“Sabemos lo que queremos, somos feministas porque luchamos por una sociedad en donde ninguna mujer, prostituta o no, sea discriminada. Y creánnos, por desgracia, sabemos mucho de esto. Hemos querido llamarnos ‘trabajadoras del sexo’ porque es lo que somos. Gracias a nuestro trabajo sacamos adelante nuestras vidas y las de nuestras familias. Queremos ser partícipes de todas las decisiones que se pongan en marcha en materia de prostitución”, declaró Fernanda Valdés.
Por tanto, exigen al Gobierno la derogación inmediata de la Ley de Seguridad Ciudadana, que impide que puedan "acordar servicios sexuales con los clientes, pues sobre ambas partes pesa la posibilidad de ser multadas". Quieren "trabajar en lugares donde el ambiente sea de civismo y tolerancia", ya que son "las primeras interesadas en trabajar en espacios tranquilos, limpios y no peligrosos".
Entre los prohibicionistas hay dos clases: los que quieren abolir la prostitución desde un punto de vista moral y los que quieren prohibirla señalando que se trata de violencia contra la mujer. Este último es el caso de Rosa Cobo, teórica feminista española; escritora y profesora titular de Sociología del Género en la Universidad de La Coruña, que está escribiendo un libro sobre este tema. Tiene una posición muy crítica respecto a la prostitución. Primero, "porque la prostitución es una institución básica de las sociedades patriarcales"; y segundo, "porque en estos momentos es una realidad económica neoliberal. Hay una industria a escala global y es un sector clave para el capitalismo", explica. Según el INE, la prostitución supone el 0,35% del PIB anual.
Cobo mantiene que "la legalización de la prostitución debe verse como un test" para medir en qué medida la sociedad está mercantilizada. Para ella, regular la prostitución supondría, en gran parte, la victoria del capitalismo liberal. "¿Hacia dónde debe dirigirse la sociedad?", se pregunta. Habla de casos como el de Alemania, donde se legalizó la prostitución hace años y se han hecho menos de 100 contratos a las trabajadoras del sexo, que son miles. "Si hoy en día las empresas procuran no hacer contratos a sus empleados, ¿crees que se lo harían a estas mujeres?", dice. También recuerda que "un 90% de las personas que ejercen la prostitución no tienen papeles, así que no se las puede hacer un contrato".
Tres prostitutas llevan chalecos reflectantes en Lleida
"Hace tiempo hice un estudio sobre los anuncios de prostitución en los medios de comunicación", cuenta Cobo. Una de las cosas que más la llamó la atención en este estudio es que lo que más gusta a los demandantes dentro de esta "industria del sexo" son las mujeres que están embarazadas. "Bajo mi punto de vista, eso no se puede legalizar", explica.
Para ella, la solución ideal sería "que se hiciesen políticas públicas para que estas mujeres puedan acceder a espacios laborales que no las erosionen. Se tiene que penalizar al cliente, nunca a las mujeres, pero siempre después de elaborar estas políticas".
La prostitución sigue siendo un tema de controversia en la sociedad española y afecta a gran parte de la población de todo el mundo. Pero los partidos siguen sin encarar el problema. ¿Será que no se atreven? ¿O es cierto que la mentalidad de los ciudadanos no está lo suficientemente madura como para debatir sobre la regulación de esta actividad? El catedrático Manuel Cancio, tiene algo muy claro: "Lo que están haciendo en España es lo peor que se puede hacer: mirar hacia otro lado".