La ropa que llevas puede ser tóxica... y la UE quiere acabar con esto
La rocambolesca historia de la carne procesada y el cáncer es un ejemplo de cómo una información mal comunicada y exagerada por los medios puede transmitir un mensaje tan alarmista como equivocado. Pero una vez vueltas las aguas a su cauce, y cuando los expertos ya han aclarado que el riesgo de desarrollar cáncer por comer carne se conoce desde hace décadas, pero que es muy pequeño con un consumo normal, el asunto puede provocar otro mal mayor: ¿quién volverá a confiar en las autoridades en materia de salud? ¿Creerá alguien a la Comisión Europea (CE) cuando anuncie que la ropa que vestimos puede ser tóxica?
Esto último es precisamente lo que va a ocurrir en los próximos meses. El pasado 22 de octubre, la CE ha abierto un período de consultas con vistas a prohibir hasta 291 sustancias cancerígenas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción, y que están presentes en las prendas que vestimos y en nuestros trajes de baño, calzado, accesorios, toallas, cortinas, alfombras y ropa de cama. Entre estos compuestos se encuentran pigmentos que dan color a la ropa, retardadores de combustión y ftalatos que se emplean para hacer el plástico más maleable.
En realidad, y como en el caso de la carne, no es una novedad que nuestra ropa puede ser tóxica para nosotros y perjudicial para el medio ambiente. En julio de 2011, la organización ecologista Greenpeace publicó un informe titulado Dirty Laundry (Colada Sucia), en el que denunciaba la contaminación de las aguas con productos tóxicos por parte de dos grandes fábricas textiles en China. Estas instalaciones, afirmaba Greenpeace, fabrican productos para varias de las marcas internacionales más populares en todo el mundo.
COLADA SUCIA
Sin embargo, los ingredientes tóxicos en la fabricación de ropa y calzado no son un problema exclusivo de un país concreto, ni son solo un azote medioambiental. El primer informe tenía su continuación un mes después en Dirty Laundry 2: Hung Out to Dry (Colada Sucia 2: tendida a secar). En esta segunda entrega, Greenpeace analizaba varias decenas de artículos de ropa y calzado de marcas muy conocidas en busca de la presencia de nonilfenoles etoxilados (NFE), también llamados nonoxinoles. Estos compuestos se degradan para formar nonilfenoles (NF), tóxicos para los seres vivos incluso en dosis bajas por su interferencia con el equilibrio endocrino.
Según explica a El Huffington Post Kevin Stairs, director de Políticas de Productos Químicos de Greenpeace para la Unión Europea, los estudios científicos sobre los efectos del NF demuestran "reducción de la fertilidad y anomalías en el desarrollo". La investigación de Greenpeace reveló que los productos que contenían NFE, la mayoría de los examinados, se fabricaban en 12 de los 13 países de origen de los artículos (exceptuando Túnez) y se vendían en 17 de los 18 estados considerados en el estudio, incluida España y siendo Suecia la única excepción.
Por entonces la UE ya prohibía el uso de NFE en la industria textil comunitaria en virtud del Reglamento de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas (REACH, por sus siglas en inglés), aprobado en diciembre de 2006. De hecho, puntualiza Stairs, "esta restricción es previa a la aprobación del REACH y fue integrada en él cuando se adoptó". Sin embargo, prosigue el portavoz de Greenpeace, "la restricción no cubría los artículos importados", motivo por el cual se han seguido vendiendo en la UE productos cuya fabricación está prohibida dentro de las fronteras comunitarias.
La incongruencia se ha resuelto por fin este año. El pasado julio, los estados miembros de la UE llenaron este vacío legal al aprobar por unanimidad la prohibición del NFE en sus importaciones textiles, una medida que se integra en el REACH y que, detalla Stairs, "se llevará a efecto en cinco años".
