Alcohol calentito: cinco bebidas que te quitarán el frío de un sorbo

Alcohol calentito: cinco bebidas que te quitarán el frío de un sorbo

GTRESONLINE

El frío nos acobarda un poco a todos, para qué negarlo. Lo bueno es que, como este año se ha hecho de rogar, no nos ha cogido desprevenidos. Tenemos nuestras armas para combatirlo y queremos compartirlas. En este caso, la propuesta es calentar el cuerpo por dentro, pero no (o no solo) con un buen cocido o un caldito de la abuela, sino con cinco bebidas alcohólicas fáciles de hacer en casa y que te pondrán a tono para enfrentarte sin miedo a las bajas temperaturas.

Para ello hemos contado con la colaboración de Javier Campo, sumiller del restaurante Villa Retiro, situado en Xerta (Tarragona) y que cuenta con una estrella Michelin. Él nos explica cómo hacerlos, cuándo tomarlos, y, si procede, con qué acompañar estos "tragos del diablo".

El sake es una bebida fermentada a base de arroz. Dependiendo de la calidad del mismo y de la estación en la que estemos se puede tomar frío o caliente. En el primero de los casos, los sakes junmai (premium) se suelen tomar frescos o fríos.

Los sakes honjozo (a los que se añade más alcohol y que suelen ser de menor precio y calidad) se pueden tomar calientes (atsukan). La temperatura ideal para su consumo es de entre 36º y 42ºC. Se sirve en tokkuri (jarrita típica) y se bebe en ochokos (unas tacitas sin asa). Los atsukan se toman tradicionalmente en invierno, ya que el alcohol se metaboliza antes si está caliente. Con el frío, podemos acompañar las verduras o pescados a la brasa con esta deliciosa bebida nipona.

"Non creo nas meigas, mais habelas, hailas". Esta frase de la cultura popular gallega se encuentra íntimamente ligada a la queimada, bebida espirituosa que ahuyenta a las brujas y a los malos espíritus. Supersticiones aparte (o no), la queimada es una de las bebidas alcohólicas calientes más consumidas en España.

Su preparación es muy simple, aunque permite variantes, pues en otros puntos de nuestra geografía recibe otros nombres y lleva otros licores de base, como, por ejemplo, la cremaeta de Vinaroz (con ron o coñac). Para hacer queimada se introduce aguardiente, azúcar y cortezas de cítricos (en algunas recetas se añaden granos de café) en una cacerola de barro. Se le prende fuego hasta que el alcohol casi haya desaparecido y el fuego se apague por si solo (mientras se lee el conxuro). Se suele tomar después de las comidas o cenas.

Es muy conocido en países caribeños, aunque su extensión por todo el planeta es más que evidente, con más o menos variantes. Su función originaria —el frío no es un problema en el Caribe— es más como reconstituyente que como remedio contra las bajas temperaturas.

Para hacerlo, hay que calentar leche (algunos añaden una ramita de canela o anís estrellado para que se infusione) hasta que empiece a hervir. Luego preparamos en un tazón miel, yema de huevo y ron de caña. Añadimos la leche y lo mezclamos todo bien.

Se puede tomar caliente o frío. Un tazón de ponche calentito, unas galletas de mantequilla y buena compañía alrededor de la chimenea… ¿Qué más se puede pedir?

Es el cóctel caliente por excelencia. La combinación de café caliente y bebidas alcohólicas está presente en nuestro día a día con el popular carajillo de brandy, anís, whisky, ron…

El Irish Coffee llegó en plena II Guerra Mundial desde Irlanda para calentar el cuerpo y el alma en pleno invierno. La receta oficial de la IBA (International Bartenders Asociation), la Asociación Internacional de Baristas, es discutida por muchos, así que esta es una versión propia. En ella hay que calentar whisky irlandés y disolver en el azúcar para que cambie su densidad. Añadir con cuidado y ayudado por una cuchara el café caliente y, por último, también ayudado por una cuchara, servir la nata o crema formando las tres partes cromáticas de esta estimulante bebida. Es el colofón para una buena comida y el inicio de una buena tertulia.

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Tremendamente popular en Alemania y Austria —aunque también se hace en los países escandinavos, con variantes—, el Glühwein o vino caliente cobra protagonismo en estas fechas, ya que se ofrece en todos los mercadillos navideños alemanes.

Su preparación es muy simple: calentar las especias con azúcar en una cacerola y añadir vino tinto y después tenerlo en el fuego unos 30 o 40 minutos. Las especias recomendadas son clavo de olor, canela, anís estrellado, cardamomo, nuez moscada y piel de limón y naranja. Rectificar de azúcar al gusto, retirar del fuego y servir bien caliente.

Se suele tomar en la calle y, desde luego, calentar calienta lo suyo.

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