Palestina advierte del cariz religioso que Israel "está imprimiendo" a la nueva revuelta
La última revuelta que enfrenta a israelíes y palestinos tiene un cariz "muy peligroso" a juicio de la administración palestina: el salto de un conflicto que siempre ha sido político y colonial, a uno religioso. El embajador de Palestina en España, Musa Amer Odeh, ha comparecido en Madrid para denunciar que la situación actual de violencia es fruto de "las decisiones que Israel está imprimiendo como potencia ocupante, que ha optado por dividir saltos lugares que son clave, impidiendo incluso que se ejerza el derecho a practicar un culto", sea el musulmán o el cristiano, los mayoritarios entre la población palestina.
Odeh ha relatado cómo la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén se cierra durante medio día, para que los "colonos, acompañados de políticos y soldados", puedan pasear por la zona, que si para los musulmanes es el tercer lugar más sagrado del Islam, para los judíos está sobre el corazón del desaparecido templo de Salomón.
Hoy mismo, viernes santo de oración para el Islam, los controles policiales israelíes y las limitaciones de paso de los fieles llevan a que los musulmanes se vean rezando en mitad de la calle, lo más cerca posible de sus santos lugares, estampas que, con demasiada frecuencia, son el preámbulo de nuevos choques entre jóvenes árabes y soldados de Israel. "Si convertimos el conflicto en religioso, la escalada afectará no sólo a Oriente Medio, sino a todo el mundo", asume el diplomático.
Odeh se ha mostrado en contra de casos como el conocido hoy, en el que grupos palestinos han atacado la tumba de José, en el norte de Cisjordania, muy querido para los judíos. "No tenemos nada contra los judíos o el judaísmo, sino que estamos contra la ocupación. No queremos más sangre y más víctimas". Ha prometido que el gobierno de Mahmud Abbas "luchará" contra esa violencia, pero recuerda que en ocasiones está "atado de pies y manos" por no poder actuar en zonas palestinas bajo control militar israelí (más del 60% del territorio de Cisjordania, por ejemplo).
Esa sectarización creciente puede llevar a un viraje de las partes hacia el radicalismo. Ante la pregunta de si pueden acabar surgiendo grupos como el Estado Islámico en Palestina -actualmente no hay rastro de él, más que una milicia menor de Gaza que se autoproclama seguidor del grupo terrorista, no reconocido por la cúpula-, el embajador reconoce que "no se puede garantizar lo que va a pasar en el futuro" si esta línea religiosa se intensifica.
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Musa Amer Odeh, embajador de Palestina en España, junto al portavoz de la embajada, Marwan Burini.
UNA "RESPUESTA NATURAL" A LA OCUPACIÓN
Odeh aún no usa la palabra "intifada" para definir la actual crisis, sino que habla una "respuesta natural, espontánea, normal" a la ocupación de Israel, a la que califica de "símbolo más alto del terrorismo". "La resistencia es un derecho sagrado para cualquier pueblo bajo ocupación, como lo hizo Europa contra los nazis. Nosotros queremos una resistencia con carácter pacífico, pero no podemos seguir soportando esta situación", denuncia.
La legación palestina en España ha avanzado que el equipo de Abbas ya tiene preparadas varias denuncias contra Israel ante la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de guerra que se cometen "ante la mirada de la comunidad internacional". Entre ellos, incluirá el "asesinato" de varios jóvenes y menores en esta última andanada, que no son justificables, dicen. Entre los 29 muertos palestinos del último mes (la Agencia EFE los eleva a 34) hay, por ejemplo, casos como el de Hadil Hashlamon, una chica tiroteada en Hebrón; Israel sostiene que portaba una navaja y quería atacar a los soldados de un control, pero los palestinos replican que estaba desarmada, esperando para pasar el checkpoint, y que los soldados abrieron fuego seis veces contra ella casi a quemarropa. No todos los muertos eran agresores, concluye Palestina, e incluso en los casos confirmados, Amnistía Internacional ha hablado ya de "ejecuciones extrajudiciales", ya que su muerte a tiros no deja lugar a un juicio justo.
Entre las denuncias que se ultiman para La Haya también se encuentra el bloqueo de Gaza y el asedio del verano de 2014, más los casos de Mohammed Abu Khdeir, quemado vivo por radicales judíos en junio de 2014, y la familia Dawabsha, cuya casa fue atacada por colonos este verano; padre, madre y bebé de año y medio murieron calcinados. Otro hijo de cuatro años sigue ingresado, con quemaduras en el 80% de su cuerpo.