Una madre y su hija mueren en Gaza tras un ataque de Israel
Nour Rasmi Hassan, una palestina de 30años embarazada de cinco meses, y Rahaf Yahya Hassan, su hija de dos años de edad, han muerto esta noche al colapsar su vivienda, tras un bombardeo de la aviación israelí en la franja de Gaza. Era una respuesta en represalia por el lanzamiento, ayer, de un cohete contra su territorio, que fue interceptado por el escudo antimisiles y no causó daños.
Cuatro miembros más de la misma familia resultaron heridos, según informó el portavoz del Ministerio de Sanidad gazatí, Ashraf Al Qedra.
El derrumbe del edificio se debió a la fuerte potencia del bombardeo de la aviación israelí, que lanzó dos misiles aire-tierra contra una instalación de entrenamiento del movimiento islamista Hamás, donde no se registraron heridos, según fuerzas de seguridad en la franja. No está claro si es Hamás quien lanzó el cohete contra Israel, pero las autoridades de Tel Aviv consideran culpables a este grupo, ya que domina la franja y no detiene a otras milicias, dicen.
La familia afectada por este ataque declaró que su casa fue destruida en los bombardeos israelíes del pasado año, pero que la habían reconstruido.
Ya son 23 los palestinos muertos desde principios de mes, que se suman a más de un millar de heridos, en disturbios en los territorios palestinos y en ataques con arma blanca, la mayoría de palestinos contra israelíes. Nueve de los fallecidos lo fueron en protestas palestinas contra fuerzas israelíes en distintos puntos de la verja de seguridad de Gaza en los dos últimos días.
En el comunicado, el portavoz militar, teniente coronel Peter Lerner, denuncia que en los últimos dos días "se ha visto una clara incitación para la ruptura de la soberanía israelí, confrontación violenta contra israelíes y amenazas a las residencias del sur de Israel. El Ejército continuará actuar para impedir y vencer a quienes planean hacer daño a los civiles de Israel".
COCHE CON EXPLOSIVOS A LAS PUERTAS DE UNA COLONIA
Este domingo deja, además, el regreso de un fantasma prácticamente olvidado en la zona: el de los coches-bomba. Un policía israelí y una mujer palestina que hizo detonar un artefacto explosivo resultaron heridos en las inmediaciones de un puesto de control de las fuerzas de seguridad israelíes entre Jerusalén Este y el asentamiento judío de Maale Adumín, en el puesto de control de Zaim, según ha informado la portavoz policial, Luba Samri.
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Una unidad policial detectó un vehículo sospechoso y le dio el alto para inspeccionarlo y entonces su ocupante, una mujer con aparente conducta sospechosa que "mostraba nerviosismo", salió del vehículo y detonó un artefacto que portaba. La Policía precisó que poco antes la mujer gritó "Allahu Akbar" (Alá es el más grande) y que a causa de la explosión resultó herida grave y fue trasladada a un hospital de Jerusalén. El agente israelí resultó herido leve y fue trasladado a un centro médico. No ha tenido que ser ingresado.
La Policía precisó que tras efectuar pesquisas en el lugar de los hechos se encontró otro artefacto explosivo, aunque no señaló si la mujer lo llevaba adosado al cuerpo o se encontraba en el interior del vehículo, que tenía matrícula israelí.
Medios locales informaron de que es una mujer palestina y que el artefacto que portaba era casero, lo cual coincide con los escasos explosivos que se han empleado en ataques contra israelíes en los últimos cinco años, con dispositivos hechos con bombonas de gas, ollas a presión y tornillos por metralla. La desestructuración de los grupos terroristas clásicos ha hecho que ya no se ejecuten atentados organizados, con medios, con mayor preparación, sino que se dan casos -reconoce hasta el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu- de lobos solitarios.
MEDIA EEUU
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha llamado tanto a Netanyahu como al presidente palestino, Mahmud Abbas, para pedirles que traten de calmar la situación. El israelí acusó al adversario de incitación a la violencia y Abbas reclamó que Israel controle la violencia de los colonos, cerca de 600.000 según la ONU.