Cómo cuidar tus prendas de lana y conseguir que no encojan
¿Qué tiene la lana que no tengan otros tejidos? El tacto y la vista, claro, pero sobre todo unas cualidades térmicas excelentes, ya que funciona como aislante gracias a su capacidad para guardar el calor que desprendemos. Además, retiene la humedad, permitiendo que el cuerpo permanezca seco. Por si fuera poco, no se deforma y se arruga muy poco, ya que tiene un enorme poder de recuperación.
En definitiva reúne unas condiciones excepcionales, lo que ha determinado que el ser humano la haya utilizado como abrigo desde tiempos inmemoriales.
CUANTO MÁS PURA, MÁS DELICADA
Claro que, las virtudes de la lana, varían en función de su grado de pureza. Pero, ¿cómo saber si la lana de una prenda es buena? "En primer lugar, el consumidor puede comprobar en la etiqueta de la prenda si el contenido es 100% lana o contiene mezclas con otras fibras. También la procedencia y el tipo de lana pueden aportar información sobre su calidad: por ejemplo, las de tipo Merino, Cashmere o Mohair tienen una calidad superior. El consumidor también puede intuir la buena calidad de la prenda por su tacto suave y sedoso, y por la finura de sus fibras", contestan los expertos en lana de Henkel, grupo que cuenta con productos especializados en este tipo de tejidos como Micolor o Perlan.
Pero todas las virtudes se vienen abajo si no observamos un cuidado adecuado, ya que la lana es un tejido delicado y como tal necesita ser tratado —cuánto mejor es la lana, más cuidados necesita—. Uno de los errores más comunes, por ejemplo, es arruinar una prenda de lana al lavarla: "Si se deforma por una mala praxis durante el lavado, planchado o cuidado en general, esta es irreversible por la estructura especial de las fibras de lana". Esta es la razón que hace que el lavado y cuidado de la ropa sea fundamental para mantenerla en buen estado. "Es muy recomendable seguir las instrucciones que vienen indicadas en las etiquetas internas de las prendas", indican los expertos de Henkel.
LAVADORA SÍ, SECADORA NO
Sabemos que lavándolas a mano —siempre con agua fría o templada— evitaremos sustos, pero eso no quiere decir que la lana no se pueda meter en la lavadora: "En primer lugar, debe utilizarse un programa específico para lanas, que en ocasiones puede coincidir con el programa para prendas delicadas (es necesario utilizar una lavadora que tenga esa posibilidad).
El agua debe estar a una temperatura no mayor a los 30º grados. Es importante llenar la lavadora como máximo a media carga (algunas lavadoras ofrecen esa opción) con el objetivo de evitar la fricción entre tejidos. Una vez llenado el tambor correctamente, elegiremos siempre un detergente que asegure un buen cuidado de este tipo de prendas. También, para mejorar los resultados, puedes usar suavizantes en la ropa de lana".
¿Y después? Los expertos recomiendan secarlas al aire libre y en posición horizontal. También hay secadoras que disponen de un programa especial "acabado lana" que cuidan perfectamente este tipo de tejidos. Además, si queremos conservar intactos los colores, es mejor no exponer la prenda al sol (también aconsejan usar productos que respeten y conserven estas telas, algunos de los cuales tienen un sistema antitransferencia de colores).
Y como la lana no suele arrugarse en exceso, a veces no es necesario planchase. Si se hace, hay que tener en cuenta una cosa: "Evitaraltas temperaturas (recomendado utilizar la mínima) y siempre planchar por el interior de la prenda".