291 SUSTANCIAS A EXAMEN
Pero la prohibición del NFE no es ni mucho menos el final del camino. Ahora, la UE se plantea la posible restricción en la industria textil de hasta 291 sustancias clasificadas como CMR (carcinogénicas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción). La lista, elaborada por la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA), incluye tintes y aminas carcinogénicas, compuestos de la cadena del petróleo y el carbón, y otras sustancias de diversos orígenes. El período de consulta terminará el 22 de enero de 2016, después de lo cual la CE emplearía un procedimiento de urgencia para añadir al REACH las sustancias seleccionadas, que según Stairs probablemente no serán todas las incluidas en la lista.
Para el portavoz de Greenpeace, este paso de la CE es "un buen avance" que viene motivado por "el hecho de que los textiles contienen muchos compuestos peligrosos", algo que han denunciado varios estados miembros además de la propia organización ecologista a través de su campaña Detox. En especial, apunta Stairs, Suecia ha destacado por su intensa labor destinada a la reducción de las sustancias tóxicas en los productos textiles.
En este país escandinavo tiene su sede el Secretariado Químico Internacional (ChemSec), una entidad no gubernamental dedicada a promover la regulación de los compuestos peligrosos y su eliminación de los procesos de fabricación. ChemSec mantiene la Lista SIN (siglas en inglés de Substitute It Now!, o ¡sustituir ya!), que incluye sustancias candidatas a incorporarse al REACH. El asesor principal de productos químicos de ChemSec, Jerker Ligthart, confirma a El Huffington Post que "las sustancias incluidas en la consulta [de la CE] son todas utilizadas o presuntamente utilizadas en la actualidad en los productos textiles, y en principio su uso está permitido tanto en la UE como en las mercancías de importación". Ligthart considera que la iniciativa de la CE es "muy importante", ya que "hoy no existe una prohibición general de las sustancias CMR en la industria textil, incluso tratándose de una categoría de productos que somete al consumidor a una elevada exposición".
EN CONTACTO CON LA PIEL
Este último aspecto es precisamente el que ha persuadido a la CE a concentrarse en el sector textil y el del calzado. Según el comunicado oficial, la elección se debe a "la alta probabilidad de una prolongada exposición —o múltiples y cortas— de los consumidores a las sustancias CMR potencialmente presentes en esos artículos". Pero ¿realmente hay riesgo de transferencia de estas sustancias tóxicas o cancerígenas desde la ropa o los zapatos hacia la piel de quien los lleva? Ligthart advierte de que es difícil cuantificarlo, pero asegura: "Siempre habrá una transferencia".
"La principal preocupación es la contaminación ambiental, pero no solo en el lugar de fabricación"Por su parte, Stairs coincide en que el contacto de la prenda con la piel es una de las vías de exposición, y por tanto uno de los factores de riesgo. Pero no el único; el portavoz de Greenpeace aclara que la ropa tóxica no solo perjudica a quien la lleva, sino a toda la población: "La principal preocupación es la contaminación ambiental, pero no solo en el lugar de fabricación". Después de sus dos primeros informes sobre textiles y polución, la organización publicó un tercero en marzo de 2012. Dirty Laundry: Reloaded mostraba que una parte significativa del NFE de las prendas se arrastra con el lavado, liberándose a los ríos, lagos y mares. "Las plantas de tratamiento de aguas residuales no eliminan eficazmente el NF", añade Stairs.
En consecuencia, productos como el NFE y el NF contaminan las aguas y entran en la cadena alimentaria, lo que acrecienta nuestro riesgo. "Nuestra exposición total al NF procede de una combinación de varias vías, incluyendo la comida, el agua y su presencia en productos de consumo", resume Stairs. El responsable de Greenpeace sugiere que los compuestos que interfieren con el sistema hormonal deben ser evitados por todos los medios, "incluyendo el contacto con la piel", y sobre todo en ciertas circunstancias como el embarazo o en etapas de la vida como el desarrollo temprano.