¿Collejas sí o no? Los expertos analizan el gesto de Rajoy a su hijo
Un niño está sentado junto a su padre. Junto a él, otro adulto le hace una pregunta sobre uno de sus temas favoritos, de los que el chaval controla, como de videojuegos. En la respuesta, el niño trata de ser gracioso, con un punto de insolencia (y, por qué no, bastante honestidad). Pero en dicha respuesta está atacando, y él lo sabe, a un tercero, presente en la sala. Final de la escena: el chaval deslenguado acaba llevándose una colleja del padre que provoca, a su vez, las risas de demás.
Esa escena, que podría pasar en la puerta de muchos colegios o el salón de otras tantas casas, se produjo en el programa Tiempo de Juego de la cadena Cope. Y los adultos protagonistas fueron Paco González, Mariano Rajoy y el hijo del presidente del Gobierno, Juan Rajoy, de 10 años. El chaval acabó llevándose una colleja después de que González le preguntara que qué le parecían "los comentarios del FIFA", en referencia al videojuego de fútbol. Comentarios que hace Manolo Lama, otro de los presentadores de la Cope, también presente en el estudio. "A ver… Me parecen bastante mejorables. Por no decir que son una basura", decía algo sobrado el chaval. Rajoy no lo dudó: le arreó dos collejas.
Pero, ¿hasta qué punto son aceptables esos sopapos? Por un lado, porque el padre en concreto es el presidente del Gobierno de España y todas sus actuaciones trascienden el ámbito privado para formar parte de una imagen pública global; por otro, porque en cualquier caso, y aunque es algo muy suave, casi un acto reflejo, se trata de un castigo físico a un niño.
"Rajoy es un personaje público que debería saber controlar sus impulsos. Si lo sabe hacer en otras situaciones [debates, reuniones...] esta debería ser una más", explica a El Huffington Post Sonia Rojas, psicóloga del centro AGSPsicólogos de Madrid. Algo en lo que está de acuerdo Jesús Salido, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa): "Hay que saber controlar las emociones. Lo que Rajoy demuestra es que es un ciudadano más".
Entonces, ¿cuál es la imagen que acaba transmitiendo el presidente al respecto? "El matiz que tiene es que el padre está atado al público, y sabe que no debe decirlo, pero el chaval no. Es una situación en la que el padre tiene mucha más represión, está mucho más condicionado y se ve mucho más comprometido. Si es el hijo de cualquiera, vale, pero siendo el hijo de un político resulta improcedente", puntualiza José Manuel Suárez, presidente de la Asociación Profesional de Pedagogos y Psicopedagogos de Galicia (APEGA). "La falta de decoro del hijo repercute sobre el padre", asegura.
LA COLLEJA DE LA DISCORDIA
¿Qué padre no ha regañado a su hijo, incluso en público, cuando habla de más? Porque el inicio de todo viene por el comportamiento del chico, claro. "Lo positivo que se puede decir es que es un gesto espontáneo de un niño de diez años", explica la psicóloga Rojas. "Lo negativo es que es el comportamiento de un niño que se siente con poder, que se sabe protagonista. Su padre es alguien importante, está en la radio, etcétera, y él aprovecha esa situación".
"Para el chaval, ese es un lenguaje que en su medio habitual no tiene más trascendencia, pero para su padre sí", explica Suárez desde la asociación de pedagogos. "El hijo no tiene hábito de tener trascendencia pública. En esta sociedad hay que ser políticamente correcto, pero los niños no son políticamente correctos".
Y la colleja en sí, ¿es realmente para sacarle tarjeta roja a Rajoy? Los puntos de vista de los expertos oscilan en este caso, aunque todos están de acuerdo en que los castigos físicos son una práctica superada. "Otra cosa es que sea un momento puntual, un gesto similar al de tocar la cabeza. Es como cuando en público se le da un codazo a un adulto por un gesto inoportuno. Es una situación no habitual, sino de un caso en particular. Fue más un 'espabila, que no estamos en casa', que un castigo", explica Suárez.
Desde la Ceapa, Salido también asegura que "cualquier reprimenda no puede estar relacionada con el contacto físico". "No voy a criminalizar a nadie, sea el presidente del Gobierno o un conductor de ambulancias. Pero es una conducta que hay que erradicar y que no se debe normalizar". Además, va un paso más allá para poder explicar la conducta: "Educamos según nos han educado. Repetimos los valores que nos han inculcado y nos cuesta cambiarlos, y tendemos a repetir los roles que nos trasladan, porque son situaciones que normalizamos y banalizamos". Aunque, eso sí, afirma que "afortunadamente cada vez ocurre menos; en las casas y en los colegios cada vez lo vemos menos".
"El objetivo del padre es positivo", comenta Sonia Rojas, "lo negativo es el método que usa". Un método que, asegura, "no se debería usarse en público ni en privado, especialmente si eres un personaje público que está en el punto de mira en ese momento".
EN BUSCA DE SOLUCIONES
Como suele ser habitual, la solución está en la charla y no en un simple golpe, por suave o supuestamente correctivo que sea. "Es un método de castigo punitivo, se hace daño de manera inmediata pero la eficacia es muy limitada", relata Rojas. "Rajoy tiene que favorecer que su hijo tenga una visión de la vida, y está bien que le pregunten su opinión, pero debe saber expresarla de forma correcta. Igual que también su padre debe saber expresar el castigo", continúa la psicóloga, que afirma que usaría un "método de refuerzo positivo". Eso implica "recordarle a la persona lo que es capaz de hacer. Decirle que hay formas mejores de hacer esa valoración y que él las sabe hacer".
No hay soluciones inmediatas, afirman los expertos, sino que se trata de trabajarlo día a día, de mejorar la comunicación y apostar por lo verbal. "Cada persona y cada familia son distintas, y sobre todo hay que basarse en el diálogo", cuentan desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres. "Trabajamos para mejorar la comunicación familiar, para que haya una mejor forma de educar. La autoridad debe ser positiva y no impuesta, porque eso además se traslada a las relaciones sociales de los chicos".
Pero cuidado: verbalizar es bueno, pero también con modales y control. "El lenguaje verbal también hay que modificarlo, cómo nos comunicamos entre nosotros. Parece que no pero también es importante gestionarlo".
¿Y se puede cambiar la actitud en ese momento, en el que no es tan fácil reaccionar? Como psicóloga, Rojas lo ve claro: "Formularle una pregunta abierta de por qué cree que los comentarios [de Manolo Lama en el videojuego] son mejorables, para que el hijo pudiera argumentar su opinión; y decirle que 'basura' no es una palabra que se debe usar para expresa una opinión. Es un juicio de valor sin argumentos".
Esta forma de actuar no solamente debe expresarse en ese momento, sino reforzarse una vez en casa con, por ejemplo, conversaciones sobre los modales, sobre qué hacer en esos momentos, "para que la situación no se repita en un futuro", argumenta Rojas. "Tiene que aprender una serie de tablas y una serie de normas para comportarse en ciertas situaciones".
Collejas en público, críticas desde todas partes y trending topic en España durante buena parte del día siguiente. ¿Hay algo bueno en todo esto? "Lo único positivo que sacas es que acercas a Rajoy; [el gesto] lo hace una persona de carne y hueso", afirma la psicóloga, que también cree que "a partir de una situación concreta no se puede inferir que sea un mal padre". Y agrega: "Claro que, si lo hace fuera de casa, seguro que también lo hace dentro".
Total: el partido acaba en empate